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Los narcos cuentan con la ventaja de los medios. Los policías, con la pericia y el instinto. Así es la desigual batalla que libran a diario los agentes de la UDYCO-Costa del Sol (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) en la provincia, donde se ... asienta la mayoría de mafias que mueven la droga por España. Una lucha en la que a los criminales a los que tratan de capturar no les tiembla el pulso para apretar el gatillo o para embestir un coche policial a más de 200 kilómetros por hora en plena autovía.
La unidad recibe a SUR en la Comisaría de Torremolinos-Benalmádena, aunque su ámbito de actuación es la calle. Ahí es donde se desarrolla la mayor parte de su labor, con los sentidos siempre alerta y sin olvidar en ningún momento que tienen a los suyos esperándolos en casa. Un pensamiento recurrente que todavía cobra más fuerza en aquellas situaciones en las que sienten la amenaza y en las que la adrenalina se dispara. «Ahí es cuando más piensas en la familia», coinciden los agentes.
Como relatan los efectivos de la UDYCO, asumen con vocación y profesionalidad la peligrosidad que va implícita en su trabajo. Y no pierden de vista su objetivo: limpiar la Costa del Sol de bandas criminales. Aunque parezca una misión imposible y sepan que juegan al arte de luchar contra gigantes. Porque a pesar de todos los éxitos en las operaciones, de las innumerables detenciones practicadas y de las redes desarticuladas, los golpes policiales pocas veces se traducen en un jaque mate a los narcos.
Las dificultades para probar la culpabilidad de los implicados en estas redes en los procedimientos judiciales, principalmente de los cabecillas de las tramas, y la frecuencia con la que estos quedan en libertad provisional a la espera de juicio, se unen a las potentes infraestructuras y a la enorme solvencia económica que manejan estas bandas. Unas circunstancias que, como llevan comprobando durante años los efectivos de la UDYCO, ayudan a que los traficantes se reorganicen y retomen su actividad al cabo de un tiempo.
El resultado, reconocen los policías, es una vuelta constante a la casilla de salida. «Nosotros tenemos claro cuál es nuestro papel y, pase lo que pase, es en lo que nos enfocamos, aunque claro que da coraje que los gordos, que son los de arriba del todo y los que ponen la pasta para montar toda una organización, queden impunes en muchas ocasiones», admiten. Sobre todo, porque ellos se juegan el tipo para detenerlos.
Para ilustrar el riesgo al que se enfrentan, recuerdan un registro enmarcado en una operación denominada 'Calamar Bob'. A pesar de lo simpático que pueda resultar el nombre, los criminales a los que buscaban, un hombre y sus dos hijos dedicados al tráfico de hachís, no reaccionaron precisamente con cordialidad ante la irrupción de los agentes: «Fuimos recibidos a tiros por el padre, pero afortunadamente la pistola le falló; lo supimos cuando vimos las imágenes de la cámara de seguridad... nuestras caras eran un poema».
Los policías intervinieron 700 kilos y las barcas empleadas para la actividad criminal, así como documentación y armas. Aportaron a la autoridad judicial las diligencias y los vídeos, en los que se veía perfectamente cómo el hombre apuntaba a los funcionarios y apretaba el gatillo conforme los efectivos accedían al interior de la vivienda, que estaba reforzada con una puerta blindada, como si se tratase de un búnker. «Luego no se estimó que se hubiera producido un atentado o un intento de homicidio, cuando podríamos haber tenido un percance bastante grande», agregan.
Pese a todo, los agentes de la UDYCO-Costa del Sol saben muy bien cómo jugar sus cartas para ganar terreno en esta batalla y ser el azote de los narcos, sicarios y contrabandistas. Se conocen la calle como nadie y los tipos a los que se enfrentan. Una vez que detectan un hilo, tiran y tiran del mismo hasta que identifican a los delincuentes que hacen de las suyas en la provincia, aunque este mismo cable conector les conduzca con frecuencia a otras regiones de la geografía española e, incluso, al ámbito internacional.
También suelen contar con la ventaja del factor sorpresa. «Por lo general, nosotros somos los que decidimos el momento de la explotación de la operación -la fase en la que se procede a las detenciones y registros-, que es cuando sabemos que están con la guardia baja», precisan. Aunque en otras ocasiones no cuentan con esa suerte, pero la experiencia es un grado que también suma a favor de los policías. «Hay veces que tenemos que intervenir porque los pillamos en pleno traslado de droga o porque la situación se desmadra y toca actuar de inmediato», apuntan.
Precisamente, los agentes de la UDYCO-Costa del Sol formaron parte del fuerte dispositivo -en el mismo intervinieron medio centenar de efectivos de unidades como GOES, Medios Aéreos, UPR, el negociador policial o la Policía Científica- desplegado a principios de mayo para liberar en tiempo récord a un gestor de criptomonedas al que tenían secuestrado en una finca de lujo de Benalmádena. Los captores pedían un millón de euros como rescate y enviaron a un contacto de la víctima fotos en las que aparecía el perjudicado con un arma que le encañonaba la cabeza.
Una instantánea tomada por el rehén en un momento de despiste de los secuestradores fue clave. En la misma se veía una ventana y, a lo lejos, un paraje. Podría haber sido un rincón cualquiera, pero los efectivos, que conocen la Costa del Sol como la palma de su mano, lograron identificar la zona y localizar el chalé de tres plantas apenas cinco horas después de tener conocimiento de los hechos. Y a juzgar por el escenario que encontraron, con una habitación completamente empapelada con plásticos y sierras, los investigadores están convencidos de que libraron al gestor de criptomonedas de más que una probable muerte segura.
La especialización en los delincuentes más violentos también ha llevado a los agentes a aprender hasta dónde pueden llegar en las actuaciones. Principalmente, porque la vida vale más que cualquier aprehensión de droga o detención. «Sabemos, por ejemplo, que cuando nos encontramos con franceses de origen árabe dedicados al tema del 'go fast' -en el que los narcos emplean vehículos de grandes cilindradas para transportar la sustancia- no merece la pena intentar pararlos porque es imposible; van a matar», relatan.
Precisamente, uno de sus compañeros estuvo al borde de la muerte en octubre de 2021 tras resultar embestido en una persecución policial que se produjo en la autovía A-45. «Se salvó de milagro», indican los funcionarios. El coche en el que viajaba el agente realizaba un seguimiento a dos vehículos que despertaron sus sospechas. Se trataba de una furgoneta y un coche lanzadera, que iba delante para advertir la presencia policial. Tenían todos los visos de estar ante un traslado de droga.
La persecución llegó hasta Monturque (Córdoba), donde los criminales embistieron el coche camuflado de los policías. En el peaje de Las Pedrizas, los efectivos dieron el alto al conductor de la furgoneta y los traficantes se dieron a la fuga. En el transcurso de la persecución sacaron a los agentes de la vía. Dos policías resultaron heridos, uno de ellos de gravedad. Se salvó, aunque se llegó a temer seriamente por su vida.
La trama criminal, asentada en la provincia, se dedicaba al traslado a Francia de grandes cantidades de hachís mediante el método de 'go fast'. Cinco varones quedaron detenidos por su pertenencia a la organización. Se les imputaron delitos de pertenencia a organización criminal, tentativa de homicidio, tráfico de drogas, atentado a la autoridad, encubrimiento, receptación y falsedad documental. El principal sospechoso del intento de homicidio ingresó en prisión provisional, aunque el resto quedó en libertad con cargos.
Los efectivos de la UDYCO-Costa del Sol desempeñan un trabajo silencioso, al límite y a menudo ingrato para tratar de acabar con el crimen organizado en la provincia. La suya es una lucha en la que la estratégica y la experiencia se convierten en sus mejores armas para vencer a los narcos.
Este pasado lunes, día 26 de junio, con motivo del Día Mundial contra las Drogas, se celebró en Málaga la Junta de la Fiscalía Especial Antidroga. La elección de la provincia para este encuentro no fue casual. Como indicó el fiscal delegado en esta materia en Málaga, Fernando Bentabol, es en la Costa del Sol donde «tenemos instalada a la mayoría de las grandes organizaciones de traficantes y, por tanto, desde aquí se coordina y se mueve la mayor parte de la droga que pasa por España».
Su posición fronteriza, la proximidad con Marruecos y su proyección internacional convierten a la provincia en uno de los puntos neurálgicos de la actividad de los narcotraficantes, que eligen este lugar como destino para hacer negocios y, a su vez, escapar de las autoridades de sus países de origen. La clave, como valoró Bentabol, está en atrapar a los grandes jefes de estas organizaciones, quienes «no tocan la droga», lo que hace que sea especialmente complicado reunir evidencias que, al final del procedimiento judicial, se materialicen en condenas.
Del mismo modo, subrayó, resulta esencial atacar donde más duele a los cabecillas de estos entramados, que es en el corazón económico de los grupos criminales. Al respecto, la fiscal superior Antidroga de Andalucía, Ana Tárrago, señaló que las investigaciones cada vez están más orientadas al blanqueo de capitales para desmantelar la base económica de estas redes.
Medios de investigación más sofisticados, más recursos humanos y procesales, respuestas más ágiles y una colaboración todavía mayor entre las autoridades judiciales y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Estas son algunas de las medidas que reivindicó en Málaga la fiscal jefa Antidroga, Rosa Ana Morán, para dar ventaja a los agentes que intervienen en la persecución del crimen organizado.
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