La policía detecta una nueva ruta del hachís a Sudamérica en la operación contra los 'narcoveleros'

Aquella era una de las cuatro embarcaciones que la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera tenían controladas en el marco de la operación 'Goleta-Gratil' contra una organización a la que se le intervinieron 35.000 kilos de hachís valorados en 60 millones de euros.

A las seis de la tarde de aquel 5 de junio, el 'Carla' soltó amarras en el puerto de Barbate y cruzó el Estrecho, rumbo a África. Los investigadores, que seguían secretamente su ruta, creían que se dirigía a algún punto de la costa del norte o el noroeste de Marruecos para cargar hachís o cocaína y regresar a España.

Pero no. El 'Carla' continuó su enigmático viaje hacia el sur y el 10 de junio llegó a la zona de El Aaiún, en el Sáhara Occidental, «una latitud muy baja para cargar hachís», explican fuentes próximas a la investigación. Estuvo «pajareando» en esas aguas y luego se paró en mitad del océano. Posiblemente, se abarloó a otra embarcación que le proporcionó la droga.

Para sorpresa de los policías, el rumbo de la siguiente singladura no fue norte. El 'Carla' siguió bajando hacia el sur hasta llegar a las costas de Guinea-Conakri, donde permaneció unas horas para, después, emprender el viaje de vuelta a España.

Es –así lo creen los investigadores– la nueva ruta del hachís. O lo que es lo que es lo mismo, el camino de vuelta de la cocaína que viene de Sudamérica. Los agentes de la Udyco y el Greco están convencidos de que los barcos que van a buscar cocaína a la costa oeste de África bajan cargados de hachís, del mismo modo que los contenedores que traen el polvo blanco de Brasil, Venezuela o Colombia regresan cargados de hachís.

En Sudamérica hay un mercado floreciente de la resina obtenida de las plantas femeninas del cannabis, más comúnmente conocido como hachís. Fuentes próximas a la investigación aseguran que en Brasil se está poniendo de moda y se llega a cambiar kilo por kilo con la cocaína, aunque hay que tener en cuenta el factor de encarecimiento del viaje atlántico, que aumenta considerablemente el precio del cannabis.

Policía Nacional y Vigilancia Aduanera siguiente controlando el 'Carla' y otros tres veleros que las pesquisas relacionan con una organización integrada por ciudadanos búlgaros dedicada a introducir grandes cantidades de droga en el continente europeo.

Tras varias aprehensiones que se hicieron pasar por casuales, los investigadores colocaron sus radares sobre el grupo. Así fue como descubrieron que la organización pretendía fletar a la vez toda su flota a finales de septiembre con rumbos y travesías muy diferentes.

Era, a priori, una «jugada maestra», reconocen los agentes, porque lo normal es que, mientras interceptan una o dos embarcaciones, el resto logra su objetivo y consigue llevar la droga a puerto, de forma que las incautaciones se consideran pérdidas inherentes al negocio y se compensan con los millonarios beneficios del alijo.

Pero esta vez les tocó cruz. Policía y Aduanas, con apoyo de la Armada, interceptaron todos los veleros de lujo que tenía controlados –valorados en cinco millones– y apresaron a nueve marineros, que según las pesquisas habrían cobrado 50.000 euros cada uno por el viaje. 

Después vino la segunda fase, centrada en la infraestructura en tierra de la red, con otros 12 detenidos en Marbella, Fuengirola, Estepona, Coín y Barcelona, y en la que se hallaron dos armas de fuego y 102.000 euros en efectivo.

Los números de la 'Goleta-Gratil' no tienen precedentes. Como muestra, un botón: las 35 toneladas intervenidas representan un tercio del hachís decomisado en el Campo de Gibraltar en 2019.