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El detenido por secuestrar a punta de navaja el autobús de la línea 17 de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) ha quedado en libertad con cargos tras pasar a disposición de la autoridad judicial, que le ha impuesto como medida cautelar las comparecencias periódicas. Aunque la Policía Nacional lo relaciona con una decena de incidentes graves, aparejados a otros tantos delitos, judicialmente está investigado por robo con violencia, amenazas y delito contra la seguridad vial por conducir sin carné.
Según ha podido saber este periódico, el detenido pasó el domingo 10 de abril a disposición del juzgado de guardia acompañado de un primer atestado que resumía lo ocurrido la noche anterior. Al parecer, la Fiscalía, que ejerce la acusación pública, no pidió la comparencia para resolver la situación personal del detenido, que se acogió a su derecho a no declarar. Al no realizarse dicha comparecencia y no haber otras partes personadas en el procedimiento, no hubo lugar a decidir sobre su posible ingreso en prisión, pese a la gravedad de los hechos y los antecedentes del sospechoso.
Tras la confección de ese primer informe, el Grupo de Atracos de la Policía Nacional continúa la investigación abierta y está tomando declaración a todas las víctimas y también a los testigos. En el atestado ampliatorio se contemplan, entre otros, varios posibles delitos de detención ilegal, tanto por el secuestro del autobús como por el intento de apoderarse de un taxi en el que iban dos menores.
La primera llamada del maratón delictivo presuntamente protagonizado por este individuo quedó registrada en los servicios de emergencias a las 23.08 horas del sábado. Según el informante, habría amenazado con un arma blanca a varias personas con las que se cruzó en la avenida José Ortega y Gasset, en la zona Oeste de la capital. Los testigos hablaban de un machete, aunque en realidad se trataba de una navaja de tipo bandolero que tenía unos 70 centímetros de longitud.
Un par de minutos después entró otro aviso en el que se indicaba que el mismo individuo -a tenor de su descripción física y del arma que portaba- habría intentado sustraer, sin éxito, un coche en la gasolinera de Cruz del Humilladero.
La siguiente llamada se produjo instantes después. En esta ocasión, el hombre habría abordado a un taxista que llevaba a dos clientes, ambos menores de edad. Al parecer, se subió al vehículo y amedrentó al conductor rajando los asientos con la navaja.
Una vez en el automóvil, supuestamente obligó al taxista a arrancar el motor y le pidió tanto a él como a los dos clientes que se apearan del mismo. El taxista tuvo la pericia de quitar la llave del contacto al bajarse, lo que impidió que se llevara el automóvil.
De ahí, se dirigió a un par de establecimientos del entorno de la estación de autobuses. Llegó a entrar en uno de ellos y parece ser que amenazó a varios clientes, sin una motivación ni finalidad clara. Después se marchó.
De nuevo en la calle, abordó a una chica que circulaba en un Volkswagen Polo. Al verse sorprendida por el sujeto, la joven se bajó del coche. El hombre habría intentado llevarse el turismo, pero el motor se caló y lo abandonó en la vía sin lograr su objetivo.
Entonces, buscó a otro conductor y presuntamente le robó su coche -concretamente un Toyota- con el que sí llegó a huir, aunque acabaría empotrándolo poco después contra otro automóvil. Tras el accidente, el hombre habría intentado arrebatarle la moto a un repartidor de comida a domicilio, sin llegar a conseguirlo.
En su recorrido desde Cruz del Humilladero hacia el distrito de Palma-Palmilla, y en ese mismo lapso de tiempo, habría llegado a saltar el muro exterior de una vivienda, aunque al verse sorprendido por la moradora volvió sobre sus pasos y se marchó.
El periplo delictivo del individuo acabó en el autobús de la línea 17 de la EMT al que se subió en la calle Cabriel, en pleno corazón del distrito Palma-Palmilla. Según las fuentes consultadas, el hombre sacó la navaja e intimidó al conductor para que lo llevara a Sevilla, clavando con el arma la mampara de protección. Los pasajeros que iban a bordo -11 menores y dos adultos- se refugiaron en la parte trasera del vehículo.
En esos momentos, buena parte de las patrullas de servicio de la Policía Nacional y de la Local trataban de localizarlo siguiendo el rastro de las decenas de llamadas realizadas a los servicios de emergencias.
El chófer tiró de astucia y circuló muy despacio en dirección hacia La Virreina diciéndole al sospechoso que por ahí se iba a Sevilla. Cuando llegaron a la avenida Jane Bowles, vio que había un coche de policía detrás del autobús.
Entonces, el conductor abrió las puertas automáticas, lo que permitió que se apearan los otros siete pasajeros que iban en el vehículo y que se subieran los agentes de la Policía Nacional que lo detuvieron.
Al cachear al sospechoso, descubrieron que llevaba encima 22.000 euros en efectivo repartidos entre un bolsillo y los calzoncillos; la policía aún no ha averiguado de dónde lo sacó. Cuando lo identificaron, comprobaron que el hombre, español y de 49 años, tenía antecedentes policiales, aunque no había reseñas de los últimos años, en los que, aparentemente, no se había metido en líos.
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