Borrar

Juan Carlos Gómez: «Desde el cielo, el incendio era dantesco; no se veía casi nada en un perímetro de 80 kilómetros»

Uno de los participantes en las labores de extinción recuerda la virulencia del fuego y se pregunta si se pueden mantener masas forestales tan extensas en la época actual

Juan Soto

Málaga

Jueves, 16 de septiembre 2021

Juan Carlos Gómez lleva media vida enfrentándose al fuego desde el cielo. Piloto experto y profesional en la extinción de incendios desde 1986, confiesa que el fuego que ha arrasado Sierra Bermeja y el Valle del Genal era un «tsunami» al que no se le puede combatir con los medios actuales. Sin apenas dormir, este piloto gaditano residente en Granada ha trabajado a destajo reforzando al Infoca desde un hidroavión de la compañía Martínez Ridao. Tras seis jornadas de trabajo extremo, y ahora que el fuego se ha controlado, relata cómo vivieron aquellas horas y se cuestiona sobre si podemos permitirnos masas forestales tan densas y extensas.

-En las labores de extinción del incendio han participado profesionales de toda España, ¿Cuándo se incorporan ustedes?

-En el incendio comenzó actuando toda la organización del Infoca, y cuando pasó a nivel 2 fue cuando se incorporaron los medios de otras comunidades autónomas. En concreto, nosotros pertenecemos a la empresa Martínez Ridao, y fuimos contratados por Castilla La Mancha, que nos pidió cuatro aviones anfibios, y por Extremadura, que solicitó dos. Yo vivo en Granada y justo cuando nos incorporamos estaba de imaginaria, por lo que me dediqué a hacer los relevos a los pilotos de los aviones, que no pueden estar más de ocho horas volando.

-¿Cómo se veía el incendio desde el cielo?

-Era dantesco, había una visibilidad muy baja y no se veía casi nada en un perímetro de 80 kilómetros. Sin coordinación aérea hubiera sido imposible

Juan Carlos Gómez, junto a uno de los hidroaviones que han participado en la extinción. SUR

-¿Dónde tenían la base?

-Nuestra base de operaciones está en Utrera (Sevilla), a 75 millas del fuego. Allí hay un aeródromo casi desconocido que se ha utilizado para la logística y el repostaje de combustible de hasta 12 aeronaves. El trabajo ha sido titánico para todo el personal que ha gestionado la logística. Allí hemos tenido diez mecánicos prácticamente toda la noche haciendo revisiones para que los aviones puedan volar desde el orto hasta el ocaso. Ellos están siempre silenciados, pero han sido fundamentales para que hayamos sacado esto adelante. Los aviones necesitan un mantenimiento muy importante cada vez que se meten en el mar.

-¿Cómo ha sido el trabajo en Sierra Bermeja?

-El trabajo ha sido muy emocionante. Lo hemos dado todo, ha habido 40 aeronaves en total entre aviones y helicópteros, los bomberos de tierra, el personal de mantenimiento…. Hemos tenido una actividad frenética.

-Se ha hablado mucho de la virulencia del fuego, ¿qué ha tenido de especial para ustedes?

Yo soy piloto desde hace 35 años y participo en extinción de incendios desde 1986, y le puedo decir que hay algo que está cambiando: los veranos son cada vez más largos y las etapas de temperaturas muy altas son más frecuentes y deshidratan las masas forestales. Vemos que son cada vez más agresivos y, aunque creo que tenemos las mejores organizaciones para la extinción de incendios a nivel mundial, estamos llegando a una etapa en la que algunas veces nos sentimos inferiores a las masas a la que nos enfrentamos. También cada vez hay más urbanizaciones en zonas forestales que dificultan la extinción, ya que son la prioridad y eso hace que se deje crecer el fuego por otras partes. Todos nos tenemos que concienciar de que algo está cambiando y cuando hay un tsunami de estas características no hay organización que pueda con ella. Yo he vivido en Chile y participé en uno de los incendios más graves conocidos por la humanidad: 700 kilómetros de humo y fuego que duró prácticamente un mes. Y eso ahora está llegando aquí. En esta ocasión nos ha ayudado la lluvia, aunque pienso, con toda seguridad, que antes de que llegara, el incendio empezaba a contenerse de verdad. Aunque luego la lluvia ha sido nuestro mejor aliado. Tenemos que entender que a lo mejor ya no nos podemos permitir masas forestales tan grandes y con tanta continuidad porque no están bien preparadas para este cambio que está llegando. Te hablo bajo mi humilde opinión de un piloto de extinción.

-¿A qué se refiere con que no nos lo podemos permitir?

-No quiero que se malinterprete, pero debemos tener muy claro que no hay capacidad en estas condiciones de temperaturas altas y vientos fuertes. El monte hay que ordenarlo para que se pueda defender, ya que la sociedad ha cambiado y no lo usa como antes. Un incendio de estas características genera su propio microclima y somos casi nada contra ese gran monstruo. Se habla de la limpieza, pero el monte no es un jardín; aunque sí se pueden ordenar con espacios. Los cortafuegos son de gran utilidad, pero en estos casos tampoco son definitivos. Tenemos que ser sinceros, pero no siempre podemos contra el fuego porque es mucho más fuerte que nosotros.

-¿Han vivido momentos muy complicados?

Lo más grave que ha pasado en este incendio es que hemos perdido a un compañero bombero. Momentos complicados los vivimos con mucha frecuencia, sobre todo cuando vemos que hay peligro para el personal de tierra y que nos requieren el apoyo. Para nosotros es muy complicado el momento en el que hay que realizar la descarga, ya que tienes que encontrar el punto en un escenario sin apenas visibilidad, con turbulencias extremas y el fuego acechando. En el avión se viven muchas y distintas sensaciones y sufrimos cambios anímicos bruscos, y por eso necesitas tener toda tu capacidad mental, para dar lo máximo de ti, y tener la máxima tranquilidad en una situación hostil. Si no consigues gestionar todas tus emociones, tu capacidad de decisión está absolutamente atrofiada. Al menos, y aunque vamos solos en el avión, la organización del Infoca hace que nos sintamos todos como una familia.

-¿Qué sintió cuando llegó la lluvia?

-En ese momento yo estaba en la base de Utrera. En un principio escuché viento fuerte y me preocupé un poco, pero después empiezas a escuchar la lluvia y … la sensación de euforia que sientes (para un momento, emocionado) y te entran ganas de llorar.

-¿Cómo afrontan desde el aire un trabajo de estas características?

-Depende del producto que llevemos. Cuando salimos, en el primer vuelo desde la base, llevamos productos retardantes que hay que cargarlos en tierra para hacer líneas químicas de defensa. Eso te permite hacer un trabajo indirecto porque el mismo producto hace de cortafuegos químico; es como ponerle una zancadilla para que después llegue el personal de tierra, que es el que definitivamente apaga el fuego, ya que nosotros sólo apoyamos. Después, cuando recargamos agua del mar, solemos apoyar las zonas en donde está el personal de tierra para bajar la intensidad de las llamas.

-¿Cuántas descargas puede hacer un avión anfibio?

-Cada uno de los aviones hacía una descarga de 3.000 litros cada siete minutos. En total habremos hecho unas 40 ó 50 al día, pero en el aire pierdes la cuenta de cuántas haces. En el aire hemos llegado a estar 13 aviones: siete del ejército y seis nuestros.

-¿Cómo se carga un hidroavión?

- Sí, se conoce como maniobra de 'scooping'. El agua se coge con una especie de cuchara que sale por la parte de los patines. El avión se carga en 12 segundos.

¿Es una maniobra compleja?

-Hemos tenido situaciones muy complicadas para cargar, ya que se nos cruzan las motos acuáticas y muchas embarcaciones dejan olas de agua, aunque hay que reconocer que la embarcación de la Guardia Civil siempre está pendiente de eso. Nos han criticado mucho porque dicen que nos acercábamos demasiado a los bañistas, cuando la realidad es que eran ellos los que se acercaban a nosotros para hacernos fotos y grabarnos vídeos. Hay que tener en cuenta que nosotros tenemos que cargar cerca de la orilla pero lo suficientemente alejados de las personas porque si lo hacemos mar adentro rompemos el avión.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Juan Carlos Gómez: «Desde el cielo, el incendio era dantesco; no se veía casi nada en un perímetro de 80 kilómetros»