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En 1955 Jorge Guillén disfrutaba de un año sabático. Para conocer al editor de Caracola, Bernabé Fernández-Canivell, pasó el mes de abril en Málaga ... y Torremolinos. Allí se alojó en el Hotel Santa Clara, el antiguo hotel del Inglés. Muchos poetas fueron a conocerlo e, incluso, lo acompañaron a la estación el día de su partida. Lo que aún no sabía Guillén era que Málaga le había atrapado ya para siempre.
Jorge Guillén siguió volviendo a Málaga. En sus estancias en nuestra ciudad era agasajado por otros poetas y amantes de la poesía, como Rafael León, María Victoria Atencia, Alfonso Canales o Elena Villamana. Además de colaborar en la revista malagueña de poesía Caracola, asistió a más de un concierto en el conservatorio María Cristina, a diversos actos en el Ateneo e, incluso en 1966, a la procesión de la Virgen de la Victoria en calle Alcazabilla, acompañado de Bernabé Fernández-Canivell y de Pablo García Baena.
Ese mismo año, el poeta vallisoletano se había comprado una casa en Málaga. En efecto, el 14 de mayo de 1966 Jorge Guillén adquirió un piso en la tercera planta del entonces número 29 de Paseo Marítimo de la Malagueta. Diario Sur informó de la noticia el 15 de septiembre. Así se lo anunció el propio poeta al periodista en el Hotel Málaga Palacio, acompañado de Rafael León y Ángel Caffarena: «Me gusta la paz, la quietud de este rincón de Málaga. Además, me gusta Málaga por encima de todo. Aquí tengo muy buenos amigos».
Como explica Víctor Heredia, el edificio en cuestión fue el primero de los que se levantaron en el Paseo Marítimo de la Malaguet. En él pasaba también temporadas, en un apartamento de alquiler, Dámaso Alonso, quien posiblemente conociese la vivienda y su privilegiado emplazamiento en alguna de sus visitas al autor de Cántico. También vivieron en este edificio Gloria Fuertes, otra enamorada de Málaga y Ian Gibson, escritor, ensayista y biógrafo de Lorca. Por todo ello, creemos que estamos en condiciones de asegurar que este edificio es el más literario de Málaga (y aun de España).
Otra de las razones por las que Jorge Guillén eligió Málaga fue la bondad de su clima. Decía con ironía: «Para evitar el frío de Cambridge, cada invierno venimos Irene y yo a este pequeño apartamento al sol, ¡el sol no era franquista!». El poeta vallisoletano llegó al aeropuerto de Málaga el 7 de enero de 1977, a punto de cumplir los ochenta y cuatro años. Guillén vino a España para recoger el primer Premio Cervantes -que le fue entregado por los reyes el 23 de abril de 1977-, y decidió fijar su residencia definitiva en Málaga.
En mayo de 1982, Jorge Guillén concedió una entrevista a Joaquín Marín, director del Diario Sur. Le contó que se levantaba todos los días a las siete de la mañana y que, tras asearse y desayunar, trabajaba hasta media mañana. Entonces salía a dar un paseo junto al mar antes de comer temprano y dormir la siesta, «no por vicio, sino por prescripción facultativa». Por la tarde, a partir de las cinco, recibía a sus amigos. Su mujer se encargaba de repartir las visitas a lo largo de la semana y de que estas no se alargasen, pues el escritor se fatigaba mucho al hablar. Tras un rato de lectura, llegaba la hora de la cena y el descanso.
Según algunos, Federico García Lorca está enterrado en los jardines de su hermosa casa nerjeña, junto al mar Mediterráneo. Ya saben que entre los especialistas y los propios granadinos está bastante extendida la hipótesis, para algunos certeza, de que los restos del poeta no yacen en el barranco de Víznar, porque la familia los rescató poco después de su fusilamiento para llevárselos a otro lugar más seguro e íntimo. Tiene su lógica, ya que si retiraron el cadáver de su cuñado, el alcalde socialista de Granada Manuel Fernández-Montesinos, es bastante probable que hicieran lo mismo con Federico, trasladándolo a la huerta de San Vicente o a su casa de Nerja. Esto explicaría la oposición que siempre ha presentado la familia a buscar los restos de Lorca en el barranco de Víznar. No hace muchos años los Lorca y los descendientes de Giner de los Ríos tuvieron problemas para marcar las lindes que separaban los jardines de sus casas, ya que antaño estas se comunicaban sin que hubiera valla alguna entre ellas. Para Rafael Inglada esta disputa pudiera quizá deberse a que el espacio en litigio fuera precisamente el lugar de enterramiento del autor de 'La casa de Bernarda Alba' y 'Bodas de sangre'.
Jorge Guillén falleció en Málaga, en su casa del Paseo Marítimo, el lunes 6 de febrero de 1984, a las 22:20 horas. En el segundo aniversario de su muerte, los vecinos de Jorge Guillén colocaron una placa en el portal de su casa en recuerdo del inmortal poeta. Los curiosos que quieran verla deberán situarse en el número 3 de la calle Pintor Casilari Roldán, donde se ubica una de las entradas del famoso edificio, el más literario de España.
Nos queda poco espacio para hablar de la calle más literaria de Málaga. Alberto Giner, médico titular del pueblo de Nerja, había adquirido varias casas en la calle Carabeo, entonces humilde barrio de pescadores. A principios del siglo XX Nerja era un pueblo desconocido y virgen, un paraíso terrenal malagueño. Estas casas disponían de un huerto sobre el mar, encima de un acantilado. Los Lorca también eran propietarios de otra vivienda frontera a la de Giner de los Ríos, en la misma calle Carabeo.
En el verano de 1969, Jorge Guillén y su familia se alojaron en Nerja en el Hotel Balcón de Europa. Allí coincidieron con las familias Lorca y Giner de los Ríos. Su hija Teresa Guillén se acabaría comprando una casa, también en la calle Carabeo, junto a la de las otras dos familias.
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