Hoy, 23 de julio, se cumplen 273 años de su nacimiento en Macharaviaya, pero cada día se descubren nuevos detalles o aspectos de su personalidad y trayectoria así como de episodios poco difundidos que no habían sido investigados
Pudiera parecer que sobre Bernardo de Gálvez está todo dicho. Y por fortuna no es así. Cada día que pasa continuamos descubriendo nuevos detalles o aspectos de su personalidad y de su trayectoria, o ampliando la información sobre episodios poco difundidos, que hasta hace apenas 20 años no habían sido investigados con el necesario y debido rigor.
Aparte de la copiosa documentación que estamos recibiendo de México, gracias a un eficaz colaborador de la Asociación Bernardo de Gálvez, continuamos profundizando junto con Francisco Cabrera Pablos en archivos y bibliotecas nacionales y extranjeros. El último fruto –por ahora…– es un panegírico en latín que hemos localizado en una biblioteca norteamericana, escrito el 1 de julio de 1785 en México.
Esta apasionante labor nos ha permitido «desfacer» algunos errores o inexactitudes, entre las cuales permítaseme que hoy, 23 de julio, día en el que se cumplen 273 años del nacimiento de Bernardo de Gálvez en Macharaviaya, sea obligado referirnos a su segundo apellido.
Consultando el Santoral puede comprobarse que en el día 23 celebra la Iglesia la festividad de los mártires Bernardo, Vicente y Apolinar. Fueron precisamente estos tres nombres los que recibió en la pila de bautismo. Así consta en la correspondiente partida, en la que obviamente figuran los nombres de sus padres: Matías de Gálvez y Josefa Gallardo. Queda claro pues que no es correcto el Madrid que algunos le han adjudicado como segundo apellido. Por cierto: don Matías también nació en julio, concretamente el día 24, en el año 1717.
Partida de bautismo. Abajo, retrato de su padre (Matías de Gálvez) y panegírico impreso en México en 1785
Bernardo de Gálvez falleció el 30 de noviembre de 1786 en Tacubaya, entonces un pequeño pueblo cercano a México, de una penosa enfermedad que padeció durante los últimos 9 años de vida. Puesto que se acerca agosto, quienes gusten consultar la hemeroteca de SUR pueden recuperar el artículo publicado hace 13 años y algo más de un mes, el día 13 de junio de 2006, en el que con el título 'Honor, valor y … bochorno' manifestábamos nuestra indignación porque en la tumba de Bernardo de Gálvez, en la mexicana iglesia de San Fernando, no existía el más mínimo recuerdo de España a quien fue una extraordinaria persona, un heroico militar y un gran gobernante.
Por ello resulta inolvidable el emocionante acto que vivimos un grupo de malagueños en aquella iglesia el 29 de agosto de 2008, cuando colocamos una gran lápida en su tumba, llevada expresamente desde España para rendirle un gran homenaje.
En los años que siguieron, la labor realizada por la Asociación Bernardo de Gálvez y el tesón y la inteligencia de Teresa Valcarce Graciani, nuestra embajadora en América, tuvieron como singular fruto que a fines de 2014 se produjera un importantísimo y decisivo acontecimiento: el retrato de Bernardo de Gálvez se colgó en el Capitolio norteamericano. Feliz consecuencia de ello fue su nombramiento como Ciudadano Honorario de Estados Unidos.
En España, gracias a la encomiable labor de Eva García, nuestra embajadora para Europa, se alcanzaron varios importantes éxitos, entre los que cabe destacar la gran exposición que el Ejército montó en Madrid el año 2015 o la que este pasado día 12 de julio acaba de inaugurarse en el Museo del Ejército en Toledo.
Casi 30 publicaciones (de una de ellas se han impreso seis ediciones), con más de 30.000 ejemplares, todos ellos distribuidos gratuitamente, han contribuido a difundir la apasionante trayectoria de Bernardo de Gálvez, aparte de numerosas actividades: conferencias, conciertos y otros diversos eventos. Para ello ha sido determinante el respaldo de la Diputación y del Ayuntamiento, así como de otras instituciones y empresas, singularmente la del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales y la Fundación Unicaja y por supuesto el incondicional apoyo de las casi cien personas que desde hace más de 10 años mantienen vivo el espíritu que presidió la creación de la Asociación Bernardo de Gálvez.
Hemos dado a conocer muchas páginas manuscritas salidas de la pluma de este héroe recuperado del olvido, o o escritas en su honor, que hemos recopilado y difundido ampliamente en España y en América con las citadas publicaciones y por supuesto en nuestra web
En esta apasionante labor están las causas de que en estos últimos cinco años, tras haberse colgado en el Capitolio una copia realizada por Carlos Monserrate del retrato que con toda probabilidad le pintó Mariano Salvador Maella, se haya escrito mucho en reconocimiento de la egregia figura del Teniente general Conde de Gálvez. Y es lógico que sea así, porque la Asociación Bernardo de Gálvez y Gallardo ha logrado que este gran héroe pase del olvido a la gloria, y en ello han sumado esfuerzos muchas otras personas, las instituciones citadas y también obviamente el Ayuntamiento de Macharaviaya.
Cada vez se reconoce más la decisiva ayuda de todo tipo prestada por España a los patriotas norteamericanos, ordenada con gran secreto desde Madrid por el gobierno del rey Carlos III y en concreto por José y Miguel de Gálvez. Las victorias logradas por Bernardo de Gálvez en Luisiana y Florida occidental, culminada con la toma de Panzacola, los triunfos conseguidos por su padre Matías en el teatro de operaciones de Centroamérica, y la actuación de la Armada española en todos los frentes, junto con la personal actuación del ilustre sevillano Francisco de Saavedra, y sin olvidar a su gran amigo y admirador, el patriota norteamericano Oliver Pollock, fueron la clave para que Estados Unidos lograra su independencia el 4 de julio de hace 243 años. Pollock fue quien obsequió a Gálvez un bergantín de 30 metros de eslora, capturado a los ingleses por los americanos, al que puso por nombre 'Galveztown', que junto al mote 'YO SOLO' campea en su blasón de Conde de Gálvez.
Pero hay otras facetas a destacar en la biografía de don Bernardo. En primer lugar: fue un ilustrado. Muestra de ello es su iniciativa sobre poder dirigir un globo aerostático, apenas un año después del primer vuelo que en junio de 1783 realizaron en París los hermanos Montgolfier. Este experimento tuvo lugar en la primavera de 1784 en el cauce del río Manzanares, y entre otros ilustrados que asistieron a tan singular ensayo estaba un joven tinerfeño, Agustín de Betancourt, que años más tarde fundaría la escuela de ingenieros de caminos.
Ensayo para dirigir un globo aerostático
En la apasionante tarea de perpetuar la memoria de Bernardo de Gálvez se han distinguido dos prestigiosas instituciones de Estados Unidos: la Orden de Granaderos y Damas de Gálvez, creada el año 1975 en Houston por Erik Martel, entonces Cónsul de España, y la Sociedad Nacional de Hijas de la Revolución Americana, DAR, que data del año 1890 y en la que militan más de 180.000 mujeres que descienden de norteamericanos que lucharon en su guerra de Independencia. Para reconocer tan encomiable y extraordinaria labor que desarrollan se les ha concedido el Premio Bernardo de Gálvez, que les será entregado en Málaga en el próximo mes de noviembre.
El decisivo e incondicional apoyo a la causa de Bernardo de Gálvez por parte de la Diputación de Málaga permitirá que pronto sea proclamado Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga y también Hijo Predilecto de Andalucía. Y no podemos olvidar una afortunada iniciativa de Elías Bendodo, actual Consejero de Presidencia de la Junta: la creación del Centro de Estudios Americanos Bernardo de Gálvez.
Hoy, tras casi 20 años de trabajo apasionado, el retrato de Bernardo de Gálvez está colgado en el Capitolio norteamericano y es una de las ocho personas que han recibido el honroso título de Ciudadano Honorario de Estados Unidos. La personalidad de este gran héroe español, sus extraordinarias cualidades como militar y como gobernante, demostradas tanto en Luisiana como en México, y los valores humanos que caracterizaron su egregia persona, merecieron que en una fecha tan temprana como 1777, cuando apenas había cumplido 31 años, mereciera los dos laudatorios poemas que le dedicó Julien Poydrás, el gran poeta de Nueva Orleans, y que su amigo Oliver Pollock dejara escrito: 'Gálvez mérite la gloire de devenir inmortal'.
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