«Vamos a por las pistolas y que se enteren de quienes somos»

Según quedó registrado durante la investigación del caso, el episodio comenzó en torno a las cinco de la madrugada del 21 de julio de 2018, en la sala Goltier, ubicado en el paseo marítimo de Playamar, Torremolinos. Allí, según los testigos, 'El melillero' y varios amigos con los que estaba de fiesta fueron expulsados del local por el personal de seguridad y, al marcharse, lanzaron la primera advertencia: «Vamos a por las pistolas y que se enteren de quienes somos».

Casi dos horas después, el sospechoso del ataque con ácido regresó al local y se encaró, según indicaron entonces los testigos, con el personal de seguridad. Un trabajador del local trató de mediar y pidió al joven, que por aquel entonces tenía 24 años, que se relajase, lo que tuvo presuntamente un efecto contrario. En ese momento, siempre según el relato del Ministerio Fiscal y la acusación particular, José Arcadio se metió la mano en el bolsillo, sacó una pistola de cañón corto y apuntó a los asistentes.

En la fase de instrucción del caso, los testigos coincidieron en que escucharon al joven accionar el arma en varias ocasiones, aunque no abrió fuego (posiblemente porque se encasquilló). La Fiscalía considera que esta acción causó «gran temor y desasosiego» entre quienes presenciaron la escena, ya que llegaron a temer por sus vidas.

El Ministerio Fiscal pide por estos hechos que se imponga al 'melillero' una pena de un año de prisión, además de una orden de alejamiento de quinientos metros con respecto a una de las personas que fueron encañonadas.

José Arcadio llevaba un año dando esquinazo a la Justicia pese a tener siete órdenes de busca y captura que se habían ido acumulando contra él desde enero de 2020. Tres de esas requisitorias –por lesiones, robo con fuerza y robo con violencia o intimidación– suponían su inmediato ingreso en prisión. Las otras cuatro, por malos tratos o conducir sin permiso, su detención. Le constan más de 20 reseñas policiales.