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Hace seis años que David «patrulla» las calles de la capital con su taxi. Sus jornadas comienzan a las cinco de la madrugada, por lo que conoce bien los peligros que alberga la noche. En alerta entre carrera y carrera, este malagueño de 34 años salvó el pasado viernes en calle Mármoles a una joven, de 22, a la que un individuo supuestamente agarró por la espalda, tapándole los ojos y la boca.
Eran las seis menos cuarto de la madrugada, Carla había salido de trabajar de la discoteca en la que se saca un «dinerillo» mientras termina la carrera de Turismo. Se despidió de sus compañeros a apenas unos 500 metros de su casa. «Iba tranquila porque ese tramo siempre lo suelo hacer sola y además a esa hora ya está abriendo las fruterías y panaderías».
Pero, esa noche fue distinta. Ni un alma en la calle y un individuo detrás de ella. «Al principio no le di importancia, pero empecé a notar que cada vez se acercaba más. Yo seguí tranquila y ralenticé el paso a ver si me adelantaba». Carla relata a este periódico que, incluso, pensó por un instante en sacar el móvil y grabar, por si acaso. No lo hizo. En el paso de peatones de calle Peso de la Harina decidió girar para cruzar y asegurarse de que solo eran imaginaciones suyas.
No lo eran. El sospechoso aprovechó ese momento para agarrarla por la espalda, tapándole los ojos y la boca. «Entré en pánico, me empecé a defender y a gritarle que me dejara en paz». Él no le dijo nada. Tampoco dejó de ejercer fuerza, llegando incluso a hacerle una herida sangrante en el labio. En su cabeza, reconoce, solo podía imaginar los peores escenarios.
«Mi miedo sobre todo era que apareciesen más hombres, que me metieran en un coche o que me dejaran inconsciente». Aunque desconoce cuál era su intención, cree que la última era robarle, pues asegura que en ningún momento trató de echarle mano al bolso o al móvil que llevaba en las manos. En cualquier caso, la joven trató, como pudo, de defenderse.
No sabe si pasaron segundos o minutos, aunque confiesa que los vivió como horas. El primer recuerdo de la joven, una vez que el presunto delincuente le quitó sus manos de encima, fue el de David, junto a ella, insistiéndole para que se subiera en su taxi. «Mi primer impulso fue decirle que saliera corriendo detrás de él, que me había atacado».
David conducía por calle Mármoles en busca de una parada cuando observó a la joven andando y a un hombre detrás. «No me gustó y justo cuando pasé tuve la intuición de mirar por el espejo retrovisor. Ya escuché los gritos de ella y el forcejeo». David dio marcha atrás y el sospechoso, al percatarse de que el taxista acudía al rescate de la joven, desistió y huyó a la carrera.
El conductor le indicó que se subiera al coche y movilizó a efectivos tanto de Policía Local como de Policía Nacional. También le pidió su teléfono y avisó a su madre. Carla acudió al hospital y a la Comisaría Provincial, donde interpuso la correspondiente denuncia. Fuentes policiales han informado a este periódico que la investigación está en curso para tratar de resolver el suceso.
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