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Víctor Heredia
Miércoles, 28 de agosto 2024, 00:07
José Aurelio Larios y Larios fue el tercer marqués de Larios. El título fue concedido en 1865 por la reina Isabel II a su abuelo ... Martín Larios Herreros, al que sucedió su hijo Martín Domingo Larios y Larios. El promotor de la calle que lleva su nombre murió sin descendencia, por lo que el marquesado pasó a manos de su sobrino José Aurelio, hijo de su hermano Martín Larios y Larios y de una prima de ambos, Aurelia Larios Tashara.
José Aurelio había nacido en Madrid en 1869. Al morir su tío Manuel Domingo en 1895 y su tío abuelo Carlos Larios y Martínez de Tejada al año siguiente, heredó del primero el marquesado de Larios y del segundo el marquesado de Guadiaro y el condado pontificio de Larios. Entonces se puso al frente de los negocios familiares. Fue uno de los principales accionistas de las fábricas textiles Industria Malagueña y La Aurora, potenció las empresas azucareras y emprendió los negocios del aceite de oliva y los alcoholes después de hacerse con las bodegas de Jiménez y Lamothe en 1917. En lo que respecta a las inversiones inmobiliarias, baste decir que a principios del siglo XX la familia Larios y las sociedades vinculadas a la misma poseían 1.250 edificios en la ciudad, una décima parte del parque inmobiliario malagueño.
José Aurelio fue diputado conservador por el distrito de Málaga entre 1896 y 1919, año en el que fue designado senador. En aquellas décadas la Casa ejercía un notable poder político y económico sobre la sociedad provincial desde el palacio de la Alameda, aunque los marqueses pasaban la mayor parte del tiempo en Madrid y en sus fincas repartidas por todo el país.
El tercer marqués rompió la tradición endogámica de los Larios, ya que se unió a mujeres con las que no tenía parentesco y que eran adineradas pero sin orígenes aristocráticos. Se casó el 4 de mayo de 1900 con la joven madrileña Antonia Franco Iglesias, en una ceremonia celebrada en la capilla del Asilo de San Martín de Madrid por el obispo de Málaga, Muñoz Herrera. La pareja pasó la luna de miel en la finca de Los Llanos y después viajó a Inglaterra. Al regresar a Madrid se instaló en el Palacio de Anglada (o de Larios) del Paseo de la Castellana, en el que nació al año siguiente su único hijo, José Antonio Larios Franco. Este niño, al que su padre cedería el título de marqués de Guadiaro en 1921, sería con el tiempo el cuarto marqués de Larios.
Antonia Franco falleció en Madrid el 8 de abril de 1926 de una dolencia cardíaca. Su cuerpo recibió sepultura en la cripta del Asilo de San Martín, donde ya reposaban los restos del segundo marqués de Larios. Esta institución, gestionada por las Hermanitas de los Pobres, fue creada por José Aurelio Larios en memoria de sus padres y su sede de la calle Buen Suceso fue diseñada por Joaquín de Rucoba en 1893.
Ángeles Gutiérrez solicitó al Ayuntamiento de Madrid en abril de 1928 permiso para construir una residencia en una parcela de casi 3.300 metros cuadrados situada en la actual calle Francisco Silvela número 82. El palacete se levantó en una posición elevada sobre el barrio de Salamanca con un proyecto del joven arquitecto Luis Alemany, que años después trabajó en la Comisaría General de Ordenación Urbana de Madrid y que diseñó, junto a Muñoz Monasterio, el estadio Santiago Bernabeu. El palacete, de estilo regionalista, está rodeado por un amplio jardín y presenta unos detalles muy cuidados. En 1931 la propietaria encargó al mismo arquitecto una ampliación para instalar el despacho del marqués y nuevos dormitorios para invitados. Después del fallecimiento de Ángeles Gutiérrez la finca pasó al Estado y fue sede del Ministerio de Relaciones Sindicales, del de Gobernación y de otros organismos, siendo ocupado por el Instituto Cervantes hasta el año 2006. En 2015 fue adquirido por la empresa Pescaderías Coruñesas. En la pasada primavera fue escenario de la exposición anual de Casa Decor.
Después de enviudar, José Aurelio Larios se casaría en segundas nupcias con una mujer «envuelta en no pocos misterios», tomando la definición que de ella hace Montse Frías. Esta segunda esposa era la sevillana María Alegría de los Ángeles Gutiérrez Suárez. La boda tuvo lugar en Roma hacia el año 1928, pero hasta ese dato parece impreciso, como es una incógnita su edad. Los marqueses se instalaron en el Palacio de la Trinidad, que Ángeles Gutiérrez había construido cerca del barrio de Salamanca.
Con el inicio de la Guerra Civil, José Aurelio y María de los Ángeles se trasladaron a Burgos, capital de la zona controlada por las fuerzas de Franco. En esta ciudad murió el tercer marqués de Larios el 4 de julio de 1937. En su testamento dispuso que la marquesa fuera la única albacea de sus bienes. En Málaga una lápida aún recuerda que la casa malagueña de las Hermanitas de la Cruz, en la plaza de Arriola, fue financiada por la marquesa viuda de Larios en 1941. Ese año los restos del marqués fueron trasladados a la capilla del Asilo de las Hermanitas de los Pobres. Entre los bienes que Ángeles Gutiérrez heredó de su marido estaba un cuadro de Murillo, una Dolorosa, que donó al Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Ángeles volvió a casarse con otro viudo, el general Eduardo González-Gallarza, uno de los aviadores del heroico raid Madrid-Manila de 1926, que fue designado ministro del Aire por Franco en julio de 1945. Perdido ya el título, esta misteriosa mujer de la que se desconoce casi todo falleció en su palacete madrileño el 6 de noviembre de 1946.
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