Secciones
Servicios
Destacamos
Formaban, en palabras de la jueza, un «mini-ejército» de ladrones que demostraba formación militar en cada golpe. Hacían reconocimientos de zona, planificaban el asalto y las vías de huida, y nunca, nunca, llevaban encima sus móviles a la hora de perpetrar los robos.
Para comunicarse entre ellos, utilizaban modernos 'walkie-talkies' con manos libres para evitar ser detectados por las antenas de telefonía durante los asaltos a chalés de lujo, que se producían siempre entre las nueve y las noche de la noche, cuando los moradores estaban dentro.
Pero si algo los caracterizaba era el uso de una violencia extrema. Los integrantes de la banda, ladrones de origen albanés que se hacían pasar por policías, maniataban y amordazaban a las víctimas, las golpeaban y llegaban a amenazarles con amputarles dedos de las manos.
Tras una complejísima investigación que se prolongó durante un año, agentes de la Guardia Civil adscritos a la Comandancia de Algeciras han logrado desarticular este grupo organizado con la detención de seis de sus presuntos miembros, según ha podido saber SUR.
Los investigadores les atribuyen por encima de la decena de asaltos a mansiones y chalés de lujo de Estepona, Benahavís y Sotogrande, de ahí que la operación se iniciara en la provincia de Cádiz y haya sido dirigida por la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de San Roque.
También se les atribuyen robos en Lucena y Puente Genil (Córdoba), así como en Requena (Valencia), lo que demuestra la extraordinaria movilidad geográfica de la banda, que usaba pisos piloto y coches de lujo sustraídos -tenían predilección por la marca Porsche- y a los que doblaban las matrículas para dificultar los seguimientos policiales.
Los delitos investigados en la operación de la Guardia Civil se extienden desde principios de 2024 hasta los primeros días de 2025, cuando fueron arrestados por sorpresa en la casa de campo donde se escondían en la localidad sevillana de Marchena.
El último de esos robos, cometido en la provincia de Málaga, se les imputó prácticamente sobre la marcha, ya que los agentes tuvieron conocimiento del delito al mismo tiempo que detenían a los presuntos autores. De hecho, en la casa de campo de Sevilla se hallaron muchos de los efectos -artículos de lujo- supuestamente sustraídos en el domicilio malagueño, así como unos 70.000 euros, aunque en distintas monedas.
El modus operandi coincide en la mayoría de los asaltos investigados. Entre tres y cinco encapuchados allanaban los chalés al grito de «policía» provistos de armas cortas o subfusiles. Tras inmovilizar a los moradores, registraban las viviendas en busca de un claro objetivo: relojes, joyas y el dinero de la caja fuerte. En una mansión de la Costa del Sol se apoderaron de un botín que se acercaba a los dos millones de euros.
Según las fuentes consultadas, no dudaban en emplear la violencia para obtener el mayor botín posible. A una de las víctimas la asfixiaron con un cable y hasta golpearon a su hijo menor de edad para que les diera el código de apertura de la caja fuerte. A otra mujer la arrastraron del pelo y le propinaron patadas y puñetazos en presencia de sus tres hijos.
Al marcharse, los delincuentes solían encerrar a todas las víctimas en la habitación, cortaban el fluido eléctrico para que no pudieran salir y tiraban sus móviles a las piscinas para garantizarse el tiempo necesario para huir antes de que avisaran a la policía.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.