¿Por qué Cártama se llama así?

Cártama es la evolución de Cartima, una palabra con mucha historia que sigue dando nombre a teatros e institutos de la localidad. Este topónimo tiene la misma raíz que Cartago, una antigua ciudad del norte de África (en el actual Túnez) que fue la capital del Estado púnico, fundada por emigrantes fenicios. Según explica el arqueólogo municipal, Francisco Melero, este topónimo surge en el contexto fenopúnico, en el siglo VI a.C. «Es el momento en el que se producen las colonizaciones fenicias del sur de la Península, Cártama fue un poblado y luego se convirtió en una ciudad ibérica, pero el nombre tiene una clara influencia fenicia».

Esta raíz se corresponde con poblaciones que tienen carácter de ciudad, según indica Melero. «En época ibérica, Cartima se convirtió en una gran ciudad del entorno. Aunque no tenemos un grafito fenicio que nos indique, el origen está en ese contexto».

Y es que el nombre de Cartima no aparece reflejado en los autores griegos ni latinos «a pesar de ser una ciudad importante». Se encuentra por primera vez en la epigrafía romana hallada en los trabajos arqueológicos de la antigua basílica. «Lo vemos en los pedestales de estatuas de dioses como Iunia Rústica, en el que se lee: sacerdotisa primera y perpetua de Cartima», apunta el arqueólogo.

Así, la primera prueba empírica de este nombre son los epígrafes romanos. Aunque las poblaciones hispanoromanas evolucionaron hacia los visigodos y bizantinos, todas estas nuevas comunidades mantienen el sitio y también el nombre: Cartima vuelve a aparecer escrito en documentos islámicos del siglo IX y X, en el contexto de la revuelta de Omar ben Hafsún, donde se hace referencia al distrito de Cártama. «Hay una perpetuidad en época medieval», detalla Melero. «Es significativo que los musulmanes, cuando ocupan la península en el siglo VIII, mantengan también el nombre. En ese momento aún se veían restos de la ciudad romana».

Cártama se ha mantenido hasta nuestros días, convirtiéndose en una de las referencias más antiguas de la zona. Aunque el topónimo es de raíz fenopúnica, se trata de una ciudad ibérica, como explica el arqueólogo. «Las necrópolis que hemos hallado eran ibéricas, todas las tumbas tienen armas y cerámicas de esas comunidades. Es un híbrido entre la gran ciudad de la bahía de Málaga, donde se asentaban los fenicios, y el Valle del Guadalhorce con sus comunidades ibéricas. Este nombre es un paradigma de ello, hay muchas influencias».