Dos supuestos sicarios, a juicio por el crimen a tiros de un hombre en pleno centro de Marbella

Según describe el Ministerio Fiscal en su escrito acusatorio -al que SUR ha tenido acceso-, la secuencia fue la siguiente: sobre las 13.00 horas del 2 de junio, los dos investigados se subieron a bordo de una motocicleta Suzuki Burgman con la que se desplazaron hasta las inmediaciones de la casa de Milos, supuestamente con el propósito de acabar con su vida. Ambos llevaban los rostros ocultos con gorras y mascarillas para evitar ser identificados. Abordaron a la víctima unos cincuenta minutos después, cuando salió de su domicilio.

Uno de los procesados, de acuerdo con la Fiscalía, permaneció junto a la moto mientras que el otro, supuestamente, se aproximó a Milos por la espalda mientras cruzaba un paso de peatones. Sacó un arma de tipo subfusil, considerada de guerra, y empezó la ráfaga de disparos. Las cuatro primeras balas, que impactaron a la altura del tórax, provocaron la caída de la víctima al suelo, siempre según mantiene la acusación. En total, recibió doce tiros que causaron su muerte en el acto. A continuación, los dos supuestos sicarios desaparecieron de la escena del crimen a bordo de la misma moto.

Los encausados supuestamente utilizaron una pistola de la marca Grand Power que iba provista de un dispositivo para el disparo automático. Al parecer, la misma había sido modificada para ser convertida en un arma de fuego automática, por lo que, según apunta la acusación, se considera un arma prohibida y de guerra, conforme lo establecido en el Reglamento de Armas. En el transcurso de la investigación, el Juzgado de Instrucción número 4 de Marbella autorizó el registro de una vivienda, que habría sido empleada por los investigados en los días previos e inmediatamente posteriores a los hechos.

La acusación sostiene que los dos supuestos sicarios fueron responsables del delito de asesinato y de otro de depósito de armas de guerra, por lo que les pide hasta 35 años de prisión. En la casa que fue objeto de registro, según recoge el Ministerio Público en su informe, se halló además diversa documentación falsa en la que aparecía la imagen de uno de los sospechosos pese a constar el nombre de otra persona, de ahí que a este individuo también se le atribuya un delito de documentación falsa por el que se le piden otros tres años de cárcel y una multa de 18.000 euros.

La investigación estuvo rodeada de incógnitas desde el principio dada la documentación falsa con la que fue hallada la víctima, quien incluso fue condenado con su identidad falsa por tráfico de drogas en España. Milos, al parecer, había llegado a España en 2013 como Slavisa Z. Un año más tarde fue arrestado en aguas ceutíes a bordo de una lancha con 31 kilos de cocaína.

Su caso recayó en un grupo especial de la Policía Nacional centrado en exclusiva en resolver ajustes de cuentas en la Costa del Sol. Los investigadores, una vez resuelto el misterio de la identidad de Milos, tuvieron claro que su crimen quedaba enmarcado en una enquistada guerra entre clanes balcánicos que dejó un reguero de asesinatos por media Europa. El montenegrino habría pertenecido a una de esas organizaciones, si bien no se le sitúa en los escalafones altos de la misma.

Los investigadores, ayudados por la Udyco y Greco Costa del Sol, consiguió identificar a los supuestos sicarios, quienes huyeron de la provincia tras el asesinato. Con ayuda de sus homólogos de Barcelona y Gerona, lograron ubicar a ambos en Cataluña, donde fueron detenidos apenas un mes después del crimen.

Está previsto que los dos supuestos autores del asesinato se sienten a finales de este mes en el banquillo de los acusados por estos hechos, que serán enjuiciados por un tribunal del jurado. No obstante, fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) apuntan a la posibilidad de una posible conformidad, lo que implicaría el reconocimiento de los hechos por parte de los encausados.