Breve historia de la corrida goyesca de Ronda

Ronda siempre ha tenido un encanto especial que cautivó a los viajeros románticos y que ayudó a crear el mito de la Serranía. La belleza de un paisaje agreste, el profundo atractivo del Tajo y su Puente Nuevo y las historias de bandoleros y contrabandistas convirtieron a Ronda en uno de los lugares imprescindibles para el turista en Andalucía. Y a todos esos motivos se unen la condición de cuna del toreo a pie y la figura legendaria de Pedro Romero.

Pedro Romero (1754-1839) está considerado como uno de los más grandes toreros de la historia de la tauromaquia. Perteneciente a la tercera generación de la saga de los Romero, mantuvo una larga rivalidad con el sevillano PepeHillo. La goyesca se celebró por primera vez en 1954 para rendirle homenajear en el bicentenario de su nacimiento. Existían antecedentes en otras plazas de corridas en las que se recreaba el ambiente de finales del siglo XVIII, y después ha sido una iniciativa muy imitada, pero en ningún lugar como en Ronda las goyescas han alcanzado tal grado de autenticidad y tradición. Goya había retratado al propio Pedro Romero y a uno de sus hermanos, por lo que era una forma muy oportuna de reivindicar la importancia de la saga de los Romero yel papel de los diestros rondeños en el nacimiento del toreo moderno. La Plaza de Toros de la Real Maestranza, inaugurada en 1785, pone un marco inigualable y refuerza el carácter histórico y monumental del evento.

El jueves 16 de septiembre de 1954 tuvo lugar la primera corrida goyesca con la participación de Antonio Bienvenida, César Girón y Cayetano Ordóñez, que fue el gran triunfador de la tarde al cortar cuatro orejas y dos rabos. Precisamente fue Cayetano, hijo del Niño de la Palma y hermano de Antonio Ordóñez, el promotor del acontecimiento. Sin embargo, el festejo goyesco no se instituyó hasta tres años más tarde, en 1957, cuando Antonio Ordóñez se hizo cargo de su organización, quedando integrado en la feria que la ciudad de Ronda dedica a Pedro Romero en la primera semana de cada mes de septiembre. Desde entonces esta cita taurina ha acumulado 62 ediciones (solo dejó de celebrarse en 1963 a causa de unas obras en la plaza de toros) y se ha convertido por méritos propios en una referencia a nivel nacional e internacional.

Antonio Ordóñez, primero como matador y más tarde como empresario, asumió la organización de la corrida durante más de cuarenta años. Se retiró en 1971, pero siguió apareciendo en los carteles de «sus» goyescas hasta 1980. Durante la década de los setenta los seguidores del maestro acudían fielmente a la cita rondeña, ya que era la única oportunidad de verlo torear.

Ordóñez es, de hecho, el diestro que ha participado en más corridas, con 18 apariciones, seguido por su nieto Francisco Rivera Ordóñez, que suma 17 actuaciones. Por los carteles de la goyesca han pasado las grandes figuras de cada momento, que han visto su inclusión en los mismos como un reconocimiento a su carrera. Después de la desaparición de Antonio Ordóñez en 1998, la responsabilidad de mantener la tradición recayó en su nieto Francisco.

Las goyescas siempre han despertado una enorme expectación, que en muchos casos se ha visto recompensada con tardes memorables para los aficionados. Se pueden mencionar las dos alternativas (de Rafael de Paula en 1960 y de Cayetano Rivera en 2006), los dos festejos con un único espada (Paco Ojeda en 1987 y Morante de la Puebla en 2013), el mano a mano de los hermanos Rivera Ordóñez en la 50ª edición, el que protagonizaron Paquirri y Ordóñez, padre y abuelo de los anteriores, en 1980, o la salida a hombros de los mismos, recién estrenados como suegro y yerno, en 1973.

Como actividad principal de la Feria de Pedro Romero, la goyesca consigue que anualmente se cuelgue el cartel de «no hay billetes» en la Maestranza y que se llenen los establecimientos hoteleros de la ciudad. Al mismo tiempo, bajo la dirección de los herederos de Antonio Ordóñez, se sigue manteniendo la leyenda taurina de Ronda.