Secciones
Servicios
Destacamos
Lo normal es que las jornadas de Juan Rama transcurran en el Hospital Clínico, donde trabaja como enfermero en el área de medicina preventiva. Pero cuando se produce un desastre, como el que ha causado la DANA a su paso por Valencia, guarda la bata blanca en el armario y se enfunda su traje de rescatador. Desde el año 2015 forma parte del Grupo Internacional de Rescate ante Catástrofes Naturales (GIRECAN), un equipo de élite e interdisciplinar que se está dejando la piel para ayudar a que los vecinos de los municipios más devastados puedan recuperar la normalidad. «Lo más doloroso, más allá del enorme grado de destrucción, es ser testigo de la desesperación de la gente», asegura.
El domingo, día 3 de noviembre, llegaron a la denominada zona cero de la DANA con un cargamento de 15 toneladas de agua potable, que se convirtió en una de las principales necesidades de la población tras arrasar las graves inundaciones con todo. Según explica Rama, esa misma tarde empezaron con las labores de búsqueda y rescate, en las que cada uno de los miembros del grupo, compuesto por sanitarios, bomberos, técnicos de emergencias o guías caninos de distintos territorios de España, están especializados.
En sus primeras horas sobre el terreno, los voluntarios del GIRECAN se desplegaron en Godelleta y en algunas de las zonas rurales de Chiva, a las que todavía no habían llegado los servicios de emergencia. Fueron recibidos entre aplausos y lágrimas por los vecinos, quienes llevaban días reclamando ayuda. La emoción era imposible de contener, pero se pusieron de inmediato manos a la obra, aunque lo hicieran con un nudo en la garganta. «Una de las actuaciones que llevamos a cabo fue la evacuación de una señora de 85 años y su hija, en coordinación con la Policía Local; la estructura de su vivienda se había visto dañada y corría riesgo de ser derrumbada por un talud de tierra y barro», expone el malagueño.
Una de las particularidades de este equipo, como señala Rama, es la capacidad de todos sus miembros para ejecutar operaciones técnicas de búsqueda en entornos urbanos, inspeccionar zonas de riesgo o prestar primeros auxilios. Están prácticamente para todo, a disposición de lo que se les requiera desde el puesto de mando, ya sea inspeccionar garajes, achicar agua, entregar comida a personas vulnerables, retirar vehículos que obstaculizan las vías o realizar curas en los pies causadas por el uso prolongado de las botas de agua, que es una de las heridas que más están detectando. «Aquí tenemos que ser polivalentes porque, al ser 26 personas, es necesario que estemos al máximo rendimiento; yo soy enfermero pero también estoy preparado para rescatar a personas atrapadas, al igual que nuestros bomberos están formados para realizar primeras asistencias», indica.
En un escenario como el que ha dejado la DANA en Valencia, los integrantes del GIRECAN se convierten en un apoyo esencial para la cadena de mandos. Precisamente, porque están más que preparados para realizar batidas y reconocimientos de zonas catastróficas. «Digamos que somos la punta de lanza; como somos equipo USER ligero, podemos realizar una primera exploración del terreno y detectar cuáles son las principales necesidades para trasladar esas tareas de información al puesto de mando, que ya va enviando, según estime, a los diferentes recursos disponibles, como la UME u otros servicios», explica Rama.
Esta no es la primera misión del malagueño como voluntario dentro de este grupo de élite, con el que también se movilizó tras el devastador terremoto que sacudió a Turquía en febrero de 2023. Ante estas desgracias, sostiene, lo que más le impresiona no son las montañas de coches reventados o las calles llenas de escombros, sino la unión de la gente. «Aquí está todo el mundo codo con codo, da igual de donde venga, da igual todo…», afirma. «También es brutal la respuesta de los afectados, que desde el principio nos han ofrecido lo poco que tenían, aunque lo hubieran perdido todo; nada más vernos se preocupan por nosotros», cuenta.
En este sentido, el enfermero pone de manifiesto que, más allá de las tareas asignadas, también están a disposición de las necesidades que les van requiriendo los propios vecinos con los que se cruzan, sobre todo cuando les piden ayuda para intentar localizar a sus desaparecidos. «Ya han pasado unos días, pero aquí hay mucha gente angustiada porque no sabían si en sus cocheras podía haber fallecidos; hubo una señora que nos paró muy nerviosa y en el momento que le dijimos que íbamos a ir de inmediato a comprobarlo se rompió a llorar… es lo que peor se puede llevar, la incertidumbre», comparte Rama.
Sabe que todavía queda mucho por hacer, porque el grado de destrucción ha sido tremendo, como expone el enfermero. No obstante, con optimismo, destaca que el trabajo de los servicios operativos y de la oleada solidaria de voluntarios desplazados a las zonas más afectadas se empieza a notar con el paso de los días. «Se está haciendo un trabajo extraordinario de limpieza de viales; en 24 horas, hay calles que de parecer el escenario de una guerra ya están empezando a recuperarse y a quedar despejadas», cuenta el malagueño.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.