Tyrone Power (i), en un fotograma de 'Fiesta'. SUR
Albas y Ocasos

Del actor cuestionado al emperador autocoronado

TERESA LEZCANO

Domingo, 5 de mayo 2019, 00:42

Tal día como hoy nacía Tyrone Power, quien sería elegido por la Twentieth Century Fox para competir en galanura con el Errol Flynn de su rival Warner Brothers, y moría Napoleón Bonaparte, que controló durante más de una década casi toda la Europa Occidental y ... Central.

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5-5-1914 / 15-11-1958

Tyrone Power

Cinco de mayo de 1914. Nace en Cincinnati, ciudad de ecos italianos que en realidad se halla en el estadounidense estado de Ohio, Tyrone Edmund Power, hijo de actores irlandeses que recalaría a su vez sobre las tablas teatrales antes de que el cine lo atrapara entre sus tentáculos septimoartísticos. Al tiempo que los estudios Twentieth Century Fox lo elegían para competir en galanura con el Errol Flyn de su rival Warner Brothers, Tyrone se casaba con la actriz francesa Suzanne Georgette Charpentier, se divorciaba de ella y se volvía a ennoviar y a matrimoniar con la mexicana Linda Christian, con quien tendría a sus hijas Romina y Taryn, aunque la relación Linda/Tyrone se fue al traste cuando éste se enteró de que ella iba contando por los saraos hollywoodenses que su marido pasaba más horas con César Romero, a la sazón actor hispano que, en una época en que los actores homosexuales, los hispanos homosexuales, y no digamos los actores hispanos homosexuales, se mantenían agazapados en el armario, de salir de él sin despeinarse ni clavarse ninguna percha, que con la propia Linda. A Tyrone, que ni entraba ni salía, ni del armario ni en los comadreos de sobremesa de Bel Air, se le siguieron adjudicando escarceos de alcoba, ora con Marlon Brando, ora con Lana Turner, ora con Errol Flynn o con Anita Ekberg, mientras él iba configurando su currículum cinematográfico con películas como «El filo de la navaja», «Testigo de cargo» o «¡Fiesta!». El once de noviembre de 1958, mientras rodaba en Madrid «Salomón y la reina de Saba» junto a Gina Lollobrigida, un infarto de miocardio lo fulminó nada salomónicamente, quitándole además de la vida la película ya que, al quedar inéditas las escenas de primer plano, Power fue sustituido en estas por un Yul Brynner que se dejó crecer el pelo ex profeso, manteniéndose los planos lejanos ya rodados en los que no se diferenciaba un actor de otro y salomonizando Brynner las cercanías filmadas. En cuanto a la reina de Saba, no dijo esta boca legendaria es mía.

15-81796 / 5-5-1821

Napoleón Bonaparte

Noventa y tres años antes del nacimiento ohionés de Tyrone Power, moría en la británica isla de Santa Elena Napoleone di Buonaparte, que, con el nombre afrancesado de Napoleón Bonaparte controló durante más de una década casi toda la Europa Occidental y Central mediante una serie de conquistas y alianzas. Antes de coronarse imperialmente a sí mismo en la parisina Catedral de Notre Dame, Napoleón había cabalgado el acelerado corazón del vértigo militar: hoy tomo el mando del ejército francés e invado Italia; mañana derroto a Austria y la invito marcialmente a firmar un acuerdo de paz; pasado me marcho a colonizar Egipto para cortar la ruta de Gran Bretaña a la India y, habida cuenta que me encuentro a Malta en el camino, aprovecho y me la quedo también; a continuación me nombro Primer Cónsul de Francia y, ya como mejor emperador que cónsul, pues imperialmente me entrono y me encetro. Ya adecuadamente empoderado en mis funciones, me voy a batallar navalmente contra los Británicos y hasta se me pasa por la neurona bélica la idea de invadir las islas de su graciosa majestad aunque recuerdo a tiempo, derrota de Trafalgar mediante, la superioridad naval inglesa y me consuelo conquistando el Reino de Nápoles, fundando el Reino de Holanda y agenciándome España como parte de mi imperio para que mi hermano José, léase Pepe Botella y Rey Plazuelas, disponga de un reino donde sacarle provecho a los viñedos y una capital donde construir plazas. Después me entretengo en crear el Código Napoleónico para abolir el feudalismo y la servidumbre y propugnar la libertad de culto en todo mi imperio exceptuando a España, que en esto de los rezos es muy suya, y por aquello de la contradicción humana mientras con una mano libero siervos en Europa con la otra restauro la esclavitud en las colonias francesas. Y cuando ya me las prometía más que felices en mi gran cortijo napoleónico, despiertan los rusos y no sólo se me rebelan sino que se les une Austria y Suecia y van y me ocupan París, y aquí empieza un tira y afloja militar que concluye en Bélgica, cuando me dan por el Waterloo y me envían a freír besugos al Ultramar angoleño, donde no me remata la brisa atlántica sino un cáncer de estómago posteriormente cuestionado por unas pruebas de ADN realizadas a partir de un mechón de mi pelo conservado en un sobre, las cuales dictaminan que había más arsénico en mi organismo que rocas en Santa Elena. Y aquí acaba la historia del «Pequeño Cabo», también conocido como el «Déspota ilustrado», también conocido como el «Ogro de Ajaccio». ¿L´empereur? Oui, c´est moi.

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