Imagen de archivo en la que aparece una agente de la Policía Nacional junto al vehículo policial. SUR

Una violación cada dos días: las denuncias se cuadriplican en el último lustro en Málaga

De enero a septiembre se registraron 127 agresiones sexuales en la provincia, un 273,5% más que en los mismos meses de 2019, cuando hubo 34 casos

Sábado, 9 de diciembre 2023, 00:25

Una denuncia por violación cada dos días. Las autoridades policiales han tenido constancia de 127 casos entre los meses de enero y septiembre en la provincia de Málaga. Los datos, por fríos que sean, resultan del todo alarmantes. Sobre todo porque estos delitos, que suelen ... ser muy traumáticos para las víctimas, se han disparado hasta casi cuadruplicarse en el último lustro.

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Así lo revela el último Balance de Criminalidad, correspondiente al tercer trimestre del presente ejercicio. De este informe quedan fuera las denuncias procesadas de manera telemática y también aquellas agresiones sexuales imposibles de contabilizar porque las perjudicadas –en su mayoría, mujeres–, por una razón u otra, no han puesto lo sucedido en manos de la policía.

Pese a ello, las cifras hablan de un crecimiento drástico. En cinco años, las violaciones se han incrementado en un 273,5 por ciento, ya que de las 34 que se registraron en los nueve primeros meses de 2019 se ha pasado a 127 en el mismo plazo del año actual.

Este aumento, como se refleja en los informes de los distintos años del Ministerio del Interior –todos relativos al tercer trimestre–, se ha producido de una manera paulatina, siendo las subidas más significativas las experimentadas en 2022 y 2023, especialmente esta última.

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De las 34 denuncias contabilizadas en 2019 se pasó a 48 al año siguiente. Las mismas bajaron en 2021, cuando se interpusieron 38. No obstante, los casos que llegaron a los distintos cuerpos policiales casi se duplicaron en 2022, con 63. En el presente ejercicio se ha vuelto a registrar el doble, llegando así a las 127.

Hay que puntualizar que las agresiones sexuales con penetración recogidas en estas estadísticas se integran dentro del grupo de delitos que atentan contra la libertad sexual, en el que se incluyen otras conductas penales como los abusos o tocamientos; la provocación o el acoso sexual; los relativos a la prostitución; la explotación sexual y la corrupción de menores.

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De ahí que el recuento sea todavía mayor al hablar de toda la tipología de infracciones de carácter sexual. En la provincia se han interpuesto de enero a septiembre hasta 572 denuncias, lo que supone una media de dos denuncias al día, de acuerdo con las cifras del Balance de Criminalidad.

Ello conlleva que en el último lustro, aunque la subida no haya sido tan acuciante como en el caso de las violaciones, los delitos contra la libertad sexual se han incrementado en un 35,8 por ciento, ya que en los mismos meses de 2019 se contabilizaron 421 denuncias.

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Al analizar su evolución en los cinco años anteriores, se observa que el aumento más significativo es el que se produjo en el tercer trimestre de 2022 en relación al ejercicio anterior, con una diferencia de 106 casos, lo que hicieron un total de 539 denuncias. Aunque han vuelto a subir en 2023, lo ha hecho en un 17,2 por ciento, con 33 infracciones más que en el año anterior.

El Ministerio del Interior explica en su informe que el aumento de delitos contra la libertad sexual debe ponerse, en parte, «en relación con las activas políticas de concienciación y de reducción de la tolerancia social y personal frente a este tipo de hechos delictivos». Según concluye, ello ha contribuido a que ahora sean más las víctimas que se animan a denunciarlos y a poner sus casos en manos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

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No hay manera de estimar la cifra de infracciones penales de esta naturaleza que queda fuera de la estadística. Si bien, cabe recordar que la última Macroencuestra de violencia contra la mujer, publicada en 2020 por el Ministerio de Igualdad con datos relativos a 2019, apuntaba a que en España únicamente se denunciaban un 11 por ciento de los casos de violaciones.

Del mismo modo, este informe precisaba que las denuncias disminuían cuando las víctimas sufrían estas agresiones fuera de la pareja: solo un ocho por ciento lo pusieron en conocimiento de las autoridades.

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Aumento en la población infantojuvenil

Ya lo alertó la Fiscalía de Málaga en su última memoria: los delitos contra la libertad e indemnidad sexual perpetrados por menores van en aumento. Y ello tiene mucho que ver, según especificaba, con el «consumo excesivo» de las redes sociales entre adolescentes y, «en particular, de las páginas pornográficas».

El vocal de Igualdad y Perspectiva de Género del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental, José Antonio García –experto en victimología y violencias machistas–, coincide con el diagnóstico del Ministerio Público.

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Según apunta, una de las principales subidas se «se están dando en la población infantojuvenil», algo que, a su parecer, tiene mucho que ver con la escasa educación sexual que reciben los adolescentes y su acceso cada vez más temprano al porno.

«La consecuencia es que su principales referentes, al final, son las relaciones marcadas por la dominación, la violencia y la impulsividad», precisa. De hecho, puntualiza que ello también contribuye a que las chicas, en muchos casos, no sepan discernir si han sufrido una violación.

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«El resultado es que no denuncian y que, cuando lo tienen claro, también tienen miedo a ser juzgadas y a sufrir una doble victimización», añade. Ello, sostiene, contribuye a que exista un índice importante de infradenuncia, pese a que también está convencido de que la sensibilización ha ayudado a que cada vez más perjudicadas pongan sus casos en conocimiento de la policía. «Lo que no se puede saber es si, al tiempo que denuncia más, están habiendo más agresiones sexuales que antes», señala.

Como expone García, no todas las víctimas padecen las mismas secuelas, como tampoco todas las agresiones sexuales se producen de igual manera (ya sea en el seno familiar, de alguien del entorno o por un desconocido; una o más veces; con más o menos implicación de la fuerza, etc).

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Por eso, el psicólogo subraya que siempre hay que «mirar a las perjudicadas» para entender su grado de afectación. «Es común que quienes sufren estos delitos tan graves experimenten estrés postraumático a largo plazo y vaya acompañado de depresión, dificultades para relacionarse e, incluso, ideación suicida», indica.

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