Calle Larios sin toldo y con coches

De su archivo fotográfico, Eugenio Griñán extrae esta imagen a la que el tiempo ha convertido en retrato de una época. Y de un día de verano en el que la céntrica calle Larios no se cubría con un toldo como ahora. Entre otras cosas porque, aunque era muy transitada, todavía estaba abierta a los coches y a un intenso tráfico rodado que, no obstante, era casi testimonial a la temprana hora en la que se tomó esta imagen, con los negocios todavía por abrir. Coronada al fondo con el edificio de La Equitativa, la vía principal de Málaga sigue siendo reconocible al conservar su estética y trazado actual, aunque con cambios evidentes. No solo por la posterior y trascendental peatonalización de Larios, sino sobre todo por su sabor autóctono. Desde ese estilo formal en el vestir de sus viandantes –no hay bermudas, ni chanclas– a la ausencia de turismo, pasando por los letreros de los negocios. Esos locales comerciales que hoy se disputan las grandes marcas y franquicias globalizadas a precios desorbitados por metro cuadrado, eran hace cuatro décadas el reino de firmas malagueñas populares y comercios muy visitados, como la librería Imperio con su logo de Don Quijote y Sancho Panza en la fachada con el lema «Buscaban un Imperio», la competencia casi contigua de Óptica Entrambasaguas y General Óptica, o el hotel Niza, el precursor del actual hotel Larios. Aunque la instantánea carece de fecha exacta, el geógrafo y especialista en datación Antón Ozomek da su veredicto y sitúa la foto en 1976-77.