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Tras cuatro años de espera, la familia del joven Ulrich está a punto de ver a su presunto asesino sentado en el banquillo. Se le acusa de matarlo de una puñalada tras una absurda discusión de tráfico en Estepona. El juicio, en el que el procesado se enfrenta a penas de hasta 23 años de cárcel, se celebrará a finales de este mes de septiembre y se prevé que concluya en octubre.
La agresión tuvo lugar a las dos de la tarde del 18 de noviembre de 2020. Ulrich, que tres meses antes había cumplido 19 años, salió de su domicilio para ir al súper a comprar detergente para poner la colada. Su madre se quedó en casa terminando de preparar la comida.
Ulrich murió apuñalado en la entrada a la urbanización Las Acacias, donde reside la familia. Lo mató, presuntamente, un británico de 21 años a quien la víctima llamó la atención porque pasó muy rápido con el coche cuando cruzaba el paso de peatones con la bolsa del súper.
La Fiscalía sostiene que los dos jóvenes intercambiaron unas palabras y que Ulrich salió corriendo tras el coche para reprender al conductor por la maniobra, sin alcanzarlo. «Segundos después -sigue el Ministerio Público- el imputado llegó a situar el vehículo tras el paso de peatones, se bajó del mismo y, tras un forcejeo con Ulrich, con intención de acabar con su vida, le propinó una patada en el pecho y una puñalada en el torso».
La acusación particular, que ejerce la familia, eleva la calificación a asesinato. Sostiene que lo agredió «sin mediar palabra, a traición»: «Primero le propinó una patada profesional, abusando de su condición física y de sus conocimientos de boxeo, técnica de combate de la que es entrenador personal, para evitar cualquier defensa por su parte».
Tras varios puñetazos, «con fuerza suficiente para levantarle como a un muñeco, prevaliéndose de haberle dejado ya malherido y sin posibilidad de contrarrestar el ataque sorpresivo, abrió el arma blanca que llevaba preparada, y de un golpe certero y preciso de quien conoce cómo causar la muerte, le apuñaló en el corazón», añade la acusación particular.
Ulrich no tuvo ninguna posibilidad de defensa, «ni de hecho se defendió», incide la representación legal de la familia, que destaca que el investigado supuestamente usó sus puños para «noquear a un chaval que no llegaba a los 63 kilos de peso».
El británico huyó del lugar tras el apuñalamiento y se marchó de España siguiendo «un concienzudo plan premeditado de ocultación y huida», siempre según la acusación particular, que agrega: «Se deshizo de la navaja, llevó a su novia a casa de sus padres, volvió a su domicilio, limpió el coche, sustrajo del garaje de su urbanización unas matrículas, las cambió falseando la identificación para evitar que su vehículo fuera reconocido, encargó a una empresa de transportes el traslado del vehículo a Inglaterra, y escapó a Inglaterra en avión vía Portugal, donde permaneció huido de la Justicia hasta que fue detenido».
La Fiscalía solicita para él una condena a 16 años de cárcel por el homicidio y por hurtar las placas de matrícula para falsear las del Mercedes. La acusación particular, en cambio, eleva la petición de pena a 23 años y medio de cárcel al considerar que fue un asesinato o, subsidiariamente, un homicidio agravado.
El acusado aguarda su juicio en libertad. Permaneció entre rejas desde diciembre de 2020 hasta la víspera de la Navidad de 2022. El juzgado permitió su salida de la cárcel al agotarse los dos años de prisión provisional y desoyó las peticiones de prórroga de la acusación particular, pese a que la ley contempla esta posibilidad hasta un máximo de cuatro años.
Tatiana, la madre de Ulrich, es de origen nicaragüense. Llegó a España hace 23 años, cuando Abril -la hermana mayor del joven- tenía sólo ocho meses. Poco después nació él. Su padre decidió ponerle Ulrich por el batería de Metallica, su grupo de música preferido.
La pareja se separó un par de años después y ella, que se gana la vida como empleada del hogar, rehizo su vida con un cocinero español que la ha ayudado a criar a sus hijos y con el que ha vuelto a ser madre del pequeño Dylan, que ya no podrá conocer a su hermano. Es una familia muy integrada y apreciada en Estepona.
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