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Las horas de visionado de imágenes llevaron a la policía a una conclusión inequívoca: nada era lo que parecía. En las grabaciones se veía a un individuo que daba vueltas por el centro comercial durante horas. Al día siguiente, lo mismo. Al otro, también. En ... realidad, lo que hacía era estudiar las rutinas del personal de seguridad y los movimientos de las cámaras, detectar posibles vías de escape y comprobar cuáles eran las horas de menor afluencia. Pero no era un único hombre, como a priori podría deducirse de los vídeos: eran varios y estaban orquestando su próximo golpe.
Se trata de una banda de origen colombiano a la que se atribuyen seis robos en joyerías de distintas provincias españolas. Los investigadores de la Comisaría General de la Policía Judicial descubrieron que a lo largo de 2023 habían actuado en las capitales de Málaga, Valladolid, Albacete, Madrid, Alicante y Jaén. En todos los casos, según fuentes próximas al caso, ejecutaron asaltos en establecimientos que estaban en grandes superficies y huyeron con botines que rondaban los 40.000. En total, se estima que sustrajeron unos 190.000 euros en alhajas.
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Irene Quirante
El carácter itinerante de la trama complicó en un primer momento la labor de identificación, pero todo era cuestión de tiempo. El primer robo, de acuerdo con las fuentes, lo cometieron en abril en Valladolid. De ahí dieron el salto a Albacete para actuar con el mismo modus operandi en mayo. Un mes después lo harían en Málaga, donde repitieron la maniobra a finales de junio.
Los presuntos autores iban dando tumbos de una ciudad a otra como parte de su plan. Así confiaban en que las autoridades les perderían la pista. No obstante, en septiembre volvieron a asaltar una joyería, esta vez en Jaén. Y los efectivos de la Policía Judicial de la Comisaría General de Madrid, expertos en buscar y conectar analogías entre distintos hechos delictivos, detectaron que ese robo había sido prácticamente idéntico a otros cinco perpetrados en los últimos meses en otras regiones del territorio nacional.
La técnica siempre era la misma: un hombre se adentraba en la joyería y, llevándose la mano al cuello -un gesto que repitió en todos los asaltos, como comprobaron los policías en las grabaciones-, pedía al dependiente que le mostrara cordones similares al que él portaba. A continuación, el empleado sacaba una manta en la que exhibía numerosos colgantes de oro parecidos al del cliente. Y el ladrón, como parte de su puesta en escena, esperaba paciente a ganarse la confianza del profesional mientras le pedía los precios y detalles de las alhajas. En un pequeño descuido del profesional, daba un tirón a la manta y huía con las joyas.
En la mayoría de los casos, los robos se cometieron mediante el método del hurto, aunque en al menos un par de ellos el autor recurrió a la violencia, con forcejeos y empujones, al percatarse el dependiente del asalto e intentar impedirlo, aunque sin que hubiera lesiones graves. En los mismos también intervenían al menos otros dos individuos: uno que se quedaba en las inmediaciones del centro comercial realizando labores de vigilancia y un tercero que esperaba en la salida acordada a bordo de la moto en la que se darían a la fuga.
Una vez detectada la relación entre los diferentes robos, los agentes estudiaron las grabaciones para tratar de identificar al supuesto responsable. Como se apreciaba en las imágenes, el asalto era preparado con varios días de antelación. Y los miembros de la trama, al parecer, trataban de simular que en todo momento era una única persona la que estudiaba minuciosamente la actividad del centro comercial. Los policías se dieron cuenta de que, cuando se daban el relevo entre ellos, también se intercambiaban las prendas de vestir -desde un sombrero hasta el calzado- en un intento de confundir a los investigadores.
Otra dificultad, una vez detectados los distintos sujetos, era descubrir la auténtica identidad de los sospechosos. Según las fuentes, los individuos se encontraban en España con documentación falsa, por lo que el contacto con las autoridades colombianas fue clave para ponerles nombres y apellidos. Y tras todas las gestiones, en noviembre se llevó a cabo la explotación de la operación que culminó con la detención de cuatro hombres -hay un quinto en busca y captura- por su participación en estos hechos. Tres de ellos han ingresado en prisión provisional.
Los arrestos tuvieron lugar en Sevilla y Madrid, donde se llevaron a cabo dos registros. Tras los mismos, además de esclarecer los asaltos a joyerías, también se descubrió el motivo por el que la banda estaría llevando a cabo esta actividad delictiva. En un armario hallaron dos bolsas que contenían una importante cantidad de cocaína rosa, una droga sintética también conocida como 'tusi', que iba a ser preparada para la venta. Al parecer, los robos eran la manera que tenía la organización de financiar el tráfico de esta sustancia.
Fruto de los registros se intervinieron 4.465 euros en efectivo, numerosas joyas, gran cantidad de indumentaria utilizada en la comisión de los robos, dispositivos de seguimiento GPS, una cámara espía de vídeo vigilancia a distancia, y gran cantidad de dispositivos electrónicos y documentación relacionada con los principales miembros del grupo criminal.
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