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Salvador Salas
«Jamás imaginé llegar a mi boda en un coche patrulla con las sirenas puestas»

«Jamás imaginé llegar a mi boda en un coche patrulla con las sirenas puestas»

Dos agentes de la Policía Local de Málaga rescataron a Lidia León, tras averiarse el coche nupcial en el que viajaba, para que llegase a tiempo a dar el 'sí, quiero'

Jueves, 5 de mayo 2022, 00:29

Lo alquiló un año y medio antes de la boda. Un Jaguar negro de 1955 que, según el dueño, jamás había fallado antes. Hasta ese día. De camino a la ceremonia, Lidia León, malagueña de 39 años, dejaba volar su imaginación pensando cómo sería el día más feliz de su vida. Lo que nunca pensó es que las cámaras iban a ser de televisión y las sirenas, de policía. Su boda es ya un fenómeno viral. Desde la fecha de su enlace, el pasado domingo 1 de mayo, no ha parado de recibir llamadas y mensajes y tanto ella como su marido, Vicente Valverde, confiesan estar abrumados.

Suele ser habitual que la novia haga esperar al novio en el altar, pero Lidia no se imaginaba la eterna odisea en la que se convertiría su trayecto en el coche nupcial que habían alquilado para una ocasión tan especial. A la una del mediodía en la zona de la Carretera de Cádiz subía radiante, de blanco y con una llamativa tiara al coche clásico junto a su madre, Isabel Guerrero, y su pequeña de dos años y medio, Carla. Todo iba según lo planeado para llegar en poco más de 10 minutos a la localidad de Alhaurín de la Torre donde se celebraba la ceremonia organizada en la Finca Paloverde. Allí esperaba en un llamativo Lamborghini y algo nervioso Vicente, junto a 140 invitados que preparaban sus móviles para inmortalizar la entrada de Lidia. Pero tendrían que esperar.

«Cada vez que llegábamos a un semáforo el coche se calaba. En un primer momento confiaba en que iba a arrancar, y así fue al principio», recuerda la mujer, que trabaja como visitadora médica. Así hasta la quinta vez en la que el lujoso Jaguar dijo basta en un semáforo cerca de Churriana. «No me lo podía creer, ya llegaba diez minutos tarde, no llevábamos móviles, a 27 grados, todo oliendo a gasolina y el conductor no conseguía que arrancase. Y encima, empezamos a taponar el tráfico», explica Lidia, quien confiesa que comenzó a sentir nervios, pero mantuvo la calma para hacerse cargo de la situación, sobre todo, al ver a su madre Isabel tan preocupada.

Salvador Salas

En ese momento, en su camino se cruzaron dos uniformados salvadores. José y Dani, policías locales de la Jefatura de Churriana de la Policía Local de Málaga que terminaban su turno en ese momento y que, ante el atasco que se estaba formando en ese domingo de puente, se acercaron hasta el Jaguar, que no lograba ponerse en marcha. Allí trataron de ayudar a la radiante novia, a la pequeña Carla y a Isabel, la madrina. Mientras, en la finca la espera se hacía cada vez más larga para Vicente, al que se le pasó de todo por la cabeza. «Me preguntaba si se había arrepentido o si era una broma porque siempre está de cachondeo, pero intenté pensar en positivo», asegura mientras recuerda la larga espera.

Parados y sin lograr ponerse en marcha en el semáforo de Churriana, la Policía Local trató sin éxito de pedir un taxi para que llegasen a su destino lo antes posible. «Lo intentaron, llamaron dos veces, pero fue misión imposible porque era puente, había muchísima gente y estaban todos ocupados», relata Lidia. En ese momento, asegura que los nervios, la preocupación y la emoción empezaron a hacer mella. «Ahí ya empecé a pensar que mi boda se iba al garete, que todo lo que habíamos planificado después de casi dos años iba a celebrarse con mucho retraso, la ceremonia, el banquete, el baile… pero tenía que aguantar», confiesa.

En apenas unos minutos sus temores se iban a disipar porque los policías locales no estaban dispuestos a dejarlas tiradas en el camino y tenían claro que iban a poner todo de su parte para que Lidia llegase a dar el 'sí, quiero'. «Pidieron permiso a su jefe para hacer efectivo el traslado e incluso solicitaron otro coche que no tuviera mampara para que fuésemos más cómodas. Les estoy muy agradecida porque se portaron fenomenal durante todo el trayecto en el que nos iban calmando y asegurando que llegaríamos», asegura Lidia, quien pese al incidente recuerda todo con ilusión.»Fue un trayecto inolvidable, fuera de lo común y con las sirenas a todo volumen, pero todo por una buena causa».

Vídeo.

Durante el recorrido de apenas 12 kilómetros consiguieron contactar con los familiares para explicarles el cambio de planes. Lidia no llegaría hasta la finca en el Jaguar de 1955, en su lugar lo haría un coche de la Policía Local de Málaga. «Pensé que era broma todo lo que me estaban contando, pero cuando la vi y la oí llegar ya me di cuenta que era verdad», recuerda Vicente, que tuvo que calmar los nervios durante más de 45 minutos.

«Queríamos hacer la entrada en coche los dos y al final ella se cambió del coche de policía a un Range Rover de un amigo», explica él, que lloró «mucho más» que la novia. «Ese día me tocó a mí y eso que ella es super sensible, pero al verla al final…fue un momento y un día de mucha emoción», asegura Vicente en el gimnasio Sparta, donde entrena mientras recuerda junto a su mujer y la pequeña Carla, ajena a todo lo sucedido, cómo arrancó su peculiar día de celebración.

Cuando Lidia y Vicente vuelvan de su luna de miel, tras pasar una semana en Riviera Maya tienen clara una de las primeras cosas que harán. «Agradecer a José y Dani por todo lo que nos ayudaron en uno de los días más importantes de nuestras vidas». Ahora toca hacer las maletas y una visita rápida al juzgado para sellar oficialmente el compromiso. Lidia lo tiene claro: «Eso sí, esta vez iremos en un coche que funcione».

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