
Las costuras entre el Guadalmedina y la ciudad: los pasillos malagueños
A la sombra de la historia ·
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VÍCTOR HEREDIA
Lunes, 1 de agosto 2022, 00:06
Una particularidad del callejero malagueño es la existencia de los pasillos con un sentido que no queda recogido en el diccionario de la Real Academia ... Española. En Málaga esta denominación se ha utilizado históricamente para las calles más antiguas que forman el borde urbano del río Guadalmedina, con el centro en su margen izquierda y con los barrios del Perchel y de la Trinidad en la derecha. Los pasillos, de alguna manera, han cosido el cauce con los viarios adyacentes.
La relación de Málaga con su río ha sido difícil en los últimos siglos. El lecho seco o con escasa agua se ha transformado periódicamente en una peligrosa torrentera por la que el agua ha bajado con fuerza destructora. La desforestación de la cuenca alta por la extensión del cultivo de la vid en los Montes hizo que las inundaciones fueran más frecuentes a partir del siglo XVI. Los pasillos nacieron cuando, con el fin de reducir los daños provocados por las crecidas del Guadalmedina, se realizaron las primeras obras de canalización a finales del siglo XVIII. Posteriormente, los paredones han sido reparados, recrecidos y reconstruidos en numerosas ocasiones.
En el plano de Carrión de Mula de 1791 se aprecia como los muros de contención se levantaron cerca de las casas ya existentes, por lo que resultaron calles relativamente estrechas. Quizás por eso se introdujo la costumbre de denominarlas pasillos. También pudo ser por la necesidad de abrir surtidas o pasos para que el público y los carruajes atravesaran el lecho fluvial, ante la falta de puentes transitables al tráfico rodado. Después de la gravísima riada de 1907 se renovó la canalización urbana y se prolongó hasta la parte alta de lo que luego sería Ciudad Jardín.
Los paredones del río definieron la existencia de hasta siete vías de ribera. Si empezamos por el margen derecho, al oeste, de norte a sur, el primero es el Pasillo de Natera. La Huerta de las Tres Cruces fue comprada en 1723 por Andrés Natera Salvatierra, quien edificó una casa de descanso con un jardín que con el paso del tiempo fue comandancia de la Guardia Civil. Este pasillo forma la fachada al río del barrio de la Trinidad y también aparece como Ribera del Guadalmedina, nombre que hoy se reserva al tramo entre la calle Trinidad y el Puente de la Aurora. Después de la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima en 1961 pasó a denominarse Avenida de Fátima.
La continuidad al otro lado de la calle Mármoles la daba el Pasillo de Guimbarda, ya en El Perchel, muy estrecho y cuyo nombre procede de una familia de origen genovés. En esta calle se colocó en 1718 la conocida como Cruz de Piedra. Este pasillo y el siguiente, el de Santo Domingo, desaparecieron totalmente con las intervenciones urbanísticas de los años ochenta y noventa. Entonces en su trazado se hizo un túnel para el tráfico que modificó totalmente el entorno, aunque se conservan sus nombres en el callejero de forma sorprendente. El de Santo Domingo recibe esta denominación por la iglesia junto a la que comienza, y era el único pasillo que se ensanchaba formando un espacio arbolado de planta triangular antes del Puente de Tetuán.
El Pasillo de Atocha se extendía entre el Puente de Santo Domingo y la calle Atarazanas. En este lugar existían desde antiguo pozos para preparar el esparto, de donde deriva el nombre de Hoyo de Esparteros. En 1722 Luis de Torres edificó una casa frente al Castillo de San Lorenzo en cuya fachada instaló un retablo de piedra con una imagen de mármol de la Virgen de Atocha, que luego fue recolocada en un inmueble cercano y que actualmente se conserva sin cabeza en el almacén del Museo de Málaga. Atocha es uno de los nombres del esparto, por lo que es una advocación muy natural en este sitio.En los terrenos ganados al cauce por la nueva canalización del río entre el Pasillo de Atocha y la Alameda de los Tristes a mediados del siglo XIX se levantaron varios edificios, entre ellos uno del arquitecto Joaquín de Rucoba. El antiguo Pasillo de Atocha ha quedado privatizado con la intervención urbanística que ha transformado radicalmente este rincón del centro.
Al sur de este último seguía el Pasillo del Matadero, de título poco agradable aunque persistente en el tiempo. El matadero de la ciudad se situó a mediados del siglo XVI en las proximidades del convento del Carmen, donde con sucesivas reconstrucciones se mantuvo hasta principios del XX.
Si cruzamos al otro lado del río, y en el mismo sentido de norte a sur, a la altura de La Goleta, tenemos el pasillo inicialmente llamado de San Rafael. Con la edificación de la prisión en la década de 1840 pasó a llamarse Pasillo de la Cárcel. A mediados del siglo XX recibió el nombre de Avenida de la Rosaleda, una vez que la antigua cárcel pasó a ser sede de la Policía Local.
Más abajo del Puente de la Aurora llegamos al Pasillo de Santa Isabel, que sigue el trazado de la muralla medieval. Primero fue conocido como Pasillo de Puerta Nueva, pero la instalación del primer mercado de la ciudad en unas casillas adosadas al paredón del río acabó dándole nombre. El Mercado de Santa Isabel era apenas una galería techada dividida en pequeños departamentos que desapareció a principios del siglo XX. En algunas guías decimonónicas se hace referencia a un Pasillo de la Verdura que debía tratarse de un tramo del de Santa Isabel.
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