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Descampado en la zona del Carambuco, donde fue detenido el presunto agresor. sur
El vecino que socorrió al padre apuñalado en Churriana: «El hijo salió ensangrentado y andando tranquilamente»

El vecino que socorrió al padre apuñalado en Churriana: «El hijo salió ensangrentado y andando tranquilamente»

«Si el chaval cierra la puerta de casa al irse, seguramente su padre habría muerto», relata este testigo

Viernes, 6 de mayo 2022, 08:02

Hassan tiene el taller enfrente de la casa. La puerta estaba abierta y no escuchó discusión ni gritos. Una tarde tranquila -la de este miércoles 4 de mayo- en una calle tranquila de un barrio tranquilo de Málaga. Pero en Churriana, ahora, no se habla de otra cosa.

Lo que le hizo reaccionar fue ver a un chaval de 17 años, hijo de sus vecinos, salir de la casa con la cara ensangrentada. «Le pregunté: '¿Qué te ha pasado?' No me respondió. Se marchó andando tranquilamente sin decir nada», explica este testigo.

Supo a dónde tenía que ir cuando escuchó, ahora sí, unos quejidos que procedían del interior de la vivienda, una casa antigua con un par de habitaciones. «Se oía 'ay, ay', así que entré. El hombre -padre del adolescente- estaba sentado en la entrada del salón. Sangraba muchísimo. Le pregunté qué había pasado y solamente me dijo: 'Pide una ambulancia'».

Como no tenía saldo en el móvil, acudió corriendo al bar de la esquina en busca de ayuda. «Vino a pedirnos que llamáramos a emergencias y lo hicimos. En ese momento no sabíamos qué había pasado», cuenta el camarero, sin entrar en demasiados detalles. Las primeras llamadas a los servicios de emergencias quedaron registradas sobre las cinco de la tarde.

El trasfondo se fue reconstruyendo después, aunque por el barrio aún circulan mil versiones diferentes de la historia. «A mí lo primero que me llegó es que un hombre había apuñalado a su hijo», comenta una clienta de la cafetería, «pero después me enteré de que fue al revés».

Tras ir al bar en busca de ayuda, Hassan volvió a la casa para asistir a la víctima. En el camino se encontró con un compatriota que también vive en la misma calle y que lo acompañó para atender a la víctima. «He pasado toda la noche viendo esa imagen en mi cabeza. No he podido ni comer», apunta este último al volante de la furgoneta que utiliza para trabajar.

A esas alturas, varios vecinos habían salido de sus domicilios o estaban asomados a sus balcones. También ellos llamaron a los servicios de emergencias para apremiarlos. «Nos dijeron que era importante que no lo moviéramos», comenta una mujer que vive a un par de números de la calle, y a la que la espera de la ambulancia se le hizo «eterna».

Los sanitarios atendieron a la víctima, que presentaba entre 15 y 17 heridas de arma blanca repartidas por el cuerpo, la mayoría superficiales. Las más graves están en la zona del abdomen. La policía, al llegar, trató de que el hombre contara qué había pasado, pero se encontró con la misma respuesta que le dio a Hassan: el silencio.

Versiones

La única versión la proporcionó la madre, quien, al parecer, indicó a los agentes que su marido había sufrido una caída, probablemente por proteger a su hijo, tal y como ayer informó SUR. Lo cierto es que, según Hassan, ella no se encontraba en la vivienda cuando ocurrieron los hechos. «Estaban padre e hijo solos. Si el chaval cierra la puerta al marcharse, seguramente el padre hubiese muerto».

Pero no lo hizo, y eso permitió a Hassan escuchar los quejidos y acudir en su auxilio. Ahora, el hombre se encuentra estable, dentro de la gravedad, en el Hospital Regional de Málaga. «Ha tenido suerte de no morir», expresa su vecino.

El hijo, por su parte, se marchó del lugar. Los agentes de la Policía Nacional que acudieron al lugar comenzaron a buscarlo a pie por la zona. No tardaron en encontrarlo. Estaba en un descampado cercano, en la zona del Carambuco.

El adolescente pasó ayer a disposición de la Fiscalía de Menores. Tras escuchar su versión de los hechos, el juez ordenó su internamiento en un centro de reforma en régimen semiabierto, es decir, con posibilidad de salidas.

En el barrio se mezclaba ayer el estupor y la incredulidad. «Son cosas que no te explicas. El hombre es bastante educado, siempre saluda, siempre dice un 'qué tal vecina' y nunca han ocasionado problema alguno. La verdad que no tengo queja de ellos para nada». Otra residente apunta: «El niño era una crío normal, que saludaba por el barrio y demás. No tenía una actitud rara».

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