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La mujer detenida a finales de mayo por golpear a su marido con un martillo en Huelin ha vuelto a ser arrestada por agredirlo. Esta vez, según la investigación, le habría pegado con un coche de juguete en la cabeza, lo que le ocasionó una brecha.
El pasado viernes, una unidad de la Policía Local de Málaga que patrullaba por esta barriada de la capital fue avisada por un hombre de unos 60 años que presentaba una herida sangrante en la oreja izquierda y tenía la camisa manchada.
Los agentes le preguntaron qué le ocurría y él respondió que su pareja le había agredido. Según dijo, le había golpeado con un coche de juguete -de unos 30 centímetros de largo por 20 de ancho- del hijo que tienen en común.
Los policías locales le pidieron que los llevara hasta su domicilio. Él lo hizo y les abrió la puerta para que entraran. Al pasar, observaron a la mujer junto al pequeño, que tiene cinco años recién cumplidos.
A los agentes no les dio tiempo ni a preguntarle. Antes, ella manifestó espontáneamente: «Yo no le he pegado». Según las fuentes consultadas, la mujer argumentó que su marido se había caído mientras colocaba una cortina y se había dado un golpe en una rodilla.
Cuando los policías le preguntaron por el corte que su pareja presentaba en la oreja, respondió que no sabía cómo se había hecho esa herida e insistió en que ella no le había agredido. También dijo que él había estado todo el día molestándola e insultándola.
En un momento determinado, mientras se entrevistaban con la mujer, el niño se acercó a uno de los agentes y le dijo que su madre había pegado a su padre, al tiempo que buscaba el coche de juguete con el que le habría golpeado, pero no lo encontró. Tampoco los policías lo hallaron. El hombre les dijo que había desaparecido.
Además, al comprobar la documentación de la mujer, descubrieron que tenía una reseña policial muy cercana en el tiempo. Concretamente, había sido detenida el 28 de mayo también por, supuestamente, pegar a su marido, aunque en aquella ocasión con un martillo.
Los hechos se desarrollaron entonces de un modo muy similar. El hombre salió a la calle para pedir ayuda y acudió al albergue municipal de la calle Góngora, desde donde telefonearon a la sala del 092 de la Policía Local.
Cuando los agentes acudieron al domicilio, fue el niño quien les abrió la puerta y, al parecer, les contó de forma espontánea que su madre había pegado a su padre con un martillo y le había hecho sangre. El hombre sufrió una herida en el pómulo izquierdo.
La mujer, que estaba justo detrás, apartó al crío y dijo a los agentes que, efectivamente, se había producido una discusión entre ambos, pero que su compañero sentimental se puso muy violento y que por eso ella se defendió con el martillo.
Los agentes le preguntaron dónde estaba el arma. Aunque al principio rehusó decírselo, la mujer accedió en aquella ocasión a entregar el martillo, de 25 centímetros, que estaba escondido debajo del sofá de la vivienda.
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