Primera detenida en Málaga por incumplir el toque de queda y agredir a dos policías locales

Ocurrió a las 2.45 horas de la noche del lunes al martes en la calle Blas de Lezo, en la zona de Miraflores de los Ángeles. Dos agentes del Grupo de Investigación y Protección (GIP) de la Policía Local de Málaga, que patrullaban de paisano y en un vehículo camuflado, se cruzaron por la vía pública con la mujer.

Ante el toque de queda impuesto desde el domingo por el Gobierno, los funcionarios se pararon junto a ella para interceptarla y que explicara los motivos por los que estaba en la calle a esa hora. Antes, le mostraron sus placas y sus carnés profesionales para demostrarle que, efectivamente, eran policías.

Según fuentes cercanas al caso, la joven, que tiene 21 años y es de origen paraguayo, se habría negado reiteradamente a identificarse y mostró una actitud muy poco colaboradora, tanto que los agentes le advirtieron de que, si perseveraba, acabaría cometiendo un delito y tendrían que detenerla.

Pero lejos de cambiar, la mujer supuestamente se aproximó a los funcionarios y los insultó con expresiones como «todos los policías sois unos cabrones y unos hijos de puta». A continuación, dio un fuerte empujón y varios puñetazos en el pecho a uno de los agentes, siempre según las fuentes consultadas.

El otro policía acudió en ayuda de su compañero, de manera que se inició un fuerte forcejeo. La joven continuó braceando y propinando patadas, lo que hizo que los tres cayeran al suelo. De hecho, uno de los funcionarios tuvo que recibir asistencia sanitaria al resultar lesionado en una rodilla.

Cuando estaban los tres en el suelo, la mujer comenzó a gritar «¡socorro, que me quieren violar, ayúdenme!», con la clara intención de llamar la atención de los vecinos que a esa hora permanecían en sus casas.

Ante esta situación, los policías locales detuvieron a la joven por los presuntos delitos de atentado a agente de la autoridad -por las agresiones- y desobediencia -por el incumplimiento de las restricciones de movilidad impuestas por el estado de alarma-.

Se da la circunstancia de que, días atrás, otra patrulla identificó a la misma joven tras sorprenderla en la vía pública -muy cerca de su domicilio- sin la mascarilla. En aquella ocasión, alegó que no la llevaba encima, que tenía «derecho a respirar» y se introdujo inmediatamente en su casa, por lo que los policías locales le advirtieron de la obligación que tenía de usarla y dejaron el asunto en un mero apercibimiento.