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Las cuatro jóvenes, en una foto tomada durante su estancia en el parque nacional.
Naufragio en Galápagos

El vídeo de la pesadilla de cuatro alumnas de la UMA a bordo del 'Angy'

El teléfono móvil de un superviviente grabó los momentos previos y el hundimiento de la lancha de cabotaje, que provocó la muerte de cuatro pasajeros

Juan Cano

Málaga

Viernes, 30 de septiembre 2022, 00:30

Las imágenes impresionan. El teléfono móvil de uno de los supervivientes grabó el naufragio de la lancha de cabotaje 'Angy' en Islas Galápagos, en la que viajaban cuatro alumnas de posgrado de la UMA que lograron sobrevivir y rescatar a parte del pasaje.

En el primero de los vídeos se aprecia el momento en que la embarcación empieza a hacer agua. Los aliviaderos de la sentina, donde los pasajeros apoyan los pies y las maletas, no dan abasto y la lancha comienza, poco a poco, a hundirse.

«En ese momento, nosotras estábamos en la proa», describe Estefanía (26 años), una de las cuatro universitarias malagueñas. Con ella estaban Yaiza (23), Marina (23) y Ana (22). Esta última fue quien anunció lo que estaba a punto de suceder: «Se hunde el barco».

El segundo y el tercero de los vídeos son una angustiosa crónica en directo de la tragedia. Los pasajeros intentando mantener el equilibrio mientras el vaivén de las olas los zarandean de un lado a otro de la embarcación. Los gritos de auxilio y el agua ya casi por la cintura. El momento en que la lancha pierde la horizontalidad y empieza a descender hacia el fondo, rodeada de maletas flotando y de náufragos que se agarran a ellas como quien trata de asirse a un improvisado salvavidas.

Las cuatro malagueñas saltaron al agua desde la propia y nadaron hacia otra embarcación que minutos antes les había suministrado combustible. «Nosotras fuimos de las primeras en subir», cuenta Estefanía. Ella se dedicó, junto a dos marineros, a rescatar a todos los pasajeros que pudieron: «Todo el mundo a bordo estaba en shock, por eso reaccioné. Me puse a lanzarles chalecos salvavidas, boyas, flotadores... Cualquier cosa que pudiera ayudarles», agrega la universitaria.

Sus compañeras cuidaban de los niños mientras sus padres subían a bordo. «Pudimos rescatar a 14 o 15 pasajeros. Al principio todos gritaban, los niños lloraban… pero mis compañeras cuidaron de ellos e intentamos tranquilizar a todo el mundo para que no hubiera más nervios de los que ya provocaba la situación», explica la joven.

Desgraciadamente, no todo el mundo pudo subir a bordo de la segunda embarcación. «Por orden del capitán, regresamos a puerto por miedo a que el barco se hundiera si metíamos a los 37 pasajeros que llevaba la lancha que había naufragado, que era de dimensiones parecidas». Cuatro náufragos murieron y otros dos siguen desaparecidos.

Desoladas

Las cuatro universitarias están desoladas porque, aparte de la traumática experiencia vivida, y de su pesar por las víctimas, han perdido todo el material fotográfico en el que habían invertido para el viaje, que les había costado mucho dinero. Aun así, han decidido quedarse en las islas para culminar su misión.

Marina, Yaiza y Estefanía son biólogas, mientras que Ana es bioquímica. «Nos dieron una beca de cooperación internacional (concedida antes de pandemia) y este año por fin hemos podido venir a nuestro destino, que es la Agencia de Bioseguridad de las Islas Galápagos», cuenta Estefanía.

El archipiélago está situado a unos 1.000 kilómetros de la costa de Ecuador y desde 1979 ostenta el título de Patrimonio Natural de la Humanidad debido a sus especies únicas, terrestres y marinas. El científico inglés Charles Darwin se inspiró en ellas para elaborar su teoría de la evolución.

El grupo de investigadoras malagueñas trabaja como voluntarias en un proyecto titulado 'Identificación de especies invasoras que ponen en riesgo la flora, fauna y alimentación en las Islas Galápagos'. Ellas se dedican a la identificación molecular de las especies. Su voluntariado empezó en agosto y termina a finales de octubre. Y piensan culminarlo.

La Fiscalía de Ecuador ha abierto diligencias para investigar lo ocurrido, ya que la lancha de cabotaje había tenido problemas en un motor en el puerto y aun así el capitán decidió zarpar. Pese a que sufrió varias averías durante el viaje, que ya tardaba una hora más de lo habitual, decidió continuar, hasta el punto de que se quedó sin combustible.

Además, la embarcación transportaba a 37 pasajeros de Isabela a Puerto Ayora, cuando al parecer su capacidad máxima era de 25 personas. Y según Estefanía, lo hacía sin chalecos salvavidas. «Antes de subir al barco pregunté por ellos y me dijeron que estaban secándose en el puerto», asevera.

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