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Todo empezó por un intercambio de mensajes a través del teléfono móvil. Corría el año 2017 y la relación entre las familias era muy estrecha. Vecinos y amigos íntimos. Por eso no era extraño que un hombre de 53 años tuviera el móvil de una adolescente de 15 y que se escribiera por WhatsApp con ella.
Otra cuestión es el tono y el contenido de la conversación. La menor contó a sus padres que el vecino, el amigo de siempre de la familia, se insinuaba y parecía estar enamorado de ella, a juzgar por los mensajes, aunque cuando la adolescente se lo reprochaba, dentro de la conversación, él zanjaba el tema alegando que sólo bromeaba.
Sea como fuere, el asunto derivó en una denuncia por acoso sexual presentada por los padres de la menor en abril del año 2017. Fuentes cercanas al caso indicaron que se dio cuenta de los hechos al juzgado, pero que las diligencias se archivaron entre la posibilidad de un malentendido y la sospecha de la familia de que ahí hubiera algo más.
La denuncia, que no tuvo recorrido penal, arrasó por completo la relación entre las familias y ha sido también el origen de otra causa, esta ya por el homicidio (incialmente, imprudente); el del supuesto acosador, que murió en el hospital el pasado domingo, un día después de ser agredido por el padre de la menor en Estepona.
Si bien ese fue el origen, el detonante, en realidad, habría sido otro. La segunda parte del suceso, que hasta ahora no había trascendido. Tras la denuncia de 2017, las familias perdieron el contacto. La adolescente tuvo que recibir ayuda psicológica ante el sentimiento que le causó aquella situación, pero poco a poco logró hacer su vida.
Hace unos días, al salir de trabajo, la joven, que ahora tiene 20 años, se encontró causalmente por la calle con el supuesto acosador. Al parecer, el hombre le hizo algún comentario y le echó el brazo por encima. La chica se asustó y se lo contó a su novio. Él, a su vez, se lo dijo a la madre de ésta. Y la mujer acabó contándoselo a su marido.
La agresión se produjo este sábado, sobre las 12.30 horas, cuando el hombre se encontró al salir de trabajar con el supuesto acosador, que tomaba café en un bar de Estepona. Fuentes próximas a la investigación explican que le hizo un comentario y se produjo un rifirrafe en el que la víctima, a la postre fallecido, acabó en el suelo.
El agresor, según informó la policía, le propió varias patadas en el costado. En el momento del ataque, el hombre calzaba unas botas reforzadas en la punta con un material de acero, que han sido intervenidas por los investigadores. Negó a la jueza que se hubiera calzado las botas con el fin de cometer la agresión, sino que forman parte de su uniforme de trabajo, indicaron desde el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Según los testigos, mientras golpeaba al perjudicado, el agresor hizo alusión al acoso sufrido por su hija. Finalmente, unos clientes se interpusieron en el ataque y lograron separarlos, de manera que ambas partes abandonaron la cafetería por separado y por su propio pie. El agredido fue al médico, donde sólo apreciaron unas contusiones.
Sin embargo, solo un día después -el domingo por la mañana-, la víctima de la agresión comenzó a encontrarse mal en su domicilio y su pareja llamó a una ambulancia. Mientras era asistido, entró en parada cardiorrespiratoria. El paciente ingresó en estado crítico en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un hospital de Marbella y falleció en el quirófano cuando era intervenido de urgencia del bazo.
Tras la denuncia de la pareja del finado, la comisaría de la Policía Nacional en Estepona abrió una investigación que desembocó en la detención del presunto autor, que reconoció en todo momento la agresión. Le leyeron los derechos por un posible delito de homicidio por imprudencia.
Este miércoles pasó a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Estepona, en funciones de guardia, que decretó su puesta en libertad con cargos, tal y como solicitó la Fiscalía. No en vano, aún se está a la espera del informe forense que determine la causa del óbito. De hecho, ninguna de las partes solicitó su ingreso en prisión.
Aunque las diligencias policiales apuntan a un posible caso de muerte por homicidio imprudente, el juzgado instructor aún no ha podido precisar la calificación judicial de los hechos a la espera de que el informe forense aclare si el fallecimiento de la persona agredida fue consecuencia de los golpes recibidos o se debió a otras circunstancias, ya que existía una patología previa que habría afectado al estado de salud de la víctima.
Mientras tanto, el juzgado de guardia, previa petición de la Fiscalía, acordó que se impusieran al investigado las medidas cautelares de obligación de presentación los días 1 y 15 de cada mes, retirada de pasaporte y prohibición de salir del país. Las pesquisas del caso siguen abiertas.
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