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El fraude, el blanqueo de capitales, la financiación del crimen o del terrorismo son males muy cotidianos, aunque parezca exagerado decirlo así. Pero lo cierto es que casi toda la población ha recibido un correo electrónico pidiéndole datos bancarios o un sms o una llamada ... de teléfono sospechosa. De hecho todo tipo de personas pueden convertirse en víctimas, incluso quienes más saben. Así se pudo comprobar este lunes en la nueva edición del Sun&Tech Meet Now, que organizó SUR con la colaboración de EY GDS Spain y el patrocinio de CaixaBank DayOne y la Diputación Provincial de Málaga, con los ejemplos que proporcionaron los ponentes, Manuel Delgado, responsable global de delitos financieros en EY, y Carlos Serrano, responsable de delitos financieros en España de EY: «A las llamadas telefónicas, yo no contesto 'sí', digo hola», confesó Serrano -a saber quién puede grabar ese 'sí' y usarlo en su contra-. Serrano también afirmó que un gran banco de Hong Kong sufrió un 'deepfake' (engaño por suplantación de persona) que supuso un fraude de varios millones de dólares y que hasta un especialista en inteligencia artificial reconoció haber caído en las redes de un fraude.
Los criminales, quienes cometen delitos financieros, están a la última en el empleo de nuevas tecnologías. Y por cantidades bastante reducidas: bajarse un software o una inteligencia artificial, un ChatGPT para delinquir, cuesta poco dinero. Y, por eso, desde EY y desde su centro en Málaga, EY GDS Spain, son conscientes de que hay que trabajar también con esas herramientas que emplean «los malos» para pillarlos y para lograr adelantarlos. Pero, por el momento, se está perdiendo la partida. Según expuso Delgado, cada año se blanquean tres trillones de dólares en el mundo al año. «Somos capaces de recuperar poco. Sólo se capta entre un 5% y un 10% para retornarlo a la sociedad. Hay que seguir en la lucha y la tecnología es clave para ser más efectivos y eficientes», añadió este experto. Aunque se van haciendo avances. Y, de hecho, cada vez en más ocasiones se puede pillar el fraude en tiempo real, a los cacos más sofisticados con las manos en la masa. La clave para lograrlo está en manejar cuantos más datos, mejor, y hacerlo cada vez más rápido, con inteligencia artificial.
Serrano abundó en algunas de las tecnologías o en las formas en que se está siguiendo la pista al fraude cibernético: por ejemplo, desde EY se está ayudando a las entidades financieras, las aseguradoras, las compañías fintech, las empresas de criptomonedas a seguir todo lo que hace el cliente, con una tecnología «de copiloto». De esta manera se identifican los riesgos en que incurre cada operador. También, por ejemplo, se están cambiando los modos de segmentación de los clientes: ya no se hace por tipo de cliente, sino por tipo de comportamientos, para ver cuáles pueden ser más peligrosos.
Y desde el centro de excelencia para la prevención del crimen financiero de EY, además, no sólo trabajan con sus propios medios, sino que además se alían con otros, con compañías de software, por ejemplo. Hay que ser eficientes. Si hay alguien más especializado, mejor, más adelantado, no hay que inventar la rueda dos veces.
Los expertos, moderados por la periodista de SUR especializada en Economía y en Tecnología Nuria Triguero, también analizaron en Candado Beach, donde se celebró el evento, la nueva ley que se está cocinando en Europa para regular la inteligencia artificial, la última herramienta en manos de los malos, pero también de quienes los combaten. Como explicó Serrano, en virtud de la norma, habrá tres tipos de usos: los prohibidos, que son los que no piden permiso a los afectados –por ejemplo, grabaciones sin autorización-; los limitados, que son aquellos que requieren la aprobación por parte del usuario final; y los de alto riesgo, que son aquellos que pueden afectar a los derechos fundamentales de las personas y que pueden ser usados para un mal fin –por ejemplo, cuando se analiza el perfil de una persona para otorgarle, o no, una hipoteca y el afectado puede quedar en desventaja-. A la vista de la cuantía de las multas, avisó Serrano, habrá que adaptar todos los sistemas de todas las empresas. La ley se aprobará previsiblemente en abril, pero habrá un periodo de adaptación.
La lucha contra el fraude financiero, la financiación del crimen y del terrorismo… es también un nicho de empleo muy importante. Y desde Málaga se puede trabajar en ello. De hecho, en Málaga hay un centro EY GDS Spain en que se emplean perfiles multidisciplinares, que en una importante proporción se dirigen a ese noble fin de recuperar para la sociedad el dinero usurpado de manera ilegal. «Se necesitan muchas piezas: criminólogos, matemáticos, economistas; hay que saber legislación, crear modelos de inteligencia artificial, se requieren también ingenieros informáticos», enumeró Serrano. Aunque concedió que los profesionales más difíciles de encontrar son los ingenieros informáticos, una especialización que tiene mucha rotación. Por ello, Delgado apuntó que para atraer y retener el talento, hay que «ofrecer algo diferente a lo largo de la carrera profesional», es decir, una oferta atractiva para los profesionales, que pasa por una remuneración salarial atractiva, flexibilidad laboral así como trabajo en remoto. Según expuso Delgado, según cada perfil, se da más o menos importancia a cada cuestión, por lo que «hay que equilibrar la balanza para cada persona y que esté con nosotros durante mucho tiempo». Además, señalaron que se da la oportunidad de evolucionar a lo largo de toda la vida laboral: se puede empezar con formación legal, por ejemplo, y rotar hacia lo tecnológico, o viceversa. «Hay que encontrar lo que a uno le gusta de verdad, porque hasta que eso no pasa no se da todo lo que se puede ofrecer», defendió Serrano.
La lucha contra los delitos financieros, insistió Delgado, tiene mucho que ver con una vocación de ayudar a la sociedad, de recuperar recursos para el bien común y de que los criminales rindan cuentas a la justicia. Pero en el foro se insistió en que hay que dar a conocer a los jóvenes los caminos que existen. Y desde EY tienen acuerdos con universidades públicas y privadas en los que también cooperan instituciones como el Ayuntamiento o la Diputación para proporcionar formación complementaria y ayudar a los estudiantes a integrarse en el mercado laboral de manera adecuada.
El centro de servicios globales que EY tiene en Málaga cuenta ya con 700 personas entre ingenieros de todas las especialidades, economistas y licenciados en Derecho. Desde ahí, como explica Mari Luz Aguilera, responsable del equipo de servicios financieros de EY GDS Málaga, dan soporte a EY en otros países tanto de la región EMIEA (Europa, India, África y Oriente Medio), además de a Estados Unidos, en concreto en áreas como la consultoría, la auditoría, las transacciones, así como con su despacho de abogados. El objetivo es seguir creciendo en este EY Global Delivery Services de Málaga. Y, para ello, explica Aguilera, se alimentan de tres fuentes de crecimiento de personal: en primer lugar, los recién licenciados, egresados en su mayoría de la Universidad de Málaga, pero también de otras universidades andaluzas; así como los españoles, sobre todo andaluces, que se fueron a buscar su porvenir en el extranjero y que ahora quieren volver; y, en tercer lugar, también se está transfiriendo gente de otros países, como Polonia o India. Y, en cuanto a actividades, uno de los grandes motores de crecimiento de las instalaciones de Málaga es el centro de excelencia para la prevención del crimen financiero, pero también la automatización de procesos, la ciberseguridad o el análisis de datos. En general, afirma Aguilera, todo lo que se hace en el centro está «muy apalancado en la tecnología».
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