Arrestan a un maltratador escondido bajo el somier de la cama en casa de su pareja

La escena se desarrolló en dos días diferentes. Todo comenzó la noche del día 23 de noviembre a raíz de las llamadas recibidas por un agente del Grupo de Investigación y Protección (GIP) de la Policía Local que tiene asignada la protección de varias víctimas de violencia de género dentro del programa VioGen. La interlocutora colgaba inmediatamente y el funcionario no identificaba el número. Cada vez que él intentaba devolver la llamada, saltaba el contestador.

Ante las sospechas de que pudiera tratarse de una víctima con protección, continuó llamando a ese número en los días siguientes. Finalmente, respondió una mujer, pero volvió a cortar de inmediato la comunicación al conocer que la llamada la realizaba la Policía Local. Tras llamarla otra vez, terminó identificándose como víctima protegida de VioGen. Dijo que ese era su nuevo número y que no tenía problemas, que su pareja no se encontraba en el domicilio y que todo había sido una equivocación.

Ante la actitud dubitativa e insegura de la mujer y en previsión de que pudiera correr algún peligro, dos dotaciones de la Policía Local de Málaga, una del GIP y otra del Grupo Operativo de Apoyo (GOA), acudieron a su domicilio, situado en la barriada de Las Castañetas. La mujer les abrió la puerta. Estaba con los dos hijos de la pareja, ambos menores de edad.

En la conversación con los agentes, confesó que su pareja se acababa de marchar de la vivienda ante la previsible llegada de la policía. También reconoció que las llamadas de los últimos días las había realizado ella y que se debían a problemas con este individuo. Al parecer, habría llegado a coaccionarla y a amenazarla diciéndole que, si lo denunciaba, la iba a matar «antes o después» de ir a prisión.

Tras inspeccionar el piso, los policías locales encontraron -e intervinieron- un bastón con punta metálica de un metro de longitud junto a la puerta de la cocina, así como otro objeto contundente de madera, de fabricación artesanal, de unos 85 centímetros, que estaba escondido bajo la cama de uno de los dormitorios. Ambas armas eran de su pareja.

Los agentes ofrecieron a la víctima la posibilidad de mudarse a una casa de acogida, pero ella rechazó la proposición y rehusó denunciar los hechos por «miedo a represalias», según ha informado la Policía Local.

El segundo acto se desarrolló el 29 de noviembre, sobre las 17:20 horas. Para entonces, el individuo ya tenía en vigor una orden de detención por quebrantamiento de condena por los hechos anteriores. Pero, en previsión de que pudiera volver, el agente del GIP que tiene asignada la protección de la víctima volvió a presentarse en el domicilio junto con su compañero de unidad para interesarse por el estado de la mujer.

Al llamar a la puerta pudieron escuchar varios ruidos que provenían del interior. Además, la mujer tardó unos minutos en abrir la puerta, lo que les hizo sospechar que el individuo podía encontrarse dentro del inmueble. Una vez dentro, los policías locales inspeccionaron el interior con la autorización de su propietaria, que en ningún momento llegó a reconocer que su pareja se encontraba dentro.

En un momento determinado, los agentes escucharon un ruido que provenía del dormitorio de los niños, solicitando la presencia de una dotación GOA, ya que sabían de la «agresividad y peligrosidad» de este sujeto, que en una actuación anterior había llegado a amenazarlos con un arma blanca. Al inspeccionar la cama nido, lo encontraron escondido en el habitáculo.

El hombre, al que le constan más de cincuenta antecedentes policiales, fue arrestado por quebrantamiento de condena y por incumplir sendas órdenes de alejamiento que le impedían acercarse a menos de 500 metros de la mujer. Ya ha sido puesto a disposición de la autoridad judicial.