maría teresa lezcano
Domingo, 6 de diciembre 2020, 00:39
Tal día como hoy nacía, de manos del conquistador español Sebastián de Belalcázar, la ciudad de Quito, y moría Roy Orbison, el «Caruso del rock», con el miocardio infartado de tanto usarlo.
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Seis de diciembre de 1534. Nace, de manos del conquistador Sebastián de Belalcázar ... y en la cordillera occidental de los Andes septentrionales de Ecuador, la ciudad de Quito. Mucho antes de la llegada de los españoles, allá por el paleolítico, transitaban el lugar unos pueblos nómadas después sustituidos por una sociedad sedentaria que cultivaba quinoa y cazaba venados y conejos; todos ellos, cazados y cazadores, a su vez engullidos por un escupitajo del volcán Pululahua que dejó la zona limpia de polvo y paja. A continuación llegaron a las laderas del Pichincha las etnias Quitu y Caras, ambas conquistadas por el inca Túpac Yupanqui, fundador del imperio incaico que, en la época en que asomaron los españoles se hallaba sumergido en una guerra civil desencadenada por el hecho de que tanto Atahualpa como su hermano Huáscar querían ocupar el trono del Hijo del Sol; contienda que los conquistadores ultramarinos aprovecharon para ayudar al primero a afiambrar el segundo, tras lo cual fue Atahualpa el escabechado por Francisco Pizarro.
Los españoles sin embargo tuvieron que reconstruir la ciudad desde los cimientos, ya que el general inca Rumiñahui convirtió Quito en cenizas para que sus invasores no encontraran ni una migaja de chocho, que no es lo primero que se le viene a alguien a la mente sino una planta leguminosa que cultivaban los incas y que también se conoce como altramuz. Refundaron por tanto Quito los españoles, no porque éstos tuvieran un especial interés en cultivar chochos y quinoas, sino porque había corrido el rumor de que allí se ocultaba el tesoro de Atahualpa, cuyo escondite se llevó el inca a la tumba, pero que alimentó extraordinariamente la imaginación de Francisco de Orellana, quien no encontró tesoro alguno pero en cambio se alejó tanto en su búsqueda que descubrió el Amazonas y en consecuencia generó el suceso histórico que a su vez generaría la célebre frase de «Es gloria de Quito el descubrimiento del río Amazonas». Tendrían que transcurrir tres siglos para que Ecuador se descolonizara, con Quito como capital emancipada que sería la primera ciudad en ser declarada, en 1978 y junto a Cracovia, como Patrimonio de la Humanidad y cuyo topónimo suele ser traducido como 'Tierra en la mitad del mundo'. Toponimando, que es gerundio.
Cuatrocientos cincuenta y cuatro años después del nacimiento de Quito, moría en Tennesse Roy Orbison, músico estadounidense que fue apodado 'el Caruso del rock' o 'el Gran O'. Pionero en grabar el denominado 'sonido Nashville', Orbison continuó experimentando con su característica voz operística mediante la cual crearía un sonido inaudito en el rock and roll de la época y, 'Only The Lonely' a diestra, 'Crying' a siniestra, se marchó de gira al Reino Unido con unos Beatles todavía escasamente conocidos en América, de tal manera que cuando Orbison desembarcó en USA como telonero preguntó «¿Qué es un Beatle?», y un adyacente John Lennon le tocó el hombro y le dijo: «Yo soy». Fue precisamente durante esa gira escarabajosa cuando se definió la apariencia con la que Orbison alcanzaría la cima rockanrollera ya que éste, que desde su infancia veía menos que un topo debido a una amalgama de hipermetropía, astigmatismo severo y estrabismo, había olvidado sus gafas habituales en un avión y ante la imposibilidad de moverse por el escenario prácticamente a tientas, optó por actuar con las gafas de sol, igualmente graduadas, que solía llevar en el exterior.
Acababa de nacer el mito del Orbison ciego, que en realidad lo que encubría era una timidez enfermiza que tan perfectamente logró camuflar con sus gafas oscuras que ni siquiera se las quitaba para dormir y se levantaba habitualmente con las patillas incrustadas en sendas mejillas. A medida que sus giras se iban ampliando en tiempo y en espacio, el matrimonio de Orbison comenzaba a hacer aguas ya que, mientras él iba sumando infidelidades giradas, su esposa se encamaba con el contratista que le estaba reformando la vivienda familiar, yéndose el vínculo conyugal por las cañerías recientemente cromadas de forma casi paralela al incipiente declive del músico.
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Resurgiría dos décadas más tarde con la inclusión de su canción 'In dreams' en la película de David Lynch 'Blue velvet', y en plena efervescencia de su nuevamente creciente popularidad se hallaba cuando se le infartó el miocardio de tanto usarlo. Tenía cincuenta y dos años y, como había vuelto a la actualidad musicada, fue portada hasta del 'New York Times', monumentalmente erigido en Tennesse y en Los Ángeles, y estrellado en terrazo rosa en el hollywoodense Paseo de la Fama. «You´ve got to take, if your lonely/ Hearth Breaks/ Only the lonely»...
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