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«Hola, ¿qué tal? Soy seguidor tuyo de Instagram». Ese fue el primer mensaje (literal). Aparentemente inofensivo. A partir de ahí, el tono cambió y la conversación se convirtió en un auténtico acoso, a juicio del fiscal, para conseguir imágenes íntimas de la víctima, una ... menor de 12 años. La intervención de su hermana fue clave para desenmascarar al presunto autor, un hombre que se enfrenta a una posible condena a dos años de cárcel.
Todo comenzó en junio de 2017, cuando la menor recibió en su cuenta de Instagram varias solicitudes de amistad de perfiles desde los que le enviaron fotografías «sugerentes», en palabras del representante del Ministerio Público. La hermana, mayor de edad, se percató de la situación y eliminó esa cuenta en la red social.
Sin embargo, uno de esos usuarios, vecino de Madrid, habría continuado enviándole mensajes desde su teléfono móvil, que probablemente había obtenido en alguna de las conversaciones que tuvieron en Instagram. Pese a que sabía que era menor de edad, le habría solicitado imágenes de ella desnuda, según el fiscal.
De hecho, al ver que la víctima no le respondía, el hombre presuntamente comenzó a enviarle mensajes de madrugada –sobre las 2.30 horas– a los que adjuntaba fotografías en las que se le podía ver en ropa interior y que acompañaba con textos como «¿te gusta lo que ves?». En la siguiente imagen le mostraba sus genitales.
A la mañana siguiente, a las 7.50 horas, continuó mandándole mensajes –siempre según el relato del fiscal– al móvil de la menor. Cuando le contó a su hermana lo que le estaba pasando, ella cogió su teléfono y empezó a chatear con el individuo haciéndose pasar por la víctima. En esa conversación, le dijo que tenía 12 años y le pidió que le enviara más fotos. Tras ello, el acusado presuntamente le mandó otra foto de sus genitales y, posteriormente, un vídeo en el que se le veía masturbándose, al tiempo que le reclamaba imágenes de ella desnuda.
Para el fiscal, estos hechos constituirían un delito de acoso a menores de 16 años a través de las telecomunicaciones, en concurso con uno de exhibicionismo. Además de la pena de dos años de cárcel, solicita para el investigado la medida de libertad vigilada durante tres años, que realice un curso de educación sexual y control de impulsos y que se le prohíba comunicarse con usuarios de redes sociales con menos de 18 años. También insta al tribunal a que le impida ejercer empleo o profesión alguna relacionada con menores durante tres años.
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