Málaga cierra el 2020 con 28 muertes en la carretera, siete menos que el año anterior

Las carreteras de la provincia de Málaga han sido escenario de 28 muertes por accidentes de tráfico este 2020. La Dirección General de Tráfico (DGT) y el Ministerio del Interior han hecho público este jueves un balance anual en el que se recogen los datos del año que acaba de finalizar. En él se aprecia un «histórico» descenso de la mortalidad en las vías interurbanas, motivada sin duda por la reducción de la movilidad que ha motivado la pandemia.

En el caso de Málaga, este 2020 se ha cerrado con siete víctimas mortales más que el 2019 –estas estadísticas hacen referencia a carreteras secundarias y autovías, dejando de lado los casos registrados en vías urbanas–. En 2018 se produjeron 19 fallecimientos, 37 en 2017, 31 en 2016 y 26 en el 2015. En cuando a los datos regionales, este 2020 se ha cerrado con 184 víctimas en toda Andalucía frente a las 197 que se produjeron en 2019.

A nivel nacional, durante el año 2020 se han producido 797 accidentes mortales en los que han fallecido 870 personas (en vías interurbanas). Un total de 3.463 personas requirieron ingreso hospitalario tras sufrir un accidente. Estos datos suponen un descenso de un 21 por ciento en el número de accidentes y fallecidos, y una caída del 22 por ciento en el número de heridos.

«Es la cifra de fallecidos más baja de la historia y la primera vez que el número de fallecidos en vías interurbanas es menor de 1.000», indican desde la DGT, donde encuadran estos datos «en el contexto de la pandemia del Covid-19 y las limitaciones a la movilidad impuestas para frenar su propagación», que han reducido los desplazamientos un 25 por ciento.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, indicó en la presentación de estos datos que, pese al descenso de la siniestralidad recogido por las estadísticas, «son cifras inaceptables para la sociedad»y para quienes trabajan en el Ministerio del Interior y la Dirección General de Tráfico «Todos sabemos que esas muertes y heridas graves son en su mayoría evitables y, por lo tanto, asumimos la obligación de evitarlas».