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Es sólo una hipótesis, pero en estos momentos es la principal y probablemente la única que se pueda apoyar en un dato objetivo. La mujer cuyo cadáver momificado fue hallado por un okupa y su hija en una vivienda de Camino de Suárez habría fallecido hace 14 años, probablemente durante una ola de calor.
Los investigadores de la Policía Nacional tratan, en primer lugar, de identificar plenamente el cuerpo. Todo apunta a que se trata de la propietaria de la vivienda, Elisa P. G., nacida en 1924. Al parecer, no tenía hijos. Los agentes han localizado a un sobrino de la mujer que reside en otra provincia española.
El hallazgo del cuerpo se produjo a última hora de este lunes 17 de marzo, cuando un hombre intentó okupar la vivienda de Elisa, un inmueble que llevaba años sin movimiento. A los vecinos no les extrañó porque ella solía viajar y había vivido durante años en Nueva York. Los pisos de la comunidad, formada por 80 propietarios, han tenido bastante rotación y muchos de los residentes son extranjeros.
Al caer la tarde, el hombre, que está a punto de ser desahuciado de su domicilio actual, forzó la puerta del inmueble y se adentró en él con su hija, que tiene 11 años. Ambos encontraron el cadáver de la anciana tumbado sobre el sofá del salón. Estaba momificado y prácticamente reducido al esqueleto, tal y como adelantó SUR.
A los investigadores les llamó la atención que las ventanas del piso estuviesen abiertas de par en par, lo que permitía llegar a dos conclusiones. En primer lugar, explicaría que en el vecindario no se hubiese percibido el olor propio de la putrefacción. En segundo lugar, indicaría que la muerte se produjo en verano.
Tras el hallazgo, los agentes inspeccionaron el piso de la mujer, situado en la séptima planta del número 41 del Camino de Suárez, en busca de algún rastro de vida. Entre los papeles de la difunta, se ha encontrado un documento que probaría que estaba viva en junio de 2011. A partir de esa fecha no se volvió a tener noticias de ella.
En las bases de datos de la Agencia Estatal de Meteorología consta que a finales de junio de 2011 se registraron varios días de terral que precedieron a una ola de calor -tres o más días con temperaturas muy por encima de la media- que se extendió por varias provincias españolas, entre ellas Málaga. Aunque sigue siendo una hipótesis que sólo podrá rebatir un estudio antropológico o los datos que aporte su familiar, los investigadores sospechan que la muerte se produjo en ese contexto.
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