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Prestamitos España SL, Morososweb.com, Lucra-lucra.com. Son algunos de los nombres mercantiles y comerciales que componían el entramado de empresas pantalla que había detrás de Esdinero, una macroestafa piramidal con cientos de afectados y diez millones de euros como botín. Ahora, la ... Sala de lo Penal de la Sección Segunda de la Audiencia Nacional ha condenado a pasar tres años en prisión al cabecilla de la red, así como a sus tres socios, sentenciados a dos de cárcel tras ser considerados cooperadores necesarios de un delito continuado de estafa. Además, la Audiencia impone para todos ellos sendas multas e inhabilitaciones especiales, a la vez que los condena a pagar una millonaria responsabilidad civil para los centenares de afectados por la estafa. Una decena de ellos son de Málaga.
En el proceso judicial –en el que el abogado malagueño Damián Vázquez ha ejercido la acusación particular–, se ha demostrado que el funcionamiento de la red entre los años 2009 y 2010 se basaba en un sistema piramidal. Se trata de un mecanismo ilegal en el que la adhesión de nuevos socios sustenta los beneficios e intereses de los que ya habían invertido en la empresa, fórmula que se expande de forma rápida, ampliando la base de forma insostenible hasta que la estructura vertical colapsa.
En este caso, la marca Esdinero fue creada por los cuatro condenados, quienes según indica el presidente de la sala, actuaron «de común acuerdo» y bajo la «dirección intelectual» del principal condenado, movidos por un «afán de obtener un ilícito beneficio». Según se indica en el apartado de hechos probados de la sentencia (que tiene 35 folios y recoge uno por uno los casos demostrados), el cabecilla se aprovechó de sus conocimientos de la banca y del mundo bursátil para crear un entramado empresarial bajo el sobrenombre de Grupo Esdinero, tras el que operaban media decena de empresas pantalla y marcas comerciales como Eurosweb, Morososweb, Salariosplus y Lucra-lucra.
El magistrado indica que ninguna de estas firmas contaba con las autorizaciones necesarias para operar en el mercado financiero, permisos que otorgan la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España. Funcionando sin ningún tipo de control, las transferencias que se hacían por parte de los clientes a los fondos de inversión eran controladas por otras empresas también propiedad de los estafadores, lo que les permitió mantener un control ficticio de los fondos hasta que la pirámide se vino abajo.
En la sentencia definen de forma sencilla el funcionamiento de la red, que pese a estar compuesto por una compleja maraña empresarial, tenía un fin muy simple: «La principal actividad del entramado denominado Grupo Esdinero era la captación de fondos e inversiones, ofreciendo a los clientes-inversores rentabilidades superiores a las ofrecidas por las entidades bancarias y financieras en tiempos de crisis económica». Les garantizaban un beneficio del 25%, pero cuando la estafa quedó al descubierto, la mayoría de los usuarios de Esdinero no sólo no recibió interés alguno. Perdieron todo lo que habían aportado.
El grupo se publicitó durante meses en prensa escrita y otros soportes, ya que de forma «mendaz y hábil», los socios de la red buscaron crear un sistema de captación progresiva basado en su propia imagen. Tal y como se describe en los hechos probados, la actuación de los procesados derivó en una «puesta en escena» que creaba una «falsa sensación de solvencia y seguridad» de cara a la galería.
Los primeros inversores vieron cómo se cumplían las rentabilidades prometidas, sin saber que el dinero que llegaba a sus cuentas procedía del capital aportado inicialmente por los nuevos clientes de Esdinero. En 2009, sin embargo, se produjo el colapso financiero, motivado por el freno en la entrada de nuevos inversores. Cuando los usuarios se dieron cuenta de que no estaban obteniendo rendimiento alguno, solicitaron en masa recuperar sus ahorros, y la pirámide se vino abajo al estar basada «en la más pura, mendaz y fraudulenta apariencia de solvencia financiera».
El total estafado, como aportó el abogado Damián Vázquez en sus denuncias, superaba los diez millones de euros. Tras el juicio, la suma queda fijada en 10.740.149'36, capital que se perdió en lo que era «una estafa piramidal de libro», según concluye el letrado.
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