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El abogado malagueño Juan García Alarcón (1941) nunca se imaginó dedicándose a otra cosa que no fuera ejercer la abogacía. Desde que era un crío tenía claro que seguiría los pasos de su padre y ya se acerca a las seis décadas vistiendo toga y ... recorriendo pasillos de tribunales. El jurista, que este jueves ha sido reconocido en el salón de actos del Rectorado de la Universidad de Málaga como académico honorario de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Granada, reconoce que su vida ha estado marcada por el derecho y por su profesión, la cual, apunta con satisfacción, siempre ha ejercido «con libertad y una gran independencia».
Se dice pronto, pero ha pasado más de medio siglo desde que empezó su carrera como abogado en Granada, regresando más adelante a su Málaga natal, donde ha intervenido en asuntos de relieve como los casos Intelhorce, Malaya o Astapa. García Alarcón ha huido de las fronteras en su profesión, lo que también le ha llevado a intervenir en asuntos ante la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo o ante la Sala del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
«Siempre he procurado no quedarme circunscrito a una sociedad concreta y permanecer abierto a las causas que pudiera llevar fuera, por eso me colegié, además de en Málaga, en Granada y en Madrid», destaca. Y pese a que no han faltado casos de importancia en su trayectoria, para el letrado malagueño, los procedimientos que más han marcado en su carrera son aquellos de los que recuerda momentos y detalles -«algunos muy agradables y otros no tanto», indica- por las personas a las que ha representado, aunque no tuvieran que ver con macrocausas judiciales de las que acaparan titulares en portadas.
Como resume el abogado, su disposición por el derecho siempre ha sido -y sigue siendo- plena. Y mientras continúe estando en posesión de sus facultades, dice, no entra en sus planes apartarse de esta profesión. «Para mí no se trata de retirarme para descansar, sino de ser consciente de los años y obedecer las pequeñas llamadas de atención o señales que manda la vida; yo sigo estando colegiado y mantengo la misma ilusión que tenía cuando empecé a ejercer con veintitantos, aunque los años no sean los mismos», explica.
Apasionado del Código Penal
García Alarcón también es un apasionado de la historia y la evolución del Código Penal español. «Es muy interesante porque la ley, a través de las modificaciones que se han ido aplicando, consigue reflejar, entender y regular los valores que se van imponiendo en la sociedad», resume el homenajeado por la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Granada, en cuyo acto ha pronunciado una ponencia titulada 'Ante el segundo centenario del Código Penal.
El jurista mantiene que el éxito de este documento «no reside tanto en el hecho de plasmar los sentimientos de la sociedad, como en el de acertar al tipificar nuevos delitos». Así, recuerda que hunde sus raíces en el año 1822, aunque haya ido actualizándose hasta la última reforma en 2015.
Entre otros hitos, el abogado destaca la modificación llevada a cabo en 2010 que hizo posible la imputación de delitos a personas jurídicas. «Naturalmente la responsabilidad personal recae sobre los administradores, pero desde entonces la propia sociedad mercantil puede ser también condenada si se considera que ha tenido una actividad delictiva», aclara.
A su vez, García Alarcón llama la atención acerca de otras actualizaciones en las que se han incluido delitos que, a su parecer, representan los sentimientos y rechazos de la sociedad ante determinados comportamientos, como aquellos que conllevan conductas de odio. Eso sí, el deber de legislar corresponde únicamente a los expertos, que no pueden dejarse guiar por el sentir popular, matiza.
«El Código Penal es igual para todos y la tipificación exige una depuración importante de las comisiones codificadoras; tipificar una conducta como delito es una labor muy seria y no se pueden imponer penas que sean desproporcionadas ni a la baja ni a la alta», valora el letrado, quien durante muchos años estuvo vinculado a la institución que este jueves le ha concedido el título de académico honorario.
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