Ella es una mujer de hierro, de las que no se achanta ante las adversidades. Al contrario, lo de ponerse a prueba va en su ADN. Se dedica a atrapar atracadores en Málaga, pero en unos días cambiará el vehículo patrulla por el avión para ... afrontar un nuevo desafío. Este sábado 7 de mayo participará en el Campeonato Mundial de Ironman, que tendrá lugar en St. George, en el estado de Utah (EEUU).
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Se trata de la máxima competición de triatlón que convoca esta marca, y para la que únicamente consiguieron clasificarse tres mujeres de toda España. La policía –prefiere mantenerse en el anonimato para que «los malos no me reconozcan por la calle», ya que trabaja vestida de paisana– logró su plaza en el mundial tras participar en octubre del año pasado en el certamen que se celebró en Cascais (Portugal).
«Yo ni siquiera fui con el pensamiento de clasificarme, era la primera vez que participaba en una carrera de Ironman y competía con gente que llevaba toda la vida intentando conseguir un puesto en el mundial», explica la agente del Grupo de Atracos de la Comisaría Provincial de Málaga. En enero recibió la noticia a través de un correo electrónico de la organización. «Fue una sorpresa y una alegría inmensa», asegura.
Solo contaba con 48 horas para confirmar su asistencia, pero, a pesar del «subidón», necesitó un día para decidir si acudía o no a la cita. «No es nada barato inscribirse en el mundial, y a eso hay que añadir el pago del avión, el alojamiento y la estancia», agrega la mujer. Los deportistas que participan en estas competiciones suelen ir de la mano de patrocinadores, que sufragan parte o la totalidad de los gastos. Pero no ha sido su caso.
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«Yo es que ni me había planteado que pudiera tener esta oportunidad y tampoco sabía ni cómo buscar marcas que me patrocinasen, así que todo ha tenido que correr por mi cuenta», reconoce. Pese a ello, era consciente de que esta es una ocasión que pocas veces se presenta en la vida. No podía desaprovecharla.
13 horas de carrera
La policía se enfrenta a un campeonato «muy exigente», en el que tendrá que recorrer 3,8 kilómetros a nado, 180 en bicicleta y otros 42 kilómetros corriendo. Calcula que podrá tardar unas 13 horas en completar el circuito de triatlón. «Es una prueba dura físicamente y, sobre todo, mentalmente; pero lo más duro es lo previo, el entrenamiento, aunque a mí es lo que más me gusta», sostiene la mujer.
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De hecho, afirma que estos días los está disfrutando «como nunca» preparándose para la gran cita. Su propósito no es otro que vivir la emoción del trayecto y llegar a la meta. «Siempre que he acudido a alguna competición de larga distancia he llorado en la salida y al finalizarlas; el sentimiento es indescriptible», mantiene.
Desde pequeña tuvo claro que lo suyo era la acción y encontró en el deporte una forma de vida. Y gracias a él, precisamente, se cruzó en su camino el Cuerpo de la Policía Nacional. Entre otras titulaciones, se sacó la carrera de Magisterio de Educación Física. Aunque ella tenía claro que su futuro no estaba en las aulas, sino como entrenadora. En el último año de la universidad, una compañera le propuso apuntarse con ella a prepararse para las pruebas físicas de acceso a la Policía. «Yo acepté porque me encanta entrenar, pero sin ninguna otra intención», cuenta la agente.
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Una nueva vocación
Entre risas, señala que entonces pensaba que para tener ese trabajo había que «tener mucho carácter y mala leche», pero allí conoció a varios efectivos que le explicaron en qué consistía su profesión. Además de comprobar «que eran personas normales», se quedó fascinada con las intervenciones que los agentes le relataban. Y así fue como nació en ella una vocación que, a día de hoy, se mantiene intacta.
«Me saqué la plaza en 2009 y es lo mejor que he hecho porque me encanta mi trabajo», asegura. En septiembre del año pasado aterrizó en el Grupo de Atracos de la Comisaría Provincial, desde el que persigue sin descanso a los ladrones que llevan a cabo sus robos a punta de pistola o empleando armas de otro tipo para acorralar a sus víctimas. «Lo que se ve aquí da para una película», indica la policía, a quien le apasiona el trabajo de calle y de acción, pero también toda la labor de investigación necesaria para dar captura «a los malos».
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Antes de su llegada a esta unidad, la agente de hierro «ya había pasado por otros grupos parecidos», señala, como la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) o la de Seguridad Ciudadana. «Estuve nueve años en Torremolinos; allí me sentía muy cómoda, pero estaba deseando trabajar en una comisaría más grande, y al final conseguí el traslado a Málaga», comparte la mujer.
Para ella, todo es cuestión de «fijar una meta» y dirigir sus pasos en esa dirección. Ya sea para meter entre rejas a los malhechores o para llegar a lugares que ni siquiera imaginaba, como el Mundial de Ironman. Está claro que, para esta policía, no existen las barreras ni los imposibles.
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