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A sus 50 años el mexicano Carlos Santana protagonizó en La Malagueta uno de los grandes conciertos del verano de 1998. Una actuación en la que viajó por el rock y los ritmos latinos subido a un escenario sobrio y sin grandes efectos tecnológicos. Lo importante era la música y la figura del guitarrista mexicano, que obsequió a su público con un repertorio en el que incluyó sus grandes éxitos al tiempo que quiso rendir un homenaje a Bob Marley con una versión memorable de su 'Exodus'. Intensa también fue la interpretación de su ya mítico 'Europa', 'Guajira', 'Savor', 'Get in your soul'… y la traca final de unos intensos bises en los que sonaron nada menos que 'Black Magic Woman/Gypsy Queen', 'Oye cómo va' y 'Jin-go-lo-ba (Jingo)' para cerrar. Muchos tuvieron la ocasión de descubrir en este concierto a una leyenda del rock y a un artista que fue generoso con un público heterogéneo al que le regaló temas que repasaron la parte menos comercial de su trayectoria artística y también sus composiciones más populares y exitosas. Además, en Málaga mostró Santana su lado más profético, ya que interrumpió en dos ocasiones su recital para mandar un mensaje de optimismo frente al nuevo milenio: «Luz, paz, amor y alegría» preconizó el genio mexicano para un mundo futuro «sin las tres p: sin políticos, sin Papa y sin patrones», argumentó el músico ante la atónita mirada de un público que pareció no entender muy bien el discurso improvisado de Santana.
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