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Edificio de la Autoridad Portuaria en la actualidad . ARCHIVO DE LA AUTORIDAD PORTUARIA
La Autoridad Portuaria de Málaga: un edificio con historia y para la historia

La Autoridad Portuaria de Málaga: un edificio con historia y para la historia

Francisco cabrera pablos

Domingo, 27 de junio 2021, 01:20

En el Puerto de Málaga, la ausencia de un edificio de la suficiente solvencia y capacidad como para albergar todos los servicios que su actividad mercantil demandaba fue evidente durante siglos. Sin embargo, a pesar de haber sido solicitado por la Real Junta de Reales Obras a la Corona en reiteradas ocasiones tales peticiones nunca fueron atendidas, razón por la cual su construcción se dilató una y otra vez en el tiempo, en parte debido a las habituales dificultades presupuestarias.

Durante años y años se enviaron informes y requerimientos para construir un inmueble de amplitud suficiente como para acoger las necesarias oficinas que tanto el control aduanero como la administración de las instalaciones requerían. Entre tanto, empleaban para tales fines algunos almacenes, exiguos habitáculos e incluso edificios particulares por los cuales había que pagar los lógicos arrendamientos.

Alzado del primer proyecto de Aduana en Málaga. Bartolomé Thurus (1718). ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS.

Planta del primer proyecto de Aduana en Málaga. Bartolomé Thurus (1718). ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS.

En aquellos lejanos años del siglo XVIII y tras rechazarse el proyecto del ingeniero Bartolomé Thurus fechado en 1718, hay constancia documental de una modesta construcción emprendida por la Junta de Reales Obras destinada «además de habitación decente para el Capitán del Puerto, a almacenes para el beneficio de los fondos que han de invertirse en la importante conservación del Puerto, Muelles y otras obras interesantes al comercio y vecindario.»

Y es que, no solamente se precisaba un inmueble para las tareas administrativas que exigía la normal actividad de las instalaciones, sino que tampoco había almacenes apropiados para custodiar los elementos y materiales que se necesitaban en las operaciones de atraque de los buques en una navegación que entonces, conviene recordarlo, era a vela: utillajes que tenían que guardarse en las Atarazanas, a una inconveniente distancia de los muelles.

«Vista de la Aduana de Málaga.» El Guadalhorce

Sin embargo y a pesar de esta carencia, aquella Real Aduana que tanta falta hacía no empezó a levantarse hasta finales del Dieciocho: y eso gracias a la directa, aunque discreta, actuación del ministro José de Gálvez al que, por cierto, Málaga tanto debe.

Sobre los almacenes anteriormente mencionados (al margen de algunos intentos inútiles en el siglo XVIII), hubo que esperar hasta el Diecinueve para que se construyesen los denominados tinglados en el embarcadero de poniente al ser el más cercano al núcleo comercial de la ciudad, sirviendo entre tanto la misma playa y los andenes de los muelles como lugar de depósito de las mercancías: bien aquellas que esperaban su embarque o bien las que acababan de descargarse de los buques.

Fachada de la Autoridad Portuaria

El inmueble de la Junta corrió peor suerte, puesto que hasta noviembre de 1931 no fue aprobado por el entonces Ministerio de Obras Públicas el «Expediente del Proyecto de Edificio para la Junta y Aduanas relacionados con el despacho de equipaje y efectos de pasajeros», un proyecto que había sido terminado en el mes de enero. El presupuesto alcanzaba entonces las 650.211,98 Pts., adjudicándose los trabajos de construcción en el mes de marzo del año siguiente.

Cuatro meses después, el 26 de julio de 1932, se firmaba en el Muelle 3 de este Puerto, a pie de obra, el Acta de Replanteo entre Manuel Valcarce Íñiguez, ingeniero director, Manuel Aceña González, ingeniero auxiliar y encargado de la edificación, Antonio Blanco de los Riscos, ayudante facultativo, y un representante del contratista José Alemán García. Con aquella firma «se dan por comenzadas las obras en este acto, haciendo constar su conformidad los concurrentes.»

No obstante, durante la construcción fue preciso redactar un reformado con un adicional por importe añadido de 313.725,05 Pts. El autor del proyecto definitivo fue el ingeniero de caminos ya citado Manuel Aceña, que inspiró las fachadas del edificio propuesto —de extraordinaria solidez y estética equilibrada— en la emblemática Lonja de Barcelona: importante obra neoclásica aquella del siglo XVIII, actual sede de la Cámara Oficial de Comercio Industria y Navegación de la Ciudad Condal y de la Real Academia de Bellas Artes, declarada BIC el 3 de junio de 1931. El expediente final del actual edificio de la Autoridad Portuaria de Málaga fue aprobado el 16 de agosto de 1934.

Planta segunda de la Junta del Puerto de Málaga. Manuel Aceña.

El lugar elegido para su construcción fue como decimos la explanada del Muelle n.º 3 o Muelle Cánovas, frente a la actual Plaza de la Marina, y presenta una planta rectangular abierta en tres de sus caras, las cuales se adelantan con pórticos tetrástilos que sostienen balconadas. La principal está orientada al este y por lo tanto al mar y al interior del puerto.

El conjunto presenta una traza clásica, simétrica, armónica y equilibrada. Rompe la monotonía de sus muros exteriores alternando pilastras, tanto en planta baja con un zócalo en piedra como las de la primera y segunda que resultan corridas. Los balcones centrales se cubren en el primer piso con espacio triangular los de los lados y curvo el de en medio.

Frontis del edificio de la Autoridad Portuaria de Málaga

El complejo se cierra con terraza tras la cornisa, balaustrada y un frontón que contiene un reloj entre dos medallones rectangulares, los cuales representan en relieve los respectivos escudos del Cuerpo de Ingenieros de Caminos y el de la ciudad malagueña.

Planta baja

La portada principal orientada al este desemboca en escalera noble, cuya caja presenta una superficie que limita un tanto un patio interior de estética acogedora, en el cual se han celebrado importantes exposiciones sobre la Historia del Puerto y de la propia ciudad.

Escalera principal
Subida a la primera planta

Por dicha escalera se accede a la primera planta, en la cual hallamos el salón de plenos de la Autoridad Portuaria, también de extraordinaria nobleza, y las oficinas principales.

Salón de plenos
El edificio en construcción (1935)

Tras la aprobación del proyecto reformado en agosto de 1934, la construcción avanzaba al ritmo adecuado. Dos años después el inmueble estaba prácticamente finalizado, «a excepción de lo que pudiéramos llamar detalles interiores».

Edificio en construcción (1936)

Al fin, las obras se recibieron provisionalmente el 17 de junio de 1936, aunque los trágicos acontecimientos que en España estaban a punto de producirse un mes después dilataron la recepción definitiva del inmueble hasta 1943, cuatro años después de finalizada la guerra Civil.

El edificio actual presenta algunas alteraciones con respecto a los diseños originariamente planificados, aunque estas son más bien de tipo decorativo sin que afecten ni a su estructura ni a la envergadura de las instalaciones.

Estación Marítima y prolongación del Muelle Cánovas. A la derecha, la Autoridad Portuaria

De semejante nobleza constructiva cabría catalogar a la Estación Marítima, que proyectada por el ingeniero de caminos Núñez Casquete en el mes de mayo de 1952 se construyó tres años después entre el sur del edificio de la Junta de Obras y el mar, en el mismo Muelle Cánovas ya citado, cuando este aún no había terminado de prolongarse y de consolidar su estructura.

Proyecto de Núñez Casquete (1952). Interior de la Estación Marítima

A comienzos de la década de los ochenta la Estación Marítima fue demolida, debido a que sus oficinas no tenían capacidad suficiente para atender a las necesidades crecientes del tráfico comercial y era preciso construir otra nueva. Pero de su historia, también muy interesante, nos ocuparemos otro día.

Autoridad Portuaria y Estación Marítima en el Muelle 3.

El edificio de la Autoridad Portuaria constituye hoy, por la solidez de su construcción y la sobriedad de su diseño, uno de los más singulares de nuestra ciudad, bastante desconocido por la mayoría de los malagueños.

Su interior acoge todo el funcionamiento administrativo de las instalaciones existentes en nuestros muelles, incluyendo un archivo histórico de indudable valor: lo cual es tanto como decir que acoge la larga vida y la ancha historia del Puerto de Málaga.

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