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El crimen de Dana Leonte, la joven de 30 años que desapareció en 2019 en la localidad malagueña de Arenas, encara ya la celebración del juicio. Tras las últimas pruebas solicitadas por las partes, la jueza da por finalizada la instrucción del caso y la familia de la víctima ha formulado escrito de acusación contra el principal y por ahora único sospechoso de su muerte, Sergio Ruiz, con quien mantenía una relación sentimental. De hecho, acababan de ser padres.
El hermano de la fallecida, Florin Leonte, ha presentado ante la jueza un escrito en que resume -por medio de su abogada, Antonia Barba- los argumentos que les llevan a concluir que Sergio Ruiz presuntamente acabó con la vida de Dana tras golpearla con un palo, la envolvió en un edredón y se deshizo del cadáver en el campo. La familia considera que el acusado cometió un delito asesinato y pide para él una condena a 20 años de prisión.
Todo comenzó el 12 de junio de 2019. Aquella mañana, la hermana de Sergio y el padre de éste supuestamente contrataron un camión y a varios operarios para recuperar una serie de objetos de una cochera situada en los bajos de la vivienda que Sergio compartía con Dana. Según arranca el relato de la acusación particular, que se apoya en los testimonios de tres testigos, se marcharon del lugar a las 13 horas.
Dana terminó su jornada en el bar que acababa de abrir en Vélez-Málaga y regresó a casa sobre las seis de la tarde. Al llegar, observó que la cerradura del portón marrón de la cochera había sido manipulada, por lo que alertó del robo a Sergio, quien pidió permiso a sus jefes -trabajaba en un polvero en Vélez-, avisó a la niñera de que iba a recoger más tarde a la niña y se dirigió a su domicilio en Arenas.
Dos guardias civiles acudieron a la vivienda y atendieron la llamada por robo que realizó la pareja. Esos dos agentes serían las últimas personas que vieron a Dana con vida. La patrulla se percató del «estrés emocional» en el que se encontraba la joven, igual que la encargada de un bar del pueblo que la vio aquella tarde, y que manifestó a los investigadores que Dana parecía «a punto de explotar», según el escrito.
La acusación particular mantiene que, entre las 19.00 y las 22.40 horas de ese día, Sergio Ruiz habría golpeado «al menos en una ocasión» con un palo de madera en la cabeza Dana Leonte, quien quedó «inconsciente o malherida», la envió en un edredón y «la arrastró escaleras abajo» para meterla en su coche. Después, la trasladó «bien para ocultarla porque ya la había matado en el referido domicilio, bien para matarla y ocultarla».
El 21 de septiembre de 2019 se produjo un hallazgo clave en el caso. Un perro descubrió un fémur con restos blandos y una fractura en un paraje de Arenas conocido como Casa Córdoba. Los forenses y el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil determinaron que ese hueso pertenecía a Dana. Y algo más. El escrito acusatorio recuerda que presentaba una fractura ante-mortem producto de un golpe en la vivienda o en el traslado, lo que respaldaría la tesis de que fue víctima de una agresión.
Tras ese primer hallazgo, la Guardia Civil intensificó las batidas en la zona y se localizaron varios huesos más (la mayoría, descubiertos por el mismo perro). El último de ellos fue encontrado el 30 de noviembre de 2019. Desde entonces no ha habido más hallazgos, pese a que los agentes buscaron con ahínco el cráneo para probar el golpe en la cabeza que presuntamente le causó la muerte, según la investigación.
El escrito de la acusación particular se apoya en los mensajes que se enviaron desde el teléfono de Dana Leonte a partir de las 19.53 horas del día de autos. Sheila Queralt, perito judicial en lingüística forense, realizó un análisis exhaustivo de los mensajes enviados y descartó con una probabilidad alta que fuesen enviados por Dana, al tiempo que, con el mismo grado de certeza, concluyó que la persona que los escribió habría sido Sergio, puesto que Dana no cometía faltas de ortografía ni acortaba las palabras, entre otros rasgos caligráficos y ortográficos.
Para la familia de la joven rumana, otra prueba de que el móvil de la víctima estaba siendo utilizado por Sergio -y no por ella- es un mensaje que se envió desde el teléfono de la víctima a las 22.09 horas a la niñera y que decía literalmente: «Ya mismo va Sergio». El investigado recogió a la hija que tienen en común sobre las 22.35 horas. La acusación particular considera que sólo ellos dos podían saber que iba a buscar a la niña a esa hora, lo que a su juicio es otro indicio más de que, para entonces, él ya controlaba los dos terminales.
El escrito acusatorio también incide en que a las 19.53 horas los dos móviles se encuentran en la misma zona de cobertura -el repetidor de Arenas- correspondiente al domicilio familiar, lo que a juicio de la familia constituiría otra contradicción, ya que Sergio Ruiz había manifestado que se encontraba en Vélez-Málaga buscando la camioneta de su cuñado para recuperar las pertenencias supuestamente robadas.
«Los teléfonos móviles de ambos se encienden y se apagan prácticamente al mismo tiempo, con escasos minutos de diferencia entre ellos, y el móvil de Dana Leonte se desconecta a las 22:35 horas del día 12 de junio», justo a la hora en que Sergio Ruiz había acudido a Vélez-Málaga a recoger a su hija, que estaba con la cuidadora. El informe de geolocalización de la Guardia Civil concluye que el día de autos los terminales estuvieron «juntos o muy próximos entre sí» en un viaje de Arenas a Vélez-Málaga y vuelta a la localidad de Arenas.
La acusación particular esgrime contra Sergio Ruiz otra parte del informe de geolocalizaciones elaborado por la Guardia Civil. Según dicho estudio, el móvil del sospechoso estuvo en las inmediaciones del lugar donde fue hallado el resto óseo de Dana Leonte -a 700 metros o menos- hasta en 14 ocasiones entre las 20.23 horas del 12 de junio y la mañana del 28 de junio.
El escrito presentado por la familia, que se hace eco del informe final de la Guardia Civil, recuerda que en la inspección ocular de la vivienda familiar intervino un perro experto en localizar restos cadavéricos y detectó muestras biológicas de color rojizo en un palo de madera y también en otros lugares y prendas de ropa de la casa, como un edredón.
En el palo de madera, además, se encontró un pelo que, tras ser analizado, corresponde a Dana Leonte, por lo que la familia considera que sería el arma homicida. Sin embargo, las pruebas de laboratorio no confirmaron que se tratase de sangre. La familia considera que esto sucedió porque Sergio Ruiz limpió la vivienda con lejía.
El escrito de la acusación particular recuerda que hay «manchas rojizas en diversas partes del vehículo» de Sergio Ruiz y que se ha encontrado un pelo de Dana Leonte en el maletero del mismo. También insiste en un episodio desvelado por la hija mayor del investigado, quien declaró que vio cómo su padre se paraba en unos contenedores de basura y cogía unos zapatos de trabajo que había en unos matorrales.
La familia de la víctima explica en el documento que Sergio Ruiz se comportó «desde el primer momento» como si Dana Leonte «no fuera a volver», al sostener que se trataba de una desaparición voluntaria. Incluso llegó a manifestar que ella regresó al día siguiente al domicilio familiar en busca de enseres personales y dinero, «hecho totalmente falso», expresa el hermano.
La abogada de la familia subraya que, según la Guardia Civil, el investigado supuestamente tiene una personalidad «violenta y mendaz» con todas sus parejas, y que se ha negado a hacerse la prueba que solicitó el Ministerio Fiscal para que un forense determinase su perfil psicosocial como posible sujeto activo de violencia de género. También insiste la familia en la posición de «violencia» de Sergio Ruiz hacia Dana, a la que tenía grabada en su móvil como «zorra rumana», según reveló una pareja anterior del investigado.
Por todo lo anterior, el hermano de Dana Leonte, en representación de la familia, solicita que Sergio Ruiz sea condenado por un delito de asesinato en la modalidad de alevosía por desvalimiento, dado que el investigado no presentaba lesiones y «aprovechó el estado de ansiedad de Dana por el robo».
La abogada Antonia Barba considera que se trata de un supuesto de «alevosía doméstica» basada en la relación de confianza proveniente de la convivencia de la pareja. Además, entiende que son de aplicación las circunstancias agravantes de parentesco y de género.
Asimismo, la letrada pide que, en caso de ser condenado, cumpla una orden de alejamiento durante 30 años respecto a la hija que tienen en común, a la que deberá indemnizar con 200.000 euros. Para el hermano de Dana solicita 75.000 euros por daño moral.
Sergio Ruiz lleva en libertad provisional por esta causa desde junio de 2020, cuando su abogado, Juan José Moreno, consignó en la cuenta del juzgado la fianza de 8.000 euros impuesta por la jueza.
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