Muere la bebé que ingresó en la UCI del Materno de Málaga con posibles signos de malos tratos

El padre de la pequeña fue detenido el mismo día que la niña fue hospitalizada, con 16 días de vida, por agentes del Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional después de que los facultativos aplicasen el protocolo ante la sospecha de maltrato.

El Juzgado de Instrucción número seis de Málaga, en funciones de guardia, acordó el 3 de febrero la puesta en libertad provisional del hombre detenido e investigado por malos tratos a su bebé. Al parecer, él fue quien trasladó a la bebé al Hospital Materno.

La niña, según ha podido saber este diario, presentaba lesiones compatibles con el síndrome del bebé zarandeado. No obstante, de acuerdo con fuentes próximas al caso, los técnicos forenses tampoco descartan que dichas lesiones pudieran haber sido causadas accidentalmente.

La consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Loles López, reconoció hace una semana que la pequeña continuaba «en una situación complicada y grave», pese a lo que ya se había decretado su situación de desamparo provisional.

Después de trece días en los que no se habían producido mejoras en el estado de la bebé, la pequeña ha fallecido la tarde de este martes en la UCI pediátrica del Materno-Infantil.

El pediatra Pedro Navarro, que es presidente del Colegio de Médicos de Málaga, explica la mecánica de producción del síndrome del niño zarandeado: «Ocurre cuando coges al bebé por el tórax y lo mueves de manera brusca hacia delante y hacia atrás».

Lo que sucede dentro de la cabeza del recién nacido es que se produce «un movimiento de vaivén en el cerebro» que provoca la rotura de vasos sanguíneos, lo que da lugar «a la aparición de hemorragias subdurales y retinianas».

En este sentido, Navarro incide en que los músculos del cuello de los bebés todavía son débiles e incapaces de sujetar bien la cabeza, por lo que los lactantes pueden sufrir lesiones cerebrales graves si son sacudidos de manera intensa, ya sea durante unos segundos o de manera repetida.

De ahí que, como apunta, la obligación de los facultativos sea activar los protocolos correspondientes cuando se aprecian estas lesiones, ya que tras las mismas puede haber casos de maltrato grave, aunque la función de investigación trascienda a la policía y a la autoridad judicial.

El presidente del Colegio de Médicos, además, advierte de que el maltrato es una posibilidad de diagnóstico en la que «tienes que pensar para poder detectarlo», lo que obliga al pediatra a «ver más allá» de las lesiones que tiene delante.