Cartel de la primera edición del Festival.
A la sombra de la historia

Los cuatro Festivales Internacionales de la Canción de Málaga

VÍctor Heredia

Sábado, 7 de agosto 2021, 00:23

Si la década de 1960 fue prodigiosa fue en buena medida gracias a la música. La eclosión de grupos e intérpretes de géneros como el ... pop, el rock o el jazz abrió todo un mundo nuevo en la música popular. Por otra parte, los festivales de música ligera proliferaron por todo el mundo y se convirtieron en vehículos de promoción turística.

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El primero fue el Festival de San Remo, en Italia, creado en 1951 y que sirvió de modelo para el Festival de Eurovisión, organizado desde 1956 por la Unión Europea de Radiodifusión. En España fue pionero el Festival de Benidorm, promovido desde 1959 por el ayuntamiento de la localidad alicantina. El éxito de este certamen y su contribución al desarrollo turístico de Benidorm despertó el interés de otras ciudades por contar con una competición musical de similares características. Se pueden citar el Festival de la Canción Mediterránea de Barcelona (1959-1967, prolongado en el Festival Internacional de la Canción de Barcelona hasta 1969), el Festival Internacional de la Canción de Mallorca (1964-1970), el Festival Internacional de la Canción del Atlántico (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1966-1971) o el Festival Internacional de la Canción en la Ciudad Luminosa de la Costa del Sol (Almería, 1970-1975). Málaga también tuvo el suyo, que celebró cuatro ediciones entre 1968 y 1971.

El 6 de abril de 1968 Massiel se hacía con el triunfo en el Festival de Eurovisión celebrado en Londres. El éxito de la cantante española con el célebre 'La, la, la' desató la euforia en el país y llevó la popularidad de este tipo de certámenes al punto más alto. Dado que la siguiente edición de Eurovisión iba a tener lugar en España, de forma inmediata se planteó al gobierno la posibilidad de que la Costa del Sol acogiera el evento. Finalmente se celebró en Madrid, pero la victoria de Massiel dejó su semilla en Málaga. A finales de ese mismo de abril el Ayuntamiento aprobaba, a propuesta del concejal de Fiestas, Manuel García Campos, la convocatoria del I Festival Internacional de la Canción de Málaga, capital de la Costa del Sol.

Las bases establecían que tanto el tema como el idioma de las canciones eran libres y que debían ser originales. El cartel fue elaborado por Morenno, firma que utilizaba entonces el pintor malagueño Paco Moreno Ortega. Se presentaron 183 canciones, de las que fueron seleccionadas veinte. La organización estuvo a cargo del Ayuntamiento con la colaboración de Radio Juventud La Voz de Málaga.

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El Festival celebró sus dos galas en un auditorio improvisado en el Parque, el 31 de agosto y el 1 de septiembre. Como presentadora intervino la conocida periodista Marisa Medina y la final contó con la actuación estelar del rockero francés Johnny Halliday. Se produjo un desagradable incidente cuando Luis Gardey puso en duda ante los micrófonos la imparcialidad del jurado. La ganadora del Cenachero de Oro fue la canción 'Il giorno dopo', interpretada por la italiana Annarita Spinacci. La discográfica Belter sacó un LP con las diez canciones finalistas.

Escenario del Teatro Cervantes durante la segunda edición del Festival ARchivo Municipal

Para la segunda edición se hicieron algunos cambios con vistas a superar los problemas de organización de la primera. El escenario fue en esta ocasión el Teatro Cervantes y se gestionó la retransmisión en directo por la Cadena Azul de Radiodifusión. También hubo cambio de fechas, pasando a celebrarse los días 30 y 31 de mayo. La presentación de las galas volvió a estar a cargo de Marisa Medina, acompañada ahora de José Luis Uribarri y los artistas invitados fueron Los Gritos y Armando Manzanero. El Cenachero de Oro recayó en la canción 'Ya no me vuelvo a enamorar', interpretada por la cantante argentina Luisa María Güell y compuesta por Manuel Alejandro.

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Para el año 1970 se buscó una nueva sede, la sala de fiestas Tagomao, en La Colina, que permitía ampliar el auditorio y reducir el precio de las entradas. La gala final, celebrada el 30 de mayo, estuvo amenizada por Los Gritos, Andrés Pajares y Víctor Manuel. La canción triunfadora fue 'Misses Jane', defendida por Daniel Tomey.

La que fue cuarta y última edición contó con un nuevo marco, el flamante Palacio de Congresos de Torremolinos, y sufrió un nuevo cambio de fechas, pasando a celebrarse en el marco de las Fiestas de Invierno, los días 19 y 20 de febrero de 1971, con la actuación estelar de un Julio Iglesias recién casado con Isabel Preysler. La final fue retransmitida en diferido en TVE (se puede ver en el archivo de su web) y la victoria fue para la canción 'If you hold my hand', de la norteamericana Donna Hightower.

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Donna Hightower con el Cenachero de Oro de 1971

El periodista de SUR hacía un comentario demoledor sobre la calidad del certamen: había sido mediocre y no representaba la música ligera del momento. Lo cierto es que, después de la eclosión festivalera de los sesenta, a principios de la década siguiente el modelo entró en crisis y muchos festivales desaparecieron. Entre ellos, el de Málaga.

abbaontv.com

Björn y Benny en Torremolinos

Gracias al Festival se grabaron muchas canciones dedicadas a Málaga y la Costa del Sol, como 'El apartamento' de Ana Kiro o 'Vuelvo a mi tierra' de Los Gritos. Sin embargo, el paso por el certamen no inspiró a uno de los grupos más importantes de la historia de la música pop. Entre las canciones seleccionadas para la cuarta edición del Festival malagueño había una presentada por dos artistas suecos, Ulvaeus y Andersson, titulada 'Livet går sin gång', algo así como 'La vida continúa'. La canción llegó a la final, pero la prensa no prestó atención a esta exótica melodía interpretada en sueco ni a sus rubios autores. Se trataba del dúo formado por Björn Ulvaeus y Benny Andersson, es decir, las dos B que formarían ABBA junto a Agnetha Fältskog y Anni-Frid Lyngstad. El grupo estaba entonces en proceso de formación, por lo que a Torremolinos llegaron los dos solos con su representante Stig Anderson. Una revista sueca se hizo eco de su estancia en la Costa del Sol y los retrató delante de las torres de Playamar

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