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VÍCTOR HEREDIA
MÁLAGA
Martes, 17 de agosto 2021, 00:41
La Biblioteca Digital Hispánica permite la consulta en línea de una abundante documentación textual e iconográfica. La digitalización de una amplia parte de los fondos ... de la Biblioteca Nacional de España facilita el acceso de forma rápida y cómoda a multitud de contenidos que hasta ahora eran difíciles de consultar.
Entre los materiales colgados en la red procedentes de la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda que funcionó en el bando franquista durante la Guerra Civil se pueden ver varias series de fotografías que ofrecen un panorama de los edificios, templos e imágenes religiosas que habían sufrido destrozos durante la etapa de control republicano en la provincia de Málaga. Este material, con un evidente valor testimonial y propagandístico, se agrupa en cuatro apartados, de los que tres se refieren a la capital ('Catedral e iglesias saqueadas. Obras desaparecidas o mutiladas', 'Círculo de La Unión Mercantil y otros edificios destruidos', 'Villas y chalets destruidos') y el cuarto a Marbella ('Iglesias y edificios destruidos').
En conjunto suman 110 fotografías en formato papel, con algunas repetidas. La mayor parte no tienen anotación de autor en el reverso, aunque muchas presentan un sello, bien del Archivo Fotográfico del Gabinete Civil de la Segunda División Orgánica, con sede en Sevilla, bien de la Sección Técnica del Ministerio del Interior. Algunas registran la autoría con el sello del estudio Torres Molina de Granada. Manuel Torres Molina (1883-1967) fue profesor de Fotografía en la Escuela de Artes y Oficios granadina y se ocupó de la sección gráfica del diario 'Ideal'. Durante la Guerra Civil trabajó en la retaguardia de Andalucía oriental y se encargó de ilustrar dos libros de Ángel Gollonet y José Morales, 'Rojo y azul en Granada' y 'Sangre y fuego, Málaga', ambos publicados en 1937. Algunas fotos del último libro también figuran en los materiales de la Biblioteca Nacional.
Este conjunto de imágenes estaba destinado a un uso propagandístico por parte de las autoridades franquistas, sirviendo como prueba gráfica de la destrucción de propiedades y de patrimonio artístico religioso en los pueblos y ciudades que iban siendo ocupados al gobierno de la República. Algunas fotos son incluso anteriores a 1931 y recogen obras de arte destruidas en mayo de ese año, como el Cristo de Mena, la Virgen de Belén y la de las Lágrimas de los Mártires.
Hay un pequeño grupo de ocho fotografías que tienen una particularidad. En el reverso están firmadas a mano por 'Photo CLAUDEK' y cuentan con una breve descripción escrita en francés. Esta firma también aparece en otros reportajes propagandísticos referidos a Éibar, Durango, Guernica (en el que se incluyen fotos procedentes del bando republicano) y Toledo.
Vincent de Moor fue un polifacético personaje con una vida de película, como bien dice Sánchez Butragueño. Sacerdote vinculado a los sectores derechistas y ultraconservadores de Bélgica y profundamente anticomunista, fue uno de los fundadores de los 'scouts' católicos de su país. Participó en el movimiento de resistencia contra la ocupación alemana durante la Primera Guerra Mundial.
Luego se dedicó a la enseñanza de religión y a embarcarse en proyectos misioneros y de propaganda católica con la condesa. Creó un centro de propaganda profranquista en Bruselas, defendiendo el carácter de 'cruzada' de la guerra española. De nuevo actuó como espía en el segundo conflicto mundial, combatiendo en este caso a comunistas y nazis. Claude-Marguerite de Kinnoull se instaló en Estados Unidos en 1940. Moor falleció en 1961 en Nueva York y la condesa murió en 1985 en Carmel (California). Su legado fotográfico sobre la Guerra Civil española permaneció en el sur de Francia en manos de una aristócrata, quien lo donó a un profesor que a su vez lo depositó en el Museo de los Mártires Claretianos de Barbastro (Huesca).
La identidad de la persona que realizó esas imágenes fue resuelta por el investigador Eduardo Sánchez Butragueño en su blog 'Toledo olvidado', en concreto en una entrada titulada 'La increíble historia que hay detrás del pseudónimo Claudek'. Claudek era una mujer, una joven aristócrata británica nacida en 1904. Su nombre completo era Enid Margaret Hamlyn Fellows, aunque también aparece mencionada como Emile Claude Marguerite Hamilton-Fellows. Era nieta de uno de los fundadores de The Imperial Group, una de las mayores empresas tabaqueras del mundo. Con 19 años contrajo matrimonio con George Harley Hay-Drummond, conde de Kinnoull, con quien tuvo un hijo que murió a muy corta edad. Se divorciaron en 1927 y poco después conoció al sacerdote belga Vincent de Moor, quien la convirtió al catolicismo y en su más estrecha colaboradora y financiadora.
Entre 1931 y 1932 Moor y la condesa realizaron un extraordinario viaje por el continente africano a bordo de un coche Citröen C6 al que bautizaron como 'Crucero azul' en honor a la Virgen. Desde El Cairo llegaron a Ciudad del Cabo y regresaron hasta Argelia atravesando el desierto del Sahara, completando un recorrido de casi 38.000 kilómetros.
Desde posiciones claramente católicas y conservadoras Moor y Claude-Marguerite de Kinnoull decidieron visitar España después de julio de 1936. Pasaron seis meses en nuestro país, siempre en el territorio controlado por las tropas franquistas, tiempo que dedicaron a recoger materiales destinados a su labor de propaganda internacional a favor de la causa nacional. El resultado fue la publicación de varios reportajes en revistas francesas y de un libro titulado 'L'horreur rouge en terre d'Espagne' (París, 1938). La fotógrafa fue, evidentemente, la condesa utilizando el pseudónimo de Claudek.
De Málaga conocemos ocho imágenes firmadas con su nombre: una de la capilla mayor de la parroquia de la Encarnación de Marbella, otra de un edificio destruido junto al río Guadalmedina, otra de las ruinas de un convento de religiosas, otra del altar mayor de la iglesia de los Mártires, y otras cuatro de detalles de villas de La Caleta que habían sido incendiadas al principio de la guerra. No son fotos de gran calidad, pero sí tienen un enorme valor documental y deben ser sólo una parte del trabajo que desarrolló esta mujer en Málaga junto al abad Moor.
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