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Fue un traslado exprés, casi sin tiempo para planificarlo, y obligado por la virulencia de las llamas que se acercaban a la finca. Entre los desalojados el pasado domingo de los municipios afectados por el incendio en Sierra Bermeja y Valle del Genal también hubo ... unos desplazados muy especiales: una piara de 50 cerdos que estaban acechados por el humo. Nada más decretarse el cierre preventivo de la localidad de Pujerra, los propietarios de Dehesa de los Monteros salieron corriendo a por sus animales. «Ha sido horroroso; nos hemos escapado por metros», sostienen.
El director comercial de la empresa, José Simón, recuerda que fueron momentos muy tensos, ya que para ellos era primordial garantizar el bienestar de todos los animales. Tras conversar con el alcalde de la localidad y recibir el visto bueno de las autoridades, movieron los animales desde la finca El Monte, en Pujerra, hasta Cañada de la Puya, en el término municipal de Ronda, que ya tenían habilitada para cualquier contingencia.
Para realizar la evacuación de los animales tuvieron que contar con la autorización de la Oficina Comarcal Agraria de Ronda y de la Guardia Civil, ya que cualquier movimiento de ganado debe quedar registrado para mantener la trazabilidad animal. En este caso, y para acelerar el proceso, la oficina autorizó a la empresa a realizar los análisis a la llegada, lo que favoreció toda la operativa.
Toda esa agilidad permitió que el traslado fuera un éxito y que los animales apenas sufrieran las consecuencias. Aunque reconoce que cualquier movimiento supone un estrés para los cerdos, ya que están acostumbrados a vivir en libertad, dice que llegaron a su nuevo hogar en buenas condiciones. «Yo los vi muy bien y no creo que el humo les haya afectado porque salieron a la misma vez que las personas», recuerda.
Horas antes de traslado, los ganaderos de la zona habían estado debatiendo sobre la idoneidad o no de mover a los animales. Mientras unos opinaban que era mejor dejarlos encerrados bajo techo para aislarles de las llamas, otros eran partidarios de dejarlos en libertad para que ellos mismos buscasen sus propias alternativas. En su caso particular optaron por el traslado, pero no todos podían hacerlo por cuestiones logísticas.
Con el paso de los días, y los ánimos un poco más calmados, Simón lamenta el grave daño ecológico y económico que el fuego ha supuesto para toda la zona. «El Valle del Genal ha pendido de un hilo. Las llamas se quedaron casi en la puerta de la finca, en el arroyo Gazapera».
En este sentido, recuerda que la vida rural no es sólo la España Vaciada, y que para apostar por la vida en el campo hay que promover un tipo de producción ecológica como es la ganadería de extensivo, ya que los animales son los que mantienen los bosques sanos. Además, denuncia que las autoridades no se esfuerzan en cumplir las normas que sí obligan para los terrenos privados. «El deterioro del monte se debe a que los públicos están completamente abandonados y no cumplen con lo que se exige a los privados».
Aunque finalmente todo ha quedado en un susto para ellos, Simón reconoce que en algunos momentos temieron por la viabilidad del negocio. Dehesa los Monteros presume de dos características: criar a sus cerdos en los parajes de la Serranía y alimentarlos en gran parte con castaña. «Si se pierden los castaños y estos parajes, qué hubiéramos hecho», se pregunta con cierto alivio. Aunque por desgracia, no todos han corrido la misma suerte y muchos empresarios deberán reinventarse.
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