La pesadilla acaba para María, la pensionista de 73 años acusada de ciberestafa: «No tengo ni ordenador»

Lo tuvo que aprender a la fuerza cuando se convirtió, sin saberlo –tampoco había escuchado nunca esa expresión–, en una mula tecnológica: ciberdelincuentes habrían utilizado el DNI de María para crear perfiles en dos casas de juego online para gastarse el dinero de la tarjeta de crédito que le había birlado, a su vez, a otra mujer de Durango (Vizcaya).

Se trata de una técnica muy común en las ciberestafas. Si ganan en sus apuestas, el beneficio es neto. Si pierden, no les importa, porque juegan con el dinero de otro. En este caso, de la vecina de Durango, a la que le cargaron más de 400 euros en su cuenta corriente al clonar su tarjeta.

Y a María, la pensionista de Rincón, la abocaron a una «pesadilla», como ella la define, porque, cuando la víctima denunció la estafa, y la Ertzaintza empezó a investigar, el que figuraba como apostante en las casas de juego online era su nombre. «Ya ves... Si yo lo único que juego de vez en cuando es una primitiva, por aquello de probar a la suerte», afirma la mujer.

Todo comenzó un día de octubre de 2021, cuando María abrió su buzón y encontró una citación para un juicio en Durango. «En ese momento no sabe uno qué pensar, me pilló completamente por sorpresa. Yo había estado en el País Vasco seis años antes en un viaje de la Imserso, así que al principio pensé que podía ser algo de eso».

En medio del desconcierto, se puso a buscar abogado –la ha asistido Francisco José Peláez, del despacho Penaltech- para defenderse, con lo surrealista que eso suena. «Al ver la denuncia -continúa– ya supimos que la citación no era por el viaje, sino por el desfalco que le habían hecho a esa señora. Mis amigas no se lo podían creer».

Incertidumbre y temor

María asegura que se vio muy vulnerable, sobre todo teniendo en cuenta lo poco que entiende de tecnología. «Se siente uno muy mal, fatal, y además a mi edad... Yo nunca he tenido nada con un juez, ni una denuncia ni nada de nada. He estado mucho tiempo mirando el buzón con miedo, a ver qué me encontraba», explica la mujer, que enviudó hace 17 años y que se dedicó a trabajar como cocinera en un bar y a las tareas de casa.

Sin embargo, el procedimiento en el juzgado de Durango siguió adelante y María veía cada vez más cerca sentarse en un banquillo. «Yo pensaba que en algún momento se darían cuenta, pero claro, nunca se sabe. Si no hubiera tenido más remedio, habría ido al juicio».

Aunque estaba bastante convencida del resultado, tampoco se le iba de la cabeza la posibilidad de que pudiera salir mal y no creyeran en su inocencia. «Pensaba que iba a quedar fichada para toda la vida. Aunque a mis años... tampoco es que me importara mucho ya», bromea.

Con la fecha del juicio a la vista, los profesionales de Penaltech maniobraron y solicitaron a la Ertzaintza varias pruebas para demostrar que su clienta era otra víctima más del mismo hacker. No hizo falta. El juzgado archivó directamente su imputación por prescripción, aunque lo que subyace, según el abogado de María, es que la jueza entendía que no había caso.

«Yo me puse contentísima cuando me dio la noticia, imagínese, por fin termina ya esta pesadilla», expresa María, quien, aun así, tiene miedo de que vuelva a pasar, «porque mi DNI sigue en manos de ellos...». De hecho, hasta preguntó en comisaría si podía cambiar la numeración de su carné, pero le dijeron que no.

María no sabe quién cogió su DNI y lo proporcionó a los ciberdelincuentes, aunque tiene ciertas sospechas -que no puede demostrar- sobre un trámite financiero que hizo unos días antes y en el que alguien aparentemente confiable le solicitó el carné. «Es muy difícil, porque te lo piden para cualquier cosa, pero por todo lo que he pasado, mi consejo es que no den el DNI tan a la ligera».