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Imagen del lugar del suceso.

Mata a tiros a un hombre con un subfusil en pleno centro de Marbella

Un sicario al que la policía trata de identificar efectuó una ráfaga de disparos sobre la víctima, que tenía 40 años y era de origen bosnio

Martes, 2 de junio 2020

La sombra del crimen organizado es demasiado alargada. El mismo día que la Guardia Civil informaba de la resolución de un asesinato cometido en Mijas el pasado noviembre, otro nuevo caso pasaba a engrosar la lista negra de ajustes de cuentas en la Costa del Sol. Ayer, a plena luz del día y en el centro neurálgico de Marbella, un hombre fue abatido por una ráfaga de disparos realizados con un subfusil de asalto. Se habla –a falta de los estudios de balística– de un kalashnikov modificado, un arma de guerra que ha protagonizado algunos de los últimos hechos luctuosos ocurridos en la provincia.

La víctima era un hombre de origen bosnio de 40 años que residía a apenas 100 metros del lugar donde ayer lo ejecutaron. Estaba de pie, con una bolsa de cartón en la mano, en el extremo de un paso de peatones junto a una rotonda de la calle Arturo Rubinstein, una perpendicular de la céntrica avenida Ricardo Soriano. Justo al lado del edificio Gran Marbella, que es colindante al bloque popularmente conocido como 'la lavadora'. Una zona poblada de viviendas, y por tanto de potenciales testigos, a plena luz del día (faltaban unos minutos para las dos de la tarde). Con total impunidad.

Lo mató un individuo que se acercó a él caminando, sacó un subfusil y apretó el gatillo a corta distancia. Disparó una docena de proyectiles y, a simple vista, según el examen externo del cuerpo, más de la mitad alcanzaron a su objetivo. La víctima no tuvo oportunidad ni supervivencia. Murió en el acto.

La información al principio era confusa. Aunque fuentes próximas a la investigación indicaron en un primer momento que el sicario disparó desde una moto, testigos aclararon a los agentes que el autor, que portaba un casco, huyó inicialmente a pie y después en moto. La policía trata ahora de averiguar si actuó solo o ayudado de un cómplice.

Tras el crimen, numerosas unidades de la Policía Nacional y de la Local acudieron al lugar y acordonaron el perímetro para preservar posibles pruebas. A partir de ese momento, se coordinó una batida por toda la ciudad y las salidas de la misma por carretera para tratar de localizar al autor del asesinato. Durante las primeras horas también se especuló con que uno de los implicados en el crimen había sido detenido e incluso se difundieron por whatsapp y redes sociales imágenes del supuesto arresto de un sospechoso.

La realidad es que los agentes identificaron a varias personas en los alrededores, pero todas ellas fueron descartadas. Incluso, redujeron a un hombre que portaba una mochila en la avenida Ricardo Soriano, a la altura de la gasolinera Siebla. Le pidieron que se tirara al suelo para cachearlo, pero rápidamente descartaron cualquier implicación del individuo en el crimen.

Los investigadores –del caso se ha hecho cargo el equipo especial creado por la Comisaría Provincial para resolver ajustes de cuentas– se centran en reconstruir el pasado de la víctima en busca de enemigos. Al parecer, la policía lo investigó en el pasado por un asunto relacionado con drogas y también estuvo una temporada en prisión (en 2019 consta su paso por la cárcel de Algeciras), de donde salió hace aproximadamente ocho meses y se instaló en Marbella.

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