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Lo tenían claro. No iban a quedarse de brazos cruzados mientras Valencia atraviesa su peor momento. Ellos son policías y guardias civiles malagueños, aunque se han desplazado a las zonas afectadas como voluntarios. Sin uniformes ni vehículos patrulla, pero con muchas ganas de ayudar. Acuden aprovechando que se encuentran fuera de servicio o, incluso, tras pedir días de asuntos propios o que les quedaban de vacaciones. «Venimos como civiles porque no podíamos permanecer ajenos sabiendo lo que está sufriendo la gente», explica Álex, uno de los cinco agentes municipales de Mijas llegados este lunes a Paiporta.
Como él y sus compañeros han comprobado sobre el terreno, una semana después de las terribles lluvias, «todas las manos siguen siendo pocas». Lo cuenta, además, recalcando que la realidad que están observando dista mucho de las imágenes que lleva días viendo en las noticias o en las redes sociales. «Es mucho peor, hay que estar aquí para ver lo que están pasando los vecinos», lamenta.
Los agentes de Mijas, además, han aprovechado el viaje para llevar a los territorios golpeados por la DANA herramientas útiles para la limpieza de escombros y la retirada de lodo, que son algunos de los efectos más necesarios en estos momentos de crisis. «Lo que estamos viendo y lo que nos transmite la población ahora mismo es que necesitan sobre todo botas; tienen que caminar con bolsas en los pies porque hay una escasez tremenda», apunta Álex.
Los policías locales, tras acercarse al puesto de mando de la zona, fueron destinados este martes a varios garajes de vecinos, así como al parking de una comunidad. «Aquí toca arrimar el hombro, sin saber lo que nos vamos a encontrar; hay que estar preparado para todo», señala. Al respecto, incidía en la desesperación de tantas personas que no solo lo han perdido todo, sino que desconocen dónde están muchos de sus seres queridos, un pesar que se suma a «lo solas que se ha sentido durante días».
Esta misma vocación de servicio público fue la que llevó a Rubén y a su pareja Marta, ambos policías nacionales -él destinado en Málaga y ella en Marbella- a coordinarse junto a otros dos compañeros de La Línea para ponerse de camino hacia los municipios arrasados por la DANA en sus días francos de servicio. «Cada vez que veíamos vídeos o escuchábamos testimonios de los afectados algo se nos revolvía por dentro, era impensable no venir», señala el agente.
El lunes por la tarde llegaron a Aldaya en una furgoneta que les consiguió la Confederación Española de Policía (CEP) y que «apenas tiraba» porque iba cargada hasta los topes de comida, agua, mascarillas FP2, guantes y herramientas, entre los efectos recaudados para donarlos. Esa misma noche estuvieron «dando vueltas» por algunas de las vías más castigadas del municipio por los saqueos nocturnos en comercios, para ayudar a los vecinos a evitar más robos. «Nos impresionó mucho todo: el olor a putrefacción, la oscuridad por la noche que es total, con las calles completamente vacías», comenta.
Ayer, sin apenas descanso, los cuatro agentes volvieron a la carga desde bien temprano para ayudar en las tareas de limpieza y retirada de escombros de viviendas particulares, garajes encharcados y comercios. «Hay muchísimos voluntarios, es una locura el trabajo que se está haciendo», explica Rubén. Hasta que prácticamente no empezó a caer la noche, no dejaron de extraer muebles, tirando únicamente de fuerza, o de quitar kilos de lodo con las palas. «Estamos reventados, pero hemos venido a esto», dice.
Este martes, precisamente, otro grupo compuesto por una decena de agentes -entre policías nacionales, guardias civiles y policías municipales-, todos ellos fuera de servicio, también partió de la provincia malagueña con destino a los pueblos más golpeados por las graves inundaciones. Uno de los efectivos es Eliud, quien cuenta que se han coordinado por su cuenta, a través de un chat, porque no podía permanecer impasible al drama que se está viviendo en Valencia.
«Algunos vamos de saliente después de trabajar dos noches; nos dirigimos a la aventura, a donde veamos que podemos hacer más falta y, por la noche, a las zonas que se queden más desprotegidas», expone el voluntario, miembro del Cuerpo Nacional de Policía. Como señala Eliud, ellos también han contado con la ayuda del sindicato CEP, que correrá con los gastos que afronten los agentes para ayudar a los vecinos, además de colaborar con el transporte.
Saben que se van a encontrar un panorama desolador, tal y como le están transmitiendo los compañeros que ya están sobre el terreno, pero el ánimo no decae, como afirma Eliud. Sobre todo, porque también han viajado con furgones cargados de productos de higiénico sanitarios valorados en 4.000 euros, además de palas y otras herramientas necesarias para las tareas de desescombro y limpieza. «La solidaridad de amigos, de vecinos y conocidos ha sido desbordante, gracias a ellos llevamos muchas cosas que son muy necesarias», mantiene.
Los efectivos voluntarios regresarán entre el jueves -en el caso de los policías de Mijas- y el viernes, ya que la mayoría de ellos se incorporarán a sus puestos de trabajo al día siguiente. «No son muchos días, pero el tiempo que estemos aquí vamos a estar a piñón, aunque volvamos reventados», asegura al respecto Eliud. Ellos son una muestra más de la marea solidaria que se está volcando con Valencia. Y también de la enorme vocación de servicio público que mueve a los agentes malagueños.
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