El menor apuñalado en Campillos dice que el agresor le obligó a borrar llamadas y mensajes

La investigación apunta a que el menor de 16 años apuñalado en Campillos y su entrenador, en prisión como presunto autor de la agresión, tenían conversaciones más allá de lo estrictamente deportivo. Prueba de ello es que el sospechoso del ataque, de 62 años, habría exigido al adolescente que borrara de su teléfono móvil los mensajes y llamadas de la noche de autos, la del 15 al 16 de febrero.

Mientras en el pueblo circulan sin control rumores que apuntan a un feo antecedente del detenido en los años ochenta, lo que inducía a pensar en un posible móvil sexual en el apuñalamiento, la realidad policial y judicial del caso es distinta. La titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Antequera ha imputado únicamente por homicidio en grado de tentativa al entrenador arrestado.

Ni en la lectura de derechos, ni en el atestado, ni en el auto de prisión hay, al parecer, un móvil claro del caso. La declaración del menor también deja el mismo interrogante. «No sé si ha sido para planear mi muerte o para arrimarme», manifestó en algún momento de la instrucción. Las fuentes observan en la palabra «arrimarme» el único indicio de esa posible motivación sexual en el suceso.

Aunque inicialmente se apuntó desde el entorno familiar de la víctima a un encuentro fortuito, las manifestaciones espontáneas del sospechoso van en otra dirección. Al parecer, ambos se habrían citado la madrugada de autos en una zona del campo de fútbol de Campillos en la que, para acceder, hay que saltar previamente una valla.

El motivo de ese encuentro es también una incógnita, aunque fuentes cercanas al caso ofrecen una versión alternativa al ataque sexual: un posible robo de teléfonos móviles depositados en un almacén del campo de fútbol. Y en ese contexto, hubo un hallazgo de la Policía Local que añade aún más extrañeza al caso. Dentro del recinto deportivo, en la zona donde ocurrieron los hechos, los agentes encontraron un DNI extraviado cuyo titular es un chaval del pueblo de origen africano.

El entrenador investigado, que está siendo defendido en la causa por el abogado Javier Ocaña, se ha acogido a su derecho a no declarar tanto en el cuartel de la Guardia Civil como en el juzgado de guardia, de ahí que, por ahora, no se conozca su versión sobre lo ocurrido.

Al parecer, el presunto agresor le habría asestado una primera puñalada en el glúteo derecho, lo que motivó que el adolescente saliera corriendo para tratar de escapar de él. Sin embargo, el individuo le habría dado alcance y le habría asestado una segunda cuchillada, esta vez en el abdomen, que le dañó el hígado.

La familia se desplazó lo más rápido que pudo en coche hasta el hospital de Antequera, donde el personal sanitario terminaba de preparar al menor para intervenirlo quirúrgicamente. Cuando llegaron, estaba consciente y pudo dar a sus padres el nombre de la persona que lo había apuñalado. Ellos llamaron a la Policía Local de Campillos, que no tardó en localizarlo y detenerlo.

La Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Antequera se ha hecho cargo de la investigación del caso. Desde el entorno del adolescente se apunta a una situación extraña a la que ahora habrá que encontrar explicación: al examinar el móvil de la víctima, han encontrado decenas de llamadas del entrenador en la última semana.

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