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No buscaban venganza, sino huir de sus agresores. Esa es la versión que han defendido los dos hombres procesados por atropellar mortalmente -y de manera intencionada, según las acusaciones- a un joven de 22 años y herir gravemente a otro de 19 con los que ... tuvieron varios conflictos tras coincidir de fiesta. Sucedió en la madrugada del 25 de febrero de 2017 en Benalmádena.
Ambos se enfrentan a la petición de la Fiscalía de 26 años de prisión como supuestos autores de un delito de asesinato con alevosía y de otro en grado de tentativa. Este martes declararon ante el tribunal del jurado, en la Audiencia Provincial de Málaga, que tendrá que decidir un veredicto, lo que se prevé que sucederá en dos semanas.
De acuerdo con los encausados, que ahora tienen 48 y 31 años, los problemas empezaron después de que el más mayor invitara a una copa a la novia del fallecido en un local de la plaza Solymar, tras lo que fue agredido por la pareja de la chica y por sus amigos, que fueron expulsados del pub por el personal de seguridad. Pero ahí no terminó todo.
Según mantuvieron, los propios trabajadores del negocio les dijeron que no salieran del establecimiento porque los otros chicos eran personas conflictivas, conocidas por «pinchar a gente» en esa zona. Al comprobar que los estaban esperando en grupo, según insistieron en la vista, el acusado que había sido atacado decidió llamar a la Policía Nacional al sentir «miedo» por su integridad física.
Los supuestos agresores se marcharon al ver llegar a los agentes a la plaza, apuntaron los encausados. Aunque los efectivos se ofrecieron a acompañarlos al coche, que estaba aparcado a escasa distancia, estos declinaron la propuesta porque creían que podrían llegar a salvo al mismo. Pero en ese trayecto, siempre según sus declaraciones, el joven que inició la trifulca apareció en una moto junto a un amigo. Y vieron que portaban un cuchillo.
Ahí se desató el «pánico», incidieron los acusados, y corrieron hacia el vehículo siendo perseguidos por los dos chicos, que agredieron con el arma blanca en un omóplato al mayor de ellos instantes antes de que ambos lograran acceder al interior del automóvil. A continuación, los presuntos atacantes se dieron a la fuga, tras lo que los encausados los perdieron de vista.
Según explicaron en el juicio, estaban muy nerviosos por lo sucedido y arrancaron el coche sin saber si el hombre alcanzado por el cuchillo había resultado gravemente lesionado o no. «Queríamos irnos, escapar de esa situación», mantuvo el acusado que resultó herido y que ocupaba el asiento de copiloto en el turismo. Avanzaron por Camino Real de La Carihuela y bajaron por esta hasta la Avenida de Mijas, llegando así a la confluencia con la Avenida de Antonio Machado.
Ahí se produjo el atropello mortal. La versión del Ministerio Público y de las acusaciones particulares, que representan a los padres y a la hermana del fallecido, es que ambos se pusieron de común acuerdo para acabar con la vida de sus dos atacantes. Y que esperaron en ese cruce a sabiendas de que los dos jóvenes pasarían con el ciclomotor, con la intención de embestirlos.
Esta tesis fue tajantemente negada por los procesados, quienes rechazaron que hubieran urdido un plan para vengarse de los perjudicados. «Todo pasó en décimas de segundos», defendieron. Según afirmaron, vieron a los jóvenes que iban en el vehículo de dos ruedas cuando apenas estaban a unos metros de distancia. Además, dijeron que las víctimas iban a gran velocidad, saltándose los semáforos y, de nuevo, esgrimiendo un cuchillo.
«Pasó menos de un segundo desde que vi la moto hasta el impacto», mantuvo al respecto el acusado que conducía el turismo. En este sentido, incidió en que él también circulaba a una velocidad inadecuada y dio «un volantazo para intentar esquivarlos». A continuación dio marcha atrás con intención de huir, sin darse cuenta de que había pasado por encima de uno de los jóvenes ni de la moto. Tampoco se percató de que el ciclomotor había quedado enganchado al turismo, indicó.
Ambos defendieron que, en el estado en el que iban, después de haber consumido alcohol y cocaína, no fueron conscientes de la gravedad de la colisión y que, de hecho, se marcharon del lugar a toda prisa por miedo a que los dos perjudicados se levantasen y volvieran a perseguirlos en busca de represalias.
Tanto la Fiscalía como los abogados que representan a la familia del joven fallecido están convencidos de que los dos hombres acusados arrollaron a las víctimas a conciencia para vengarse por lo ocurrido anteriormente. Según expone el Ministerio Público en su escrito, al que SUR ha tenido acceso, ambos esperaron a bordo del vehículo hasta el momento en que vieron aparecer el ciclomotor. Entonces, el conductor «aceleró fuertemente el coche y, a gran velocidad».
Al respecto, mantiene que incluso invadieron el carril en sentido contrario para embestir la moto, lo que habrían hecho de manera «intencionada» y «sorpresiva». De ahí que el perjudicado que conducía, que fue quien sobrevivió, no «tuviera posibilidad alguna» de esquivar el golpe. Luego, siempre de acuerdo con la versión acusatoria, el conductor pasó el turismo por encima del de dos ruedas, dando después marcha atrás con la moto enganchada a los bajos hasta el paso de peatones de la Avenida de Mijas, donde quedó la misma.
Los encausados, supuestamente, dieron en ese punto la vuelta y huyeron a gran velocidad para darse a la fuga. El joven de 22 años -los había cumplido solo dos días antes- murió prácticamente en el acto a consecuencia de aquel atropello. El coche, de acuerdo con los resultados de la autopsia, lo aplastó al pasarle por encima.
Su amigo, que entonces tenía 19 años, fue evacuado a la UCI en estado grave tras sufrir múltiples traumatismos a causa de estos hechos, señala también la Fiscalía. No recibió el alta médica hasta casi un mes después, cuando abandonó el hospital en silla de ruedas dada la atrofia sufrida en una pierna.
De acuerdo con el escrito, sufrió lesiones graves que precisaron asistencia médica de urgencias para evitar que su vida corriera peligro y requirió más de 400 días para su curación, pese a lo que continúa padeciendo secuelas de aquel atropello. Además, necesita tratamiento psicofarmacológico por estrés postraumático.
La fiscal del caso considera que los dos hombres son autores de un delito de asesinato con alevosía y otro en grado de tentativa, siendo los dos presuntamente responsables, aunque el conductor actuara en calidad de autor y el copiloto como cooperador necesario. Por estos hechos reclama 26 años de cárcel para cada uno. Las acusaciones particulares elevan la citada pena a 34 años y medio.
El procesado que conducía, además, está investigado por un delito contra la seguridad vial, ya que condujo supuestamente bajo los efectos del alcohol y de drogas, por el que la fiscal solicita que se le imponga una multa de 2.790 euros.
Del mismo modo, pide que los supuestos responsables indemnicen a los padres del joven fallecido en la cantidad de 100.000 euros para cada uno y que, en caso de que quede acreditado que un menor es hijo de la víctima, lo que va por el cauce de la vía civil, también reciba 200.000 euros. Por otro lado, el Ministerio Público considera que el perjudicado que sobrevivió al atropello tendrá que ser compensado en la cantidad de 39.868 euros por las lesiones temporales y las secuelas que todavía padece.
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