Le habían quitado todos los móviles, o eso creían, porque no localizaron uno que llevaba escondido entre la ropa. Ese teléfono seguro su escapatoria y posiblemente su salvación. «Estoy secuestrado y me van a matar. Voy en un coche blanco», escribió en el terminal.
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Serían ... las 18.45 horas de este sábado 15 de octubre. La víctima, un hombre de treinta y pocos años, había entrado al baño de una estación de servicio de Benalmádena. No estaba maniatado ni tenía lesiones, al menos a simple vista.
Al parecer, aprovechando un descuido de sus captores, mostró la pantalla del teléfono móvil a una persona que se encontraba dentro de la gasolinera, que fue quien, al leerlo, telefoneó a los servicios de emergencias.
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Las primeras patrullas de la Policía Nacional tardaron escasos minutos en llegar. Los agentes, adscritos a la comisaría de Torremolinos-Benalmádena, se bajaron de los vehículos policiales preparados para intervenir ante una situación que, a tenor de la llamada, era muy grave. Y podía haber armas de por medio.
Los funcionarios siguieron la pista del coche blanco. Cuando se acercaban al vehículo, un individuo salió corriendo y les obligó a dividirse. Mientras una pareja lo perseguía, la otra se quedó acompañando a la víctima, que estaba completamente aterrorizada.
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Según las fuentes consultadas, el afectado advirtió a los policías de la implicación de un segundo vehículo, en este caso de un tono oscuro, en el que iban otros dos hombres que estaban repostando en la gasolinera. Los agentes los detuvieron inmediatamente.
Los otros dos compañeros lograron dar alcance al tercer individuo -el que había salido corriendo- en la zona del Higuerón. Al reducirlo, uno de los policías resultó herido e incluso ha tenido que ser intervenido quirúrgicamente por una fractura en un brazo.
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Tras las detenciones, los agentes inspeccionaron los dos vehículos implicados en el secuestro. En uno de ellos encontraron varios teléfonos móviles y una importante suma de dinero en efectivo que ha sido intervenida.
La víctima, que no presentaba lesiones, pero sí un evidente estado de shock, fue trasladada a la comisaría para que prestara declaración sobre lo ocurrido con el fin de confeccionar las diligencias del caso.
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Según las pesquisas, el hombre había sido citado en Málaga capital por unas personas con las que, al parecer, mantenía una deuda por una fuerte suma de dinero. Tras el encuentro, le hicieron subirse por la fuerza en un coche y se dedicaron a recorrer distintos municipios.
En un momento determinado, la llevaron a una nave de un polígono industrial de la provincia. Supuestamente, allí lo amenazaron con cortarlo en trocitos y meterlo en una tinaja que había en el almacén, de ahí el miedo que tenía cuando lo liberaron. Y el agradecimiento a la policía porque estaba convencido de que lo habían salvado.
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