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El puerto de la ciudad en los últimos años del siglo XIX. Archivo Fotográfico Municipal de Málaga.
La vendeja: la época en la que el campo de Málaga fue un gran motor económico

La vendeja: la época en la que el campo de Málaga fue un gran motor económico

Entre finales del siglo XVIII y principios del XX, desde el puerto se exportaban a otros países europeos pasas, higos secos, aguardientes o cítricos

Lunes, 13 de abril 2020, 01:11

Málaga llegó a contar con el segundo puerto comercial más importante del país en el siglo XIX. Y esto fue posible gracias sobre todo al campo malagueño. Pasas moscatel, higos secos, naranjas, limones, almendras o incluso vino y aguardiente eran algunos de los productos que se cultivaban o elaboraban en la provincia y se exportaban a otros países europeos.

 Durante esa etapa había un período del año, comprendido entre los últimos días del verano y la primera parte del otoño, en el que la actividad era especialmente frenética en la provincia: desde la cosecha o elaboración de estos productos de temporada hasta su preparación para ser exportados en el entorno del puerto de Málaga. Es lo que se conocía como la Vendeja.

 La última fase, en la que cobraban un especial protagonismo las conocidas como faeneras, se desarrollaba en el entorno del puerto de Málaga, que estaba más próximo aún a lo que hoy se conoce como el Soho. Como reminiscencia de aquella época queda hoy la calle Vendeja, que comunica con la plaza de la Marina. En esta vía y en la de su entorno más inmediato se encontraban buena parte de los almacenes donde se preparaban estos productos procedentes del interior de la provincia de Málaga.

Calle Vendeja en la actualidad.

Así lo recordaba el periodista e historiador Julián Sesmero en uno de sus tantos artículos en SUR sobre el pasado de Málaga en junio de 1989: «A lo largo de la calle del mismo nombre, todavía existente desde la Alameda de Colón y la de Córdoba, un portal sí y el otro también se dedicaron durante muchos decenios a una de las actividades más representativas de nuestra ciudad y, desde luego, una de las que mayor movimiento daban al puerto».

 Entre todos aquellos productos, el que brillaba con luz propia era la pasa moscatel. Así, en el 'Diccionario Geográfico Universal. Málaga 1831-34' se especifica que tan sólo en el año 1792 se exportaron 640.000 arrobas de pasas de Málaga, es decir, más de 7.000 toneladas. También el vino salía con éxito hacia otros puntos de Europa. En ese mismo año, según recoge la misma obra, salieron del puerto de Málaga 412.214 arrobas (unas 4.700 toneladas) con destino a países europeos. A esta cantidad habría que añadir otras que no estaban contabilizadas como «el exportado para América y para los muchos puertos de la Península».

Puerto de Málaga en 1860. Archivo Fotográfico Municipal de Málaga

Pero el esplendor de la Vendeja de Málaga llegó más tarde, en torno a mediados del siglo XIX. Coincidiendo con un parón en las obras de ampliación del puerto de Málaga, entre los años 1833 y 1876, se produjo ese auge comercial que benefició notablemente al campo malagueño. Así, según recoge Pascual Madoz en su laboriosa recopilación de datos de la época, desde el puerto de Málaga salió aproximadamente un millón de arrobas de pasas moscatel (más de 11.000 toneladas). La mayor parte de estas uvas desecadas al sol eran de los Montes de Málaga, de la zona norte de la provincia o de la Axarquía. Este auge exportador del campo malagueño más tradicional no hubiera sido posible sin los numerosos viñedos que por aquel entonces predominaban en la provincia. En concreto, en esos años, según Madoz, había unas 112.000 viñas en territorio malagueño. De ellas, unas 45.000 cepas eran de la variedad moscatel, algo menos de Pedro Ximénez y unas 22.000 de otras uvas, entre las que sobresalía la autóctona tinta 'rome'.

 Pero, además de beneficiar al campo, la Vendeja de Málaga logró dar trabajo temporal a muchas personas en aquellos años. Entre los últimos días de agosto y noviembre, fueron muy  importantes las labores desarrolladas por los transportistas de la época, que usaban especialmente carros para llevar hasta lo que hoy es el actual Soho todo lo que se producía en el interior. Con la materia prima en los almacenes distribuidos en el entorno del puerto de Málaga, entraban en escena las faeneras. Ellas eran las encargadas de preparar los productos para que estuvieron listos para ser embarcados y llegaran en las mejores condiciones posibles a sus destinos.

El puerto de la ciudad en los últimos años del siglo XIX. Archivo Fotográfico Municipal de Málaga.

 También fue fundamental la labor comercial desarrollada por empresarios malagueños de la época. Entre ellos, la más exitosa fue la iniciativa de Manuel Agustín Heredia, del que se sabe que tuvo hasta una docena de buques disponibles para transportar todos estos productos del campo malagueño. Además de ser el artífice de la exportación de vino o aceite de oliva, también lo fue de mineral, sobre todo el grafito. Además, como recordaba Sesmero, en SUR con la Vendeja de Málaga también llegaba al puerto de Málaga «una renovación de las operaciones financieras, pues también era el momento en que se saldaban cuentas atrasadas, se cancelaban deudas y préstamos o se concedían otros nuevos».

Manuel Agustín Heredia

 Todo este gran negocio que suponía para la provincia de Málaga la conocida como Vendeja fue cayendo en un continuo declive en los últimos años del siglo XIX hasta los primeros del XX. La plaga de la filoxera, que diezmó el viñedo malagueño, y la industrialización fueron mermando este fenómeno comercial que tantos beneficios y prestigio dio durante décadas al campo malagueño.

 

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