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La Iglesia se vio salpicada en 2023 por sendos escándalos protagonizados por dos sacerdotes en Málaga. El primero, el padre Fran, acusado de abusar de varias amigas inconscientes, aún está en investigación. El segundo, el padre Roberto, investigado por acosar a una exnovia, ya encara el juicio y se sentará en el banquillo para enfrentarse a una petición de cárcel.
Según ha podido saber SUR, la Fiscalía ya ha formulado escrito de acusación contra el padre Roberto, que venía ejerciendo como párroco de Canillas de Aceituno, Salares y Sedella hasta que la denuncia de su exnovia se hizo pública -en octubre de 2023- y el Obispado tomó cartas en el asunto apartándolo del sacerdocio en Málaga.
En su escrito de conclusiones provisionales, el Ministerio Público solicita una pena de 15 meses de prisión y una orden de alejamiento de 500 metros durante tres años por un delito de acoso digital, también conocido como 'stalking', recogido en el artículo 172 ter del Código Penal. También pide una indemnización de 3.000 euros.
La acusación particular, que ejerce, en representación de la denunciante, el letrado Luis Entrambasaguas, del Despacho de Maireles Abogados, solicitará en el juicio hasta dos años de cárcel con la misma orden de alejamiento y con una indemnización de 6.000 euros por el delito de acoso.
El caso, del que entiende el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Málaga, acumula ya un total de seis denuncias que la víctima formuló en distintas ciudades españolas, en concreto Torremolinos, Madrid, Cartagena y, por último, Vélez-Málaga.
La Fiscalía relata que la mujer mantuvo una relación de pareja con el sacerdote durante tres meses, entre finales de 2021 y principios de 2022. «El acusado no cesó de molestar a la perjudicada, no aceptando dicha ruptura, tratando de contactar con la misma en reiteradas ocasiones y a través de terceras personas», refleja literalmente el escrito acusatorio.
La situación obligó a la mujer a «cambiar de domicilio para evitar encontrarse con él», destaca el Ministerio Público. «Así -continúa- tras trasladarse a vivir a Madrid, el acusado intentó entablar contacto con [la denunciante], llamando a su puesto de trabajo para preguntar por la misma y llegando a personarse en dicho lugar el 27 de octubre de 2022».
El siguiente episodio habría tenido lugar en febrero de 2023, cuando la mujer recibió una llamada de un número desconocido. Según la Fiscalía, el interlocutor era el padre Roberto, quien intentó concertar una cita con ella e incluso llegó a escribirle: «Seré tu peor pesadilla, ya lo averiguaras, ya sabrás de mí más exactamente, todo a su tiempo».
Días después, mientras la víctima se encontraba en las fiestas de Carnaval de Archidona junto a unas amigas, «apareció el acusado en la plaza principal donde se encontraba [la denunciante], tratando de hablar con ella, a pesar de sus reiteradas negativas», añade el escrito de conclusiones provisionales.
El 21 de febrero del mismo año, después de que la víctima hubiese cambiado nuevamente de domicilio -se mudó a Cartagena-, el procesado apareció al volante de un coche y pasó junto al nuevo puesto de trabajo de ella, lo que le ocasionó «una situación de desasosiego y temor».
El escrito de acusación de la Fiscalía no recoge el último episodio, que habría tenido lugar el 4 de septiembre, cuando ella circulaba con su coche por la autovía A-7 a la altura de Rincón de la Victoria, en la calzada en sentido Málaga capital, ya que se dirigía al centro comercial Vialia.
Según denunció en su día la mujer, se percató de que el sacerdote, al que ya había denunciado en cinco ocasiones, se puso detrás de su coche y, cuando ella lo dejó pasar, «él la miró y rio». Luego se colocó delante y, siempre según la versión de la joven, comenzó a aminorar la velocidad.
La víctima se cambió al carril central y de ahí al izquierdo para rebasarlo, pero el hombre supuestamente se puso detrás y empezó a acelerar, lo que hizo que ella volviera al carril central. El padre Roberto presuntamente repitió la maniobra: se colocó delante y redujo la velocidad. A ella le dio tiempo a hacer una foto y llamar a la Guardia Civil.
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